La actualidad económica argentina a partir de la asunción del abogado Sergio Massa del ministerio de Economía en la visión del economista Norberto Maurad.
Cuando de la economía se trata, no podemos olvidar que es hija dilecta de la filosofía y la política, siendo entonces sus bases y postulados aquellos que genéticamente le han transmitido sus mayores.
Es así que básicamente existen dos tipos de enfoques sobre los que giran el accionar en esta área: El liberal ortodoxo y el keynesiano intervencionista heterodoxo. A su vez, cada uno de ellos puede tener diversos grados de aplicación, sustentándose principalmente en una amplia base liberal el desenvolvimiento económico de las naciones desarrolladas, y en una plataforma fundamentalmente heterodoxa la mayoría del resto de los países.
Puede verse claramente entonces que las naciones en vías de desarrollo orientan el herramental económico en función de objetivos políticos e ideológicos, y en ese sentido, la Argentina no es la excepción.
A principios de agosto del 2022, el Frente Renovador de Sergio Massa, una de las tres vertientes del Frente de Todos, asumió de hecho la conducción política del país. Massa fue ungido como superministro de economía y virtualmente como presidente de la Nación. La condición para semejante concesión fue que reencauzara una economía al borde del abismo- o en el abismo y cayendo- para permitir al gobierno kirchnerista terminar su mandato sin el estigma de haber destruido la Nación. En orden a avanzar con tal compromiso, se le dio al massismo una suerte de carta blanca para alcanzar el objetivo.
A casi un mes de los acontecimientos mencionados, es interesante hacer un repaso de las medidas y políticas implementadas por esta conducción, ver su grado de racionalidad y cuáles son las chances de su efectivo cumplimiento. Las medidas comprenden básicamente cuatro frentes: Fiscal, Externo, Monetario y Social
Estas medidas intentan alcanzar un objetivo prioritario: Cumplir el acuerdo firmado con el FMI, quizás el último elemento que sostiene al país dentro del sistema de relaciones internacionales. De las áreas mencionadas, nos focalizaremos primordialmente en la primera y la tercera, ya que salvo alguna excepción, el área externa y el área social siguen los lineamientos de las políticas vigentes hasta fines de julio de 2022
Fiscal
En esta área, las medidas de Sergio Massa apuntan a contener el gasto público y cerrar la brecha fiscal, y dado el contexto en el cual se toman, pueden ser evaluadas como altamente racionales, aunque sin duda alguna con alta carga de incertidumbre asociada. Así, elevar el precio de las tarifas públicas, no puede ser considerado sino realista a la luz del desastroso manejo económico que se ha hecho de las mismas. Asumir que el precio de un servicio público debe fijarse solamente en base a sus repercusiones sociales y su incidencia electoral es claramente demencial. Algo similar ocurre con el gasto público. Congelar la planta de empleados públicos, recortar partidas presupuestarias, en especial las sub ejecutadas, congelar transferencias a provincias, las cuales en gran número presentan superávit fiscal primario, eliminar parte de los supuestos incentivos y beneficios en varias áreas del sector público, y hasta la reducción y/o congelamiento de partidas supuestamente vinculadas a inversiones de infraestructura o monstruos sagrados como la educación y la salud, apuntan a una búsqueda de racionalidad que no debe ser subestimada. Distinto es el caso cuando analizamos los beneficios y costos de ciertos recortes y sus posibles alternativas, pero dado el contexto de extrema emergencia que vivimos, esto debería ser necesariamente una consideración secundaria.
De cualquier manera, el ahorro neto de 210.000 millones pesos equivalente a un 0,3% del PBI, es aún insuficiente para alcanzar las metas establecidas, en especial con el FMI. Se debe trabajar para cumplir con las pautas del último trimestre, y algunas de las medidas que se barajan, como el adelanto de ganancias, no parecen las más adecuadas por sus efectos a mediano plazo sobre la economía y la recaudación fiscal
Monetario
En este frente podemos resumir una serie de medidas que involucran control de la emisión monetaria, fortalecimiento de reservas y manejo de la deuda pública.
- Control de la emisión
En una decisión que intenta reforzar las medidas de orden fiscal, se ha decidido no utilizar adelantos del tesoro nacional en lo que resta del año. Esto estaría contribuyendo a limitar el crecimiento de la base monetaria como fuente primaria de inflación, siendo además coherente con la política de restricciones anunciada. Mas allá de la efectividad de la medida en el actual contexto, es una política claramente racional
- Fortalecimiento de las reservas
En esta área, las medidas anunciadas no se diferencian sustancialmente de las típicas acciones destinadas a proveer incentivos o comprometer financieramente al Estado para superar situaciones coyunturales.
- Manejo de la deuda pública
Este punto insiste en la defensa de las fuentes de financiamiento locales – claramente insuficientes- impulsando la defensa a ultranza de su cumplimiento, el carácter voluntario de su renovación, el sostenimiento de su valor de mercado y los rendimientos reales positivos de la tasa de interés asociada. Las tasas de interés reales para estos instrumentos se hacen extensivas a todo el mercado. La política es claramente racional
En cuanto al frente externo y social, podemos extraer como aspectos positivos el reordenamiento de planes sociales con el foco puesto en la vuelta al trabajo y la consecución de auditorías sobre los mismos. Es de esperarse que esto redunde en una disminución de las cargas del Estado en el mediano plazo. En estos aspectos podemos hablar, una vez más, de racionalidad.
Como puede apreciarse, el éxito de este intento de estabilización depende de cuan efectiva logre ser la aplicación de las medidas detalladas previamente. Existe un convencimiento implícito en el peronismo de que, debido a su profunda raigambre popular, se le permitirá ir adelante con medidas de ajuste impensadas en otras circunstancias.
Es claro que la gravedad de la situación ha hecho que políticas caracterizadas por un keynesianismo extremo, o directamente irracionales, hayan debido dar paso, al menos parcialmente, a recursos de extracción liberal y ortodoxa, buscando de esta forma alcanzar metas y convencer a los agentes económicos de la seriedad de sus acciones.
Resulta aún difícil de saber si todo esto convergerá en resultados positivos, máxime teniendo en cuenta los plazos acotados hasta las próximas elecciones, la enorme desconfianza de los agentes económicos generada a través de décadas de desmanejo económico y fiscal y el ambiente de rechazo y escepticismo, el cual a diario nos encontramos debido a situaciones no solo de carácter económico, sino también de orden judicial y político. Quizás lo más importante es el reconocimiento del elenco gobernante de la necesidad de corregir desvíos insostenibles, lo que a la postre será beneficioso para el país y cualquier partido político que le toque gobernar.
Mag. Norberto Mourad