Situada en el estratégico Cuerno de África, la República Federal de Somalia es un Estado seriamente afectado por el cambio climático y acosado por la violencia política, donde veinte millones de personas enfrentan un serio riesgo alimentario.
La mayoría de los latinoamericanos solo conocen Somalia por la célebre película de Ridley Scott, de 2001, “La caída del Halcón Negro”, que recrea los más duros combates ocurridos entre el 3 y 4 de octubre de 1993, en el transcurso de la llamada “Batalla de Mogadiscio”.
En esos combates perecieron dieciocho soldados estadounidenses (hombres de las fuerzas especiales de Rangers y Fuerzas Delta), otro fue secuestrado y un militar malayo también resulto muerto.
Además, un centenar de soldados estadounidenses, malayos y paquistaníes resultaron heridos.
Las bajas entre los combatientes leales al jefe de clan tribal Mohamed Farrah Aidid nunca fueron reveladas pero se estiman entre 350 y 500 combatientes.
Lamentablemente, Somalia también es noticia frecuentemente por las muertes por hambre y debido a los sangrientos atentados terroristas llevados a cabo por el grupo yihadista Al-Shabaab.
Somalia, es el país más oriental de África. Sus algo más de 600.000 km² están mayoritariamente constituidos por desiertos y sabanas sólo aptos para ganadería de trashumancia (origen del 40% del PBI) y una precaria agricultura de subsistencia.
El país está situado en la punta de una región conocida habitualmente como el “Cuerno de África” (debido a su parecido en el mapa con un cuerno de rinoceronte) que comparte con Etiopía y el minúsculo Yibuti.
Uno de los países más pobres del mundo, Somalia carece prácticamente de recursos naturales, la mayor parte de su población tiene menos de 25 años y un muy bajo nivel de instrucción formal y su economía ha sido desgastada por el cambio climático y tres décadas de guerra civil.
El 1 de julio de 1960, las colonias de la Somalia Italiana y el Protectorado de la Somalia Británica se unieron formando la República de Somalia.
En 1969, un golpe de Estado deriva en la muerte del presidente Abdirashid Ali Shermarke y el establecimiento de la dictadura socialista de Mohamed Siad Barre inicialmente ligada a la Unión Soviética. Siad Barre se mantuvo en el poder hasta 1991, en que un nuevo golpe de Estado lo obligó a refugiarse en Nigeria.
La caída de la dictadura de Barre abrió pasó a una prolongada guerra civil que asumió al país en el caos, la violencia y las hambrunas frecuentes.
Finalmente, después de muchas luchas e intervenciones militares extranjeras, el 15 de mayo de 2022, se realizaron elecciones presidenciales donde resultó electo Hassan Sheikh Mohamud.
El nuevo gobierno debe enfrentar una grave sequía después de tres años sin lluvias, que afecta muy seriamente la ganadería que es la principal actividad económica del país y que provoca desnutrición y hambruna.
Según el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, debido al cambio climático en el Cuerno de África están al borde de la hambruna veinte millones de personas. Siete millones de esos hambrientos viven en Somalia.
Para colmo de males, la guerra ruso – ucraniana a incrementado el precio de los alimentos. Somalia importaba el 20% del trigo que consumía de estos dos países.
Por último, el nuevo gobierno somalí enfrenta el desafío del terrorismo yihadista de Al- Shabaab, la franquicia de Al Qaeda en la región controla las áreas rurales del país, en especial en el Sur y periódicamente sacude la tranquilidad de Mogadiscio, la capital somalí con cruentos atentados indiscriminados.
Harakat ash-Shabaab al Muyahidín (Movimiento de Jóvenes Muyahidines) también conocido como Al-Shabaah se convirtió en 2012 en la franquicia de Al-Qaeda. Como todos los grupos yihadistas extremos promueve la aplicación estricta de la sharía o ley islámica. Desde 2008, el grupo fue inclinado en la lista de organización terroristas del Departamento de Estado.
El líder de este grupo terrorista es Ahmed Diriye, cuyo nombre real es Amed Umar, nacido en 1972 en Celbuur, Somalia. Asumió la conducción del grupo en septiembre d 2014, después que el fundador Ahmed Abdi Godane muriera en un ataque aéreo de las fuerzas estadounidenses. El gobierno de los Estados Unidos ofrece una recompensa de seis millones de dólares por información que conduzca a su captura.
Según la CIA estadounidense el grupo Al Shabaab tendría en sus filas entre 7.000 y 12.000 combatientes.
El último atentado de envergadura realizado por Al Shabaab se produjo el sábado 19 de agosto sobre el hotel Hayat, un céntrico ámbito de reunión frecuentado por políticos, diplomáticos y corresponsales extranjeros.
Después de la detonación de dos coches bomba, los combates entre terroristas y fuerzas de seguridad somalíes (en especial las fuerzas de élite Haramacad entrenadas en Turquía) se prolongaron por treinta horas y dejaron un saldo de 21 muertos (entre ellos dos ciudadanos noruegos) y un centenar de heridos.
Desde su independencia en la década de los sesenta, Somalia a vivo bajo una dictadura militar o en guerra civil. La frágil democracia actual se debate entre las tensiones políticas propias de un proceso de transición hacia la democracia, la crisis alimentaria provocada por la sequía y el cambio climático y los ataques del terrorismo yihadista que convierten al país en un débil Estado Fallido.