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SEG. SOC.: POLITICAMENTE PARC. INCORRECTA – GESTION PARC. INCORRECTA
Desarrollo científico y tecnológico
Esta área, con una estructura ministerial creada en 2007, ha tenido entre sus principales méritos haber conservado a su responsable hasta el presente. El Dr. Lino Barañao, nombrado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue ratificado al frente de la repartición por Mauricio Macri, constituyendo un caso casi inédito en la política argentina ante un cambio de signo político.
Cabe reconocer que los principales logros en este campo sucedieron durante la gestión de este mismo responsable pero bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
Las limitaciones presupuestarias mencionadas y cierto descontrol en el ámbito del Conicet, ya señalado en anteriores administraciones, llevaron a una sensible reducción en la incorporación de nuevos científicos y becas otorgadas. También se decidió avanzar en una asociación con la empresa estadounidense Hughes para fabricar y operar el satélite ANSAT 3, permitiendo simultáneamente la operación de 23 satélites extranjeros en competencia con la serie ANSAT. Esto trajo un visible malestar en todo el ámbito señalado, lo que se tradujo en un fuerte rechazo a la gestión macrista.
Independientemente de las cuestiones señaladas, no existen hechos relevantes que puedan señalarse en esta área durante la administración de Cambiemos, siendo quizás el aspecto menos destacado de la gestión
CIENCIA Y TECNOLOGIA: POLITICAMENTE INCORRECTA – GESTION INCORRECTA
Seguridad y defensa
Este es otro de los puntos críticos con que el gobierno de Cambiemos debió lidiar apenas asumida la presidencia. La seguridad y la defensa nacional han sido objeto de ataques despiadados desde el comienzo de la “nueva democracia”. La causas principales, claramente, son de origen ideológico e histórico.
Las fuerzas armadas de la Nación, y complementariamente las fuerzas de seguridad, se vieron envueltas en una multitud de circunstancias relacionadas con el nacimiento de la Patria y la gobernabilidad, tomando especial relevancia durante el siglo XIX las luchas por la independencia y la organización nacional, y durante el siglo XX su influencia decisiva en la gobernabilidad y la orientación política e ideológica del País.
Es así como nos encontrábamos a fines del siglo pasado en medio de circunstancias internacionales y locales decisivas, las cuales definirían el futuro que hoy estamos atravesando.
El conflicto interno producto de la alineación ideológica de las fuerzas armadas, conservadoras y nacionalistas, frente al embate de grupos socialistas y comunistas, de actitud abiertamente disolvente y alimentados por gobiernos e ideologías foráneas, llevó a que las primeras, claros ganadores en el campo de batalla, debieran a los pocos años enfrentar juicios a manos de los derrotados, los cuales a la postre habían llegado al poder.
También la guerra de Malvinas, causa nacional pero torpemente planificada y ejecutada, hizo que el malestar popular con aquellos que habían sido la cabeza visible del poder durante gran parte del siglo XX concluyera en un rechazo categórico a todas y cada una de las intervenciones militares en la política nacional.
A partir de 1983, con el afianzamiento de la izquierda y centro izquierda en el gobierno, se instaló un relato, que a la postre fue considerado “historia oficial”, donde la culpa de la declinación Argentina de los últimos 50 años se había debido a “ la interrupción de los procesos democráticos”. El remate de toda esta situación, concluían los artífices de este relato histórico, habían sido los conflictos internos y externos anteriormente señalados.
Partiendo de los sucesos mencionados, la posición de la Argentina comenzó a virar hacia un humanismo progresista que, entre sus premisas más básicas, tenía la desarticulación de las fuerzas armadas y de seguridad, con el objetivo explícito de “ponerlas al servicio de la democracia”. Este proceso terminó de consolidarse con el “Juicio a las Juntas”, el “nunca más” y eventualmente con la reforma constitucional del año 1994, que nos instaló definitivamente entre las naciones que tienden a criminalizar el uso de la fuerza para restablecer el orden social.
La condena constitucional explícita a las fuerzas armadas y de seguridad que se apartaran, o se hubieran apartado, del poder político legítimamente constituido, terminó de echar un cono de sombras definitivo sobre las políticas de defensa y seguridad. Los sucesivos gobiernos de la nueva democracia, que intentaron lidiar con este tema, nunca consiguieron reestablecer el equilibrio.
Es en este punto, a juicio del que escribe, donde la grieta política y social que siempre ha dividido a la Argentina comenzó nuevamente a profundizarse.
