Una presentación bipartidista de 27 legisladores exige al secretario de Estado Antony Bliken que aplique sanciones a Argelia por sus voluminosas adquisiciones de armamento ruso.
La carrera armamentista desatada por Argelia causa preocupación internacional tanto por sus efectos desestabilizadores en el Norte de África como impacto adicional que provoca en el conflicto armado entre Ucrania y Rusia al brindar un auxilio adicional a la economía rusa muy exigida por el esfuerzo bélico.
Argelia desde hace años es el mayor comprador de armas de África. Según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI), institución internacional dedicada a monitorear el gasto en defensa y las adquisiciones de armamento en el mundo, Argelia gasto en este rubro en 2020, 8.625,7 millones de euros.
Este monto implica un 20% del gasto total de África que fue de 43.000 millones.
Con referencia al gasto público total de Argelia, dicha cifra significa un 16,99%, cuando la media africana en este rubro es de 8,2%.
Además, implica el 6,7% del PBI argelino y una carga de 197 euros para cada argelino. Además, es dinero que no podrá ser invertido en sanidad, educación, viviendas e inversiones en infraestructuras civiles (cloacas, agua potable, caminos, etc.).
Pero lo más curioso es que el 91% de estos gastos corresponden a la compra de armamentos en Rusia, el resto a adquisiciones en Francia y España en ese orden.
Esta dependencia de los armamentos y del apoyo político de Rusia han sido algunas de las causas por las cuales Argel ha atendido el pedido de Moscú de no incrementar sus exportaciones de gas a la Europa comunitaria en medio de la actual crisis energética provocada por la guerra en Europa Oriental.
Precisamente, Rusia tiene en el Norte de África un importante mercado para su industria bélica. En los últimos cinco años, ha vendido en la región 4.632 millones de euros.
Pero, el año pasado ha suscripto un acuerdo con Rusia para la adquisición de armamentos sofisticados por valor de siete mil millones de euros. Es decir, que esa compra casi duplica el monto de las exportaciones rusas de armamentos a toda la región en los cinco años previos desestabilizando el balance militar en el Norte de África y desatando una feroz carrera militar en toda África.
Dentro de las adquisiciones argelinas de armas rusas de incluyen aviones cazas Sukoi 57, que convierten a Argelia en el primer país del mundo en adquirir este tipo de aviones que están en servicio en Rusia y que hasta el momento no se exportaban por motivos de seguridad.
Argelia también ha adquirido en Rusia la plataforma de defensa rusa S-400 (S 21 en su designación de la OTAN). Un sofisticado sistema de artillería antiaérea guiado por radar que el Kremlin solo ha vendido a otros seis países.
Además de armas, Rusia suministra al país magrebí entrenamiento militar conjunto. Este año, por primera vez Argelia participó de los ejercicios militares Vostok, que se realizaron en el extremo oriental de Rusia, alas orillas de los mares de Japón y de Ojotsk, juntamente con contingentes de las fuerzas armadas de India, China, Armenia, Kazajistán, Siria, Nicaragua, Laos, Mongolia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Tayikistán y Kirguistán, es decir, de los principales aliados internacionales del Kremlin.
Por último, Argel cuenta con el patrocinio ruso para integrarse al bloque de los BRICS, la alianza económica de los países emergentes que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Si finalmente Argelia sigue los pasos de Arabia Saudita, Turquía y Egipto, que pretenden unirse a Irán y Argentina como candidatos oficiales para integrar dicho bloque económico.
Recordemos que Argelia, se abstuvo de condenar la agresión rusa en la Asamblea General de la ONU y mantiene solidos lazos con Moscú.
Estas actividades diplomáticas y militares de Argelia han despertado honda preocupación en el Congreso de los Estados Unidos.
Primero fue el senador republicano por La Florida, Marcos Rubio quien pidió al presidente Biden la aplicación a Argelia de la Ley BL 44-115 que permite imponer sanciones económicas a los países que adquieren armamento en Rusia.
Ahora es un grupo bipartidista conformado por 27 legisladores encabezado por la legisladora republicana Lisa McClain quienes demandan al secretario de Estado Anthony Bliken la aplicación a Argelia de la Ley para Contrarrestar a los Adversario de los Estados Unidos a través de Sanciones (CAATSA), aprobada por el Congreso estadounidense.
Dicha normativa concede al presidente de los Estados Unidos la posibilidad de imponer sanciones contra las personas que deliberadamente “tomen parte en una transacción material con un funcionario perteneciente a los sectores de defensa rusos u opere para o en nombre de estos sectores o de la inteligencia del gobierno de la Federación de Rusia”.
El presidente de los Estados Unidos ha delegado la facultad de aplicar dicha norma en el secretario de Estado en consulta con el secretario del Tesoro.
Si la Administración Biden acepta las crecientes demandas del Congreso, el presidente Abdelmadjid Tebboune, el primer ministro Ayman Bin Abd al-Rahman y algunos de los altos mandos del Ejército Popular Argelino podrían recibir sanciones económicas.
Resulta evidente que la política agresiva y aventurera de Argelia no solo es un problema para los países africanos sino una fuente de creciente inestabilidad internacional.
Por lo tanto, debe ser contenida antes que derive en acciones violentas como las que se viven en el centro de Europa con la agresión rusa a Ucrania. Así, al menos parecen entenderlo los legisladores estadounidenses que demandan a su gobierno que tome cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.
Por el Dr. Adalberto C. Agozino