El economista Norberto Mourad nos presenta un duro panorama económico de la situación en que se encuentra Argentina al momento de elegir a su nuevo presidente.
En los últimos días, la catarata de noticias, estadísticas y datos de toda especie sobre la realidad argentina, aportó alguna información al menos curiosa, la cual señalaba un nivel de déficit fiscal primario – 1,3% del PBI- y un índice de desempleo – 6,2% de la población económicamente activa – propio de países con algunas dificultades, pero incompatible con la realidad que todos los días les toca vivir a los ciudadanos. Esta aparente incoherencia se refuerza cuando miramos la evolución de otras variables esenciales a la hora de medir la salud económica, por lo cual parece adecuado hacer algún análisis que nos permita sacar conclusiones
Lo primero que conviene tener en cuenta es el hard data proporcionado por el BCRA, el INDEC y algún otro organismo encargado de monitorear la evolución de las variables. En este orden podemos ver que durante el último año: (cifras en billones de pesos)
- La base monetaria creció desde 4.062.769 a 6.412.263, o sea un 58%, cifra de alguna forma parecida a los 2.300.000 de déficit fiscal enero- agosto, pero que desconoce
- Que la Argentina está al borde de incumplir con las metas del FMI para septiembre 2023 y todo el año
- Que a la ya difícil situación financiera se agregan los irresponsables anuncios del gobierno sobre gastos y recorte de impuestos, que amenazan desbordar cualquier previsión
- Que el acotado crecimiento de la Base Monetaria se ha logrado a costa del recurso leliq, notaliq y pases pasivos, deuda remunerada del BCRA que está fuera de control
- El burdo recurso de la deuda flotante del Estado, la cual se utiliza para demostrar cumplimiento a propios y extraños, y que para colmo ni siquiera figura en las estadísticas, ya que según la legislación no se considera por tratarse de deuda no instrumentada
- Que, para cumplir, o intentar cumplir, con el objetivo del 1.9% del PBI como déficit primario, se ha echado mano al recurso de “recortar el gasto real” y no el nominal – en línea con la metodología del FMI – lo cual permite “disimular el ajuste” pero conlleva confusión a la hora de medir consecuencias monetarias
- Que la bajísima demanda de dinero pone serias dudas sobre la relevancia de este factor a la hora de evaluar su importancia en el contexto macroeconómico
- La inflación durante los últimos 12 meses alcanzó la cifra de 138,3 %, lo que ratifica la caída vertical en la demanda de dinero y la percepción de emisión potencial o efectiva por vías diversas
- La emisión responde no solo a los adelantos al tesoro nacional, sino que involucra aspectos como la “prima” otorgada arbitrariamente a ciertos sectores (soja, maíz, economías regionales y otros) contra la liquidación de divisas, y el colosal monto de intereses que se deben abonar sobre los pasivos remunerados del Central (actualmente cerca de los 1.8 billones mensuales, o sea el 28% de la base monetaria al mes)
- El monto abrumador de los pasivos remunerados del BCRA, que representa una emisión monetaria adicional en potencia del 234% de la base monetaria actual
- Los pasivos remunerados del Central alcanzaron la astronómica cifra de 21. 403.272, contra un monto de 8.239.118 hace 12 meses, un crecimiento anual del 160% que se aceleró en los últimos 3 meses, y que implicó un crecimiento de pasivos totales-remunerados y no remunerados- del 126% en el año.
- La espiralización de las cifras se debe a la costosísima política de esterilización de fondos que practica el Central pagando tasas prohibitivas
- Se evita la expansión monetaria a través de un mecanismo perverso que transforma la emisión sin respaldo – pasivos no remunerados del BCRA- en otros remunerados para lograr el rescate transitorio de los primeros
- Todo el sistema bancario argentino, a su vez, es absolutamente dependiente de las colocaciones en instrumentos financieros del sector público (BCRA y Tesoro), ya que es la única forma de seguir abonando las desorbitantes tasas que se pagan a los ahorristas, las cuales también fija el BCRA como instrumento de su política monetaria.
- A la exigua participación del crédito al sector privado, se suma una creciente dolarización de las carteras por motivos políticos y financieros, ya sea de los bancos como de los ahorristas.
Estas cifras cambian por minuto en las cuentas públicas argentinas, así que al momento de escribir esta nota ya podrían estar desactualizadas
Lo segundo que conviene observar es el desempeño de la economía real, las reservas internacionales, la deuda externa bruta y la deuda pública total
- Las últimas cifras del comportamiento de la economía real, nos hablan de una caída de alrededor del 2 % entre el primer semestre de 2023 y el primer semestre de 2022, y se espera una caída del 3% para todo el año en relación con el 2022. Si bien gran parte de esto se debió a la sequía, muchos otros rubros siguieron este comportamiento, siendo los menos afectados aquellos con intervención significativa del Estado
- Las cifras de pobreza aumentaron desde el 36.5% en el primer semestre de 2022 al 40,1% % en el primer semestre del 2023
- Las reservas internacionales a septiembre de 2023 sumaban 27.425 millones de dólares; 10.000 millones de dólares menos que un año antes. Las reservas netas son negativas entre 6.000 y 10.000 millones de dólares, dependiendo de cómo se calculan
- Existe una deuda con proveedores extranjeros que se ha venido acumulado, y que asciende a la fecha a 43.000 millones de dólares. La negatividad de las reservas, por lo tanto, superaría los 50.000 millones de dólares
- La deuda externa bruta total (pública y privada, en moneda extranjera) alcanza los 276.201 millones de dólares, alrededor de 1400 millones más que un año atrás
- La deuda pública total, en pesos y en moneda extranjera, está en 450.000 millones de dólares cuando consideramos los pasivos remunerados (leliq, notaliq y pases) del BCRA. Esto equivale casi al 100% del PBI, aún más si consideramos la deuda externa privada
Finalmente, podemos destacar algunas cifras que resumen la situación
- El tipo de cambio informal a la fecha de este informe alcanza los 1.000 pesos por dólar, estando el resto de las cotizaciones libres de dicha moneda en valores similares. La suba en el último año fue del 250% en varios de los 12 mercados surgidos de la política cambiaria
- El riesgo país, la medida de riesgo que los actores internacionales atribuyen a la Argentina, oscila entre 2.500 y 2.700 puntos, lo que implica llanamente que cualquier negocio financiero orilla el default.
- La tasa de plazo fijo a 30 días alcanzó el 133% anual, mientras la tasa de leliq llegó al 145% anual, en medio de una masiva salida de depósitos y creciente dolarización
- El déficit financiero del último año alcanzó al 4.23% del PBI, debiéndose aplicar gran parte del financiamiento en pesos a la cancelación de la deuda existente
Conclusiones
De este torbellino de cifras que revelan contradicciones y oscuras expectativas, podemos concluir que existe, en el mejor de los casos, una manipulación de los datos con el objetivo de presentar un panorama algo más ordenado a la fecha de las elecciones.
En cuanto a las cifras mencionadas al inicio de esta nota, es obvio que el déficit fiscal potencial y el gasto público real están lejos de los valores que se pretende hacer creer. Entre otros, el truco de “diferir” pagos y erogaciones es consecuencia del método de “lo percibido” que utiliza el FMI y otros órganos de control
Asimismo, las cifras de desempleo son harto dudosas, ya que dependen de factores como Población Económicamente Activa (gente que trabaja y/o que busca trabajo), empleo público (muchas veces subempleo y/o de escasísima productividad) y trabajo informal (fuera de las estadísticas). A esto hay que agregar la licuación de los salarios e ingresos producto de la degradación del peso argentino, que se refleja en los índices de pobreza e impide, entre otros, el acceso a bienes durables y vivienda -propia o alquilada- a gran parte de la población
La “magia contable”, si bien puede ser aceptada por el FMI y consumida por el gran público, no puede soslayar, al menos para los que monitoreamos permanentemente la realidad económica, el caótico futuro en ciernes si no se toman medidas urgentes y se elige una administración responsable