Por el Mag. Norberto Mourad
¿NUEVA CRISIS SISTEMICA O MERO REACOMODAMIENTO?
Luego de un 2022 particularmente movido, la salida de la pandemia y el conflicto ruso -ucraniano pusieron finalmente su sello en este 2023. Algunos acontecimientos previsibles, pero no por eso menos sorpresivos, comenzaron a manifestarse a partir del 10 de marzo desatando una ola de inquietud.
El Silicon Valley Bank (SVB), numero 16 de los Estados Unidos, se declaró insolvente al momento de enfrentar un retiro masivo de depósitos, lo que sucedió luego de anunciar la necesidad de cubrir pérdidas por más de USD 2,000 millones. Lo que llevó a esta situación, sin embargo, no es algo que podría catalogarse como desconocido para los agentes económicos. Detrás de este proceso están los 2 factores que han condicionado desde siempre la evolución de los mercados: costo del dinero y percepción del riesgo global
El circuito que interconecta estos factores y culmina con el resultado conocido se describiría, sucintamente, así:
- La pandemia trajo una sobre emisión monetaria que impulsó un desequilibrio macro a nivel mundial
- El conflicto en Ucrania y las sanciones de Occidente alteraron los precios de las commodities, lo que confluyó, con una vigorosa demanda al término de la pandemia
- La combinación de los factores anteriores impulsó la tasa de inflación global, alcanzando niveles inéditos en los últimos 40 años.
- Simultáneamente la percepción del riesgo global creció dramáticamente, afectando a starts up e incrementando el retorno esperado sobre flujos de fondo ya sujetos a revisión
- La consecuencia fue un inevitable aumento de las tasas de interés y la caída del valor de las acciones del sector tecnológico, principal receptor de los fondos de riesgo.
- En el año 2023, las entidades bancarias cuya estructura de capital e inversiones las hacían especialmente vulnerables a los factores antes mencionados, comenzaron a sentir el impacto
- El SVB poseía una estructura de pasivos compuesta por grandes depositantes (aproximadamente 30,000), con 4.000.000 de dólares promedio cada uno. Esto implicaba que la mayoría de las acreencias de cada inversor no estaba cubierta, ya que la corporación de seguros de depósitos (FDIC) cubre hasta 250.000 dólares por depositante
- A su vez, la mayoría de sus activos estaba formada por préstamos y participaciones en empresas tecnológicas, lo que financieramente terminó por constituir un escenario sombrío
- El detonante de toda la situación fueron los bonos a largo plazo que el SVB poseía en su cartera. Ante la suba de la tasa de interés, los mismos perdieron valor por tratarse de instrumentos a tasa fija. A su vez, los retiros de los depositantes a causa de la situación prexistente obligaron a su venta, habiendo reflejado de otra forma solo una perdida contable.
- Con el objetivo de cubrir la pérdida, el banco decidió hacer una suscripción de acciones por USD 2250 millones, lo cual generó pánico en los clientes que optaron por retiros masivos
A partir de ese momento, la crisis comienza a autoalimentarse, generando reacciones diversas:
- Otro banco más pequeño en situación similar, el Signature Bank, en también debió ser cerrado
- Los reguladores entregaron los Bancos al FDIC para gestionar la devolución de depósitos
- La Reserva Federal y el Gobierno de USA anunciaron, además, que se devolverían TODOS los depósitos, aun aquellos no cubiertos por el seguro de FDIC, y en ambos bancos quebrados
- La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, Jerome Powell de la Reserva Federal y hasta el mismo presidente Joe Biden, debieron salir a calmar a los depositantes para evitar que se extienda el pánico y afecte a otras entidades en situaciones similares
- Simultáneamente, un grupo de 11 bancos liderados por el Morgan Chase, Bank of América, Citigroup y Wells Fargo, salieron a rescatar al First Republic, el banco número 14 de USA por valor de sus activos. – Le aportaron USD 30.000 millones, en el marco de un acuerdo alcanzado con las autoridades gubernamentales, presumiblemente de fondos que fueron a depositarse en estas entidades huyendo de los bancos más comprometidos
- Si bien la crisis parece estar contenida en USA, nuevamente las autoridades han debido hacer esfuerzos extraordinarios para mantener la confianza en el sistema financiero. Aunque en esta ocasión el rescate fue menos generalizado que en 2008, optando por cubrir a los depositantes, pero no a bonistas y accionistas, no existe un criterio generalizado para lidiar con estas crisis en distintos momentos, lugares y circunstancias. Todo parece indicar que la banca no se sostendría en última instancia sin la participación activa del Estado.