Por una parte, las fuerzas armadas y de seguridad mayoritariamente, siempre tuvieron en claro que el accionar de los años 70 y 80 estaba alineado con el cumplimiento del deber, ya que la forma de vida tradicional de los argentinos y sus valores predominantes todavía respondían en gran parte a los principios constitucionales establecidos en la Constitución de 1957. Por la otra, la gesta de Malvinas, más allá de su fracaso, era considerada una obligación histórica a la que pocos podían oponerse. Este sentimiento fue en parte reconocido durante las gestiones de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, que intentaron infructuosamente cerrar un ciclo histórico a través de las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos presidenciales a los miembros de los bandos en pugna.
El accionar de los gobiernos en relación con las áreas que nos ocupan, tuvo notorios altibajos y contradicciones, desde una reestructuración y reconocimiento a las fuerzas en el período Menemista hasta la casi desintegración de estas durante los gobiernos Kirchneristas.
La llegada del Kirchnerismo al poder podría ser definida como nefasta en lo referente a este capítulo. En la necesidad de dar contenido y sustento a una fuerza política emergente, el kirchnerismo decidió promover la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, lo que se concretó en el año 2003, mientras que a través de la Cámara de Casación Penal en el año 2006 y la Corte Suprema de Justicia en el año 2010, se declararon inconstitucionales los indultos otorgados por Carlos Menem. Habiendo adoptado un perfil ideológico claramente de izquierda y recibido pleno respaldo de este sector político, Néstor Kirchner se posicionó como el ala izquierda del Movimiento Peronista, convocando a la mayoría de los votantes de esa fuerza bajo su corriente de pensamiento.
En su llegada al poder a fines del 2015, Mauricio Macri se enfrentó con la situación descripta, encontrando fuerzas armadas y de seguridad prácticamente en estado de disolución, con escasa preparación, mal remuneradas, equipamiento deficiente y presupuestos acotados. A esto se sumaba objetivos poco claros o inexistentes, carencia de hipótesis de conflicto y un importante grado de confusión en cuanto a cómo y cuándo combatir el delito.
El nuevo gobierno comenzó a operar en este tema a través de 3 reparticiones: El Ministerio de Defensa, El Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Los funcionarios a cargo fueron respectivamente Oscar Aguad ( a partir de julio del 2017), Patricia Bullrich y Germán Garavano.
Yendo específicamente a las políticas implementadas al respecto, las mismas estuvieron básicamente dirigidas a la recomposición de las fuerzas. En este orden de cosas se planteó
– El reequipamiento de las fuerzas armadas y de seguridad
– Mejoras en la preparación individual y colectiva
– Depuración de la policía bonaerense y creación de la policía de CABA
– Jerarquización de la Gendarmería Nacional como principal fuerza de la seguridad interior.
– Fijación de objetivos claros a las fuerzas de seguridad, como el combate al narcotráfico y el control de las fronteras
– Nuevas funciones a las fuerzas armadas, como el desarrollo de tareas sociales y custodia de objetivos estratégicos.
– Recomposición de la moral de las fuerzas a través del reconocimiento a sus tareas, la preservación de sus tradiciones y la reivindicación de las acciones interiores y exteriores en defensa de la Nación.
– La implementación de códigos de conducta y protocolos para el accionar de las fuerzas de seguridad, los cuales permitirían combatir el delito en forma efectiva sin poner en riesgo excesivo la integridad física de los integrantes de las fuerzas.
– El corrimiento del centro de gravedad de los derechos del victimario a la víctima
– La firme defensa de las fuerzas armadas y de seguridad frente a embates que pretendieran dañarlas ante hechos de carácter político e ideológico.
– Una mirada más comprensiva y abierta en relación con los sucesos de los años 70 y 80, dejando de impulsar a ultranza las causas por delitos de lesa humanidad, aunque sin intervenir en el desarrollo de las acciones judiciales en marcha.
Varios acontecimientos sucedidos durante el gobierno de Cambiemos ilustran las políticas mencionadas A modo de ejemplo podemos mencionar
– El caso Chocobar, donde el gobierno defendió a ultranza la acción del policía en defensa de un turista extranjero.
– La desaparición de Santiago Maldonado, donde el Ejecutivo a través de la Ministra Bullrich, impidió que se imputara falsamente a la Gendarmería Nacional
– El homenaje a los oficiales, suboficiales y soldados caídos en el ataque Montonero al regimiento 29 de Infantería de Monte de Formosa, