Desde hace mucho tiempo, Irán interviene en el Magreb en un intento por difundir el chiísmo radical y expandir su influencia en África a través de una alianza con Argelia y con los separatistas del Frente Polisario.
Pocos ponen en duda de que la República Islámica de Irán constituye un factor de desestabilización a nivel global. En ocasiones desarrollando un belicoso programa de armas nucleares y en otros casos suministrado sus drones de combate a Rusia para que los emplee en su invasión a Ucrania y a los rebeldes hutíes para que los utilicen en la guerra civil de Yemen.
Al parecer, nada de esto es suficiente para Teherán. Ahora pretende convertirse en un actor más en el Conflicto del Sáhara.
Desde hace tiempo, Irán proporciona armamento y entrenamiento militar a las milicias separatistas del Frente Polisario a través de la organización terrorista libanesa Hezbollah.
El grupo terrorista libanes es un antiguo conocido de los argentinos. Según la justicia argentina, Hezbollah, en complicidad con funcionarios del aparato de inteligencia y del servicio diplomático de Irán, llevaron a cabo los sangrientos atentados de la Embajada de Israel en Buenos Aires (17 de marzo de 1992) y de la Asociación Mutual Israelita en Argentina -AMIA- (18 de julio de 1994). Ambos ataques explosivos provocaron al menos 114 muertos y 542 heridos en total.
Estos atentados terroristas en Argentina fueron los únicos hechos de violencia islamista que se produjeron en América Latina hasta el momento.
Por otra parte, la agencia antidrogas de los Estados Unidos, “Drug Enforcement Administration” -DEA- considera que Hezbollah cuenta con extensas redes en América del Sur dedicadas al tráfico de drogas, lavado de dinero, tráfico de armas, contrabando y otros negocios ilícitos para financiar parte de las actividades terroristas del grupo.
Recientemente, las actividades clandestinas de Irán en Argentina cobraron nueva actualidad por el arribo, el pasado 6 de junio, de un avión Boing 747, con matrícula venezolana YV3531, perteneciente a la empresa venezolana Emtrasur, tripulado por 14 militares venezolanos y cinco militares iraníes perteneciente a la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, según sus siglas en inglés). Esta organización paramilitar ha conformado una suerte de Estado paralelo dentro de Irán actuando como nexo entre la cúpula del poder persa y los diversos grupos terroristas dependientes de Teherán a quienes entrena y suministra armamento.
La aeronave, que originariamente había pertenecido a empresa iraní Mahan Air (y antes de ello a Qeshm Fars Air), fue empleada para trasladar armamentos a diversos grupos terroristas. Debido a ello los Estados Unidos aplicaron sanciones a Mahan Air y solicitaron el embargo del avión al gobierno argentino.
Finalmente, la justicia argentina retuvo al avión, a cuatro tripulantes iraníes y a tres venezolanos por sospechas de estar vinculados a actividades ilícitas. Entre los iraníes retenido se encuentra el piloto Gholamreza Ghasemi. Sobre este individuo pesan las mayores sospechas de su participación en actividades terroristas y a quien se le secuestró un celular donde figurarían conversaciones amenazando con cometer un “genocidio” en Argentina.
En medios de inteligencia argentinos existe la firme sospecha de que la presencia del avión en la región estaría vinculada a actividades iraníes relacionadas con el terrorismo o el narcotráfico, especialmente en la zona sin ley de la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), donde reside una gran comunidad chií.
IRÁN EN EL SÁHARA
El 1º de mayo de 2018, el canciller marroquí Nasser Burita denunció que Irán llevaba dos años proporcionando entrenamiento militar al Frente Polisario a través de Kassim Tajideen, un empresario libanés vinculado a Hezbollah y que también había armado a los separatistas con misiles de fabricación soviética SAM-9, SAM-11 y 9K 34 “Strela 3”.
Esto llevó a una nueva ruptura de relaciones entre ambos países. La anterior se produjo en 2009 por el rechazo marroquí a los intentos iraníes de reclutar ciudadanos marroquíes para incorporarlos a sus redes terroristas.
La actual crisis se desató por declaraciones realizadas por el supuesto ministro del Interior de la inexistente República Árabe Saharaui Democrática y miembro del Politburo del Frente Polisario, Omar Mansour, durante una visita a Nuakchot, Mauritania, declaró ante un grupo de miembros de su tribu, Oulad Dleim, que “el ejército saharaui pronto utilizará drones armados en la guerra de desgaste del Sáhara Occidental.”
Recordemos que el Frente Polisario declaró roto el alto al fuego controlado por las fuerzas de la MINURSO desde 1991, debido a que las Fuerzas Armadas Reales (FAR) expulsó a sus milicias del paso de El Guerguerat y de la zona de amortiguación en la frontera entre Marruecos y Argelia, en noviembre de 2020.
La frustración de los separatistas y de sus socios argelinos creció exponencialmente cuando un mes más tarde los Estados Unidos reconocieron la soberanía marroquí sobre su Sáhara y más tarde cuando España se sumó a este reconocimiento.
Para disimular su impotencia los dirigentes del Polisario no tuvieron mejor idea que inventarse una guerra. Desde entonces los despachos de la agencia oficial de prensa argelina (APS) describen inexistentes “ataques mortales y destructivos contra las FAR.”
Es así, como caso dos años más tarde, al 3 de octubre de 2022, la APS ha consignado 648 de esos “mortíferos” e inexistentes ataques.
Por lo tanto, es muy probable que los drones en manos de los separatistas polisario sean tan imaginarios como sus ataques contra las FAR.
Especialmente, porque el anuncio lo realizó el “ministro del Interior” y no el secretario General del Frente Polisario, Brahim Ghali, ni su ministro de Defensa Mohamed Lamine Bouhali o su ministro de Relaciones Exteriores Mohamed Salem Ould Saleck.
No obstante, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes en el Exterior, Nasser Bourita, se tomó con seriedad la adquisición de drones militares por parte del Polisario. El lunes 3 de octubre, durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo yemení en Rabat, advirtió: “contra la adquisición de drones armados por parte de grupos terroristas y separatistas”, apuntando a la injerencia de la República de Irán en varios países árabes. “El régimen iraní es el patrocinador oficial del separatismo y los grupos terroristas en varios países árabes”, señaló Nasser Bourita, y agregó que el apoyo de Teherán “a los actores armados no estatales representa una amenaza para la paz regional e internacional”.
El anuncio de Omar Mansour no fue negado ni confirmado por el Frente Polisario ni específicamente por Irán.
La respuesta del régimen chií, se redujo a una declaración emitida por el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, quien tras rechazar las acusaciones de Bourita, comentó en tono irónico: “En lugar de jugar a culpar y lanzar acusaciones infundadas contra la República Islámica de Irán, sería mejor que se preocupará y se responsabilizara de la inseguridad que amenaza a los países y naciones de la región debido a la normalización con el régimen sionista del apartheid”, remarcó en referencia a las fluidas relaciones de Marruecos con Israel, con quién firmó casi un año un sustancioso acuerdo de cooperación militar.
CONCLUSIONES
Aunque el “anuncio” de Mansour sea tan solo un “farol” para darse importancia frente a los notables de su tribu, el tema puede tener peligrosas repercusiones.
Por un lado, proporcionará nuevos argumentos a los legisladores estadounidenses que presionan a la Administración Biden para que imponga sanciones a Argelia por sus adquisiciones de armamentos rusos y por desatar una carrera de armamentos en el Magreb.
Tampoco puede descartarse que Irán decida abastecer al Frente Polisario con sus drones Shahed 136 (Testigo en farsi) que tienen un alcance operativo de 2.000 a 2.500 km en vuelo de baja altura a una velocidad de 180 km. Anteriormente hemos mencionado que, Teherán entregó este tipo de armamentos a los rebeldes hutíes en Yemen y a las fuerzas rusas en Ucrania, así que bien podría Irán decidir hacer lo mismo con el Polisario en represalia por los mayores vínculos entre Rabat y Tel Aviv.
Por lo tanto, verdadera o falsa la versión de los drones iraníes en manos del Frente Polisario constituye un alarmante incremento en las cada vez mayores tensiones en el Norte de África.
Resulta evidente, para la mayoría de los observadores internacionales, que los drones iraníes no pueden llegar a manos del Ejército Popular Saharaui sin la aprobación y complicidad del gobierno argelino. Incluso, seguramente será Argel quien pague a Teherán por estas armas.
Por otra, parte un posible ataque con drones iraníes desde territorio argelino constituiría un “acto de guerra” que obligaría a Rabat a dar algún tipo de respuesta militar y posiblemente será el comienzo de una escalada bélica en la región.
Por el Dr. Adalberto C. Agozino