Una de las formas para prevenir la ocurrencia de estos fenómenos es la clasificación de las entidades en aquellas de Importancia Sistémica Mundial (EISM), Otras Entidades de Importancia Sistémica, las cuales tienen repercusiones nacionales (OEIS) y entidades menores
Esta clasificación permite determinar qué entidades serán requeridas con un colchón de capital adicional, cuya magnitud es proporcional al efecto sistémico que produciría su caída. A su vez, este colchón extra sobre el requerimiento legal y técnico actúa como una suerte de compensación al seguro virtual ofrecido por los Estados en casos de crisis (Too big to fail)
La situación actual recoge parte de este enfoque, aunque ahora la crisis parece haberse trasladado a Europa, donde el tratamiento ha sido algo diferente
Los bancos europeos tradicionalmente han hecho gala de una solvencia mayor, pero la globalización y el temblor sistémico han comenzado a afectar a ciertas entidades. Es así que el Credit Suisse, un gigante bancario suizo con 160 años de historia, sufrió a partir del martes 14 de marzo de 2023 un embate final que obligó a la intervención del Banco Nacional de Suiza. El banco arrastraba un sin fin de problemas desde el 2021, y el reconocimiento de debilidades en el balance junto con la decisión del Saudi National Bank (SNB), principal accionista, de no aportar más fondos, precipitó la caída.
La crisis también parece estar alcanzando a los bancos alemanes y franceses. En primer lugar, el Deutsche Bank, otra institución que ha pasado por múltiples reestructuraciones y diversos cuestionamientos legales, tuvo una dramática pérdida de su valor de mercado, con caída de hasta 15% en el valor de sus acciones, aunque no fue el único. También experimentaron pérdidas el Commerzbank y el Société Générale. ¿Pero en qué se diferencia esta crisis de la sufrida por los bancos americanos?
Es bueno señalar previamente que, en principio, la crisis bancaria actual y la ocurrida en el 2008 tienen orígenes diferentes. Lo que ocurre en estos días, como ya hemos mencionado, obedece a un aumento del costo del dinero y la percepción incrementada del riesgo global. La crisis del 2008, en cambio, se debió a la baja calidad de los activos bancarios, concretamente las hipotecas sub-prime.
Los bancos americanos no pueden ser hoy señalados como tenedores de activos de baja calidad, a lo sumo como inversores en mercados volátiles o desarrollos empresariales de largo plazo. En esta situación, las variaciones en el contexto macroeconómico tienen una influencia determinante
Distinta es la situación de los bancos europeos. En este caso, más allá del nerviosismo global y los lógicos arbitrajes, las entidades más afectadas parecen responder a situaciones que solo marginalmente tienen que ver con lo que ha estado ocurriendo. El Credit Suisse, y en menor medida el Deutsche Bank, han sido alcanzados por la crisis como un elemento más en su deterioro empresario ¿Cómo se ha reflejado entonces la crisis en Europa?
- Salvo el caso del Credit Suisse, los bancos europeos no perdieron depósitos en forma significativa, habiéndose visto afectado en especial su valor de mercado. Parte de este deterioro esta impulsado por el aumento del valor de los swaps de incumplimiento crediticio, lo que refleja la preocupación de los inversores
- Las autoridades suizas aplicaron criterios acordados por los reguladores bancarios de la eurozona luego de la crisis del 2008, llevando adelante un rescate mixto con cargo parcial a bonistas y accionistas, por una parte, y participación de los contribuyentes a través del gobierno suizo y el Banco Nacional de Suiza por la otra. Bajo la supervisión de las autoridades suizas, se negoció la compra del Credit Suisse por el UBS, la otra entidad financiera líder del país, el cual compró las acciones del banco fallido por 3.041millones de francos – sensiblemente inferior al valor de mercado del día anterior – aportando a su vez el sector público 9.000 millones de francos de garantías públicas como esquema anti pérdida- También se activarán 16.000 millones de francos de deuda convertible en acciones de la fallida para capitalizar la entidad, y se pone a disposición de la fusión una línea especial del Banco Nacional de Suiza por 100.000 millones de francos para cubrir eventualidades. Como dijéramos, será entonces en parte un bail-in (rescate con cargo a bonistas y accionistas) y en parte un bail -out ( rescate con cargo al contribuyente)
- Al día de la fecha la situación parece estar controlada y circunscripta al Credit Suisse, ya que los analistas estiman que el Deutsche Bank ha atravesado exitosamente un proceso de saneamiento que le permitiría superar las presentes circunstancias
Dado el panorama general anteriormente descripto, la crisis actual parecería no exceder el marco del necesario reacomodamiento que el sector financiero a nivel mundial debe enfrentar, en base a la reciente situación política y económica
En toda economía desarrollada, no es de sorprenderse si empresas y entidades financieras sufren colapsos y avatares propios de la dinámica capitalista. Hay que rescatar, sin embargo, la actitud de los entes reguladores, que si bien no han dado con una fórmula común para lidiar con situaciones como la actual, al menos han conseguido contener sus consecuencias y permitir un rápido recupero