Los indicios esclavistas en la Ley Fundamental norteamericana se encuentran esgrimidos en los aspectos económicos y políticos de la misma. Estos dos motivos fueron los que dieron lugar a que dicha institución social (esclavitud) sean postergadas para el futuro, ya que el motivo de mayor importancia era consolidar la unión de los estados (Sur y Norte) y así como también constituir una base económica fuerte que tuviese como principal motor el comercio exterior a fin de competir contra las potencias europeas (entre ellas la madre patria Gran Bretaña). Esto tuvo como principal efecto no alterar el sistema económico de los Estados del sur, lo que llevo a la tolerancia de la esclavitud. Es de gran importancia recordar que dicha práctica era el sistema económico principal de estos Estados, por lo cual, la lógica era clara: No se podía construir en la constitución marcos legales que atenten contra esa institución social, porque la capacidad económica de la futura unión que enfrentaría a la Corona Británica se vería en serios problemas. Junto con ello, la constitución se enfocó en ser el sustento federal para consolidar la república, y en este proceso de formación no podían advertirse elementos que perturbasen el principal objetivo de los padres fundadores. Debido a estas reseñas históricas podemos concluir que efectivamente la constitución fue pro esclavista, ya que el interés de la igualdad real entre los individuos fue algo meramente nominal –sólo una declaración moral y no política- dado que había enfermedades políticas más importantes que resolver y que requerían de esta institución y de sus frutos económicos para así finalmente conseguir lo que tanto anhelaban: su libertad.
Madison advierte que el carácter faccioso pertenece a la naturaleza del hombre, por ende, es un mal en sí mismo que toda estructura política debe ser capaz de solventar, allí se manifiesta la cuestión que los padres fundadores de los Estados Unidos tuvieron que dilucidar. Es posible decir que este faccionalismo no constituía ni más ni menos que las diferencias entre el sur y el norte del actual territorio norteamericano, dichas discrepancias radicaban en concepciones opuestas respecto de la materialización del trabajo. Pero el hecho de que sean opuestas no implicó que no fuesen necesarias para la epopeya independentista que los intelectuales revolucionarios estaban planeando.
Ahora bien, la pregunta, ¿Cómo sortear y superar las dificultades que el faccionalismo traía consigo? La respuesta es más que interesante; el remedio que filtro y depuró a la facción, es decir, aquel elemento institucional que fue capaz de imponer un límite a esta problemática, que imposibilitaba la unión, no fue ni más ni menos que la Constitución. Tanto el sur como el norte acordaron constitucionalmente ciertas cuestiones que permitieron el estado de la unión y lógicamente dieron paso a la consolidación del comercio, tanto interna como externamente.
Esto implica, que la República-teniendo en cuenta que de por sí es facciosa- fue el remedio para las problemáticas y disyuntivas que se presentaron en los Estados del norte hacia finales del siglo XVIII.
Por otra parte, la extensión a lo largo de todo el territorio de los ideales que la constitución propugnaba canalizó –o al menos intentó- tolerar distintas concepciones ideológicas para así eliminar el faccionalismo y consolidar la tan soñada unión.
Sin embargo, con esta construcción quienes lógicamente cayeron en una situación poco ventajosa, fueron los esclavos, porque la “Revolución Independentista”, no fue para todos, sólo fue para los blancos. Pero esta batalla que las ex colonias británicas ganaron, tuvo como uno de los principales motores al sistema económico del sur (esclavismo), y esto constituye la paradoja de la revolución.
Efectivamente, se logró controlar el ímpetu faccioso con una herramienta política pero no igualitaria.
En el precedente británico Somerset v. Stewart, la cuestión principal gira en torno a la decisión de Lord Mansfield, el cual sentenció que un esclavo no podía ser extraditado del territorio inglés en contra de su voluntad, a pesar de las opiniones de las personalidades más influyentes de la Corona –como York y Talbot – quienes consideraban que los esclavos eran objetos de propiedad. Este, impulsó y alimentó el movimiento abolicionista, no sólo en la propia patria de los Mares del Norte, sino que también cruzó los océanos y desembarcó en los futuros estados de la unión. Pero su influencia en el período independentista y revolucionario también fue de gran importancia, ya que impulsó incluso al Tribunal General a confirmar la sentencia del entonces cuestionado Lord, sin embargo, los discípulos del rey –como era de esperar- siempre vetaban estas decisiones. La esclavitud era un mal necesario. Cuando se inicia verdaderamente el contexto de revolución, las colonias del sur no estaban muy conformes con lo que el fallo Somerset implicaba. Su economía, como ya es de saber, se regía por la institución de la esclavitud, por lo tanto, no convenía que dicho precedente tomara tanta importancia. Cuando nos referimos a los pactos constitucionales entre ambos sectores –sur y norte- lo que buscamos apuntar, es que el caso Somerset quede un tanto relegado para el futuro.
Hay cuestiones más importantes para debatir y discutir: la unión y el comercio. Si bien, la constitución planteó una declaración de igualdad, esta no era tan igualitaria, porque no había incorporado subliminalmente la doctrina del piso de derechos básicos para los esclavos. Una vez más, se comprueba que evitar conflictos entre el sur y el norte era la premisa fundamental, pero el hecho de debatir en el futuro la esclavitud, terminó por generar consecuencias más graves, es decir, La Guerra Civil, donde el abolicionismo, triunfó. La mano de obra contratada era un hecho. Pero eso no significó que a finales del siglo XVIII, “El fin haya justificado los medios”. Este corto pasaje, tan simple en las palabras que utiliza simboliza y sintetiza la historia norteamericana del periodo contextual mencionado en la pregunta anterior. Pero ¿A qué se debe ello? Sencillo; hasta no lograr la independencia y la unión, era necesario mantener un sistema económicamente fuerte, el cual no podía advertir ningún signo de falencia y para que ello ocurriera fue necesario pactar y acordar ciertas cuestiones que debían y no debían incorporarse en el texto constitucional, a fin de “conformarse entre ellos mismos”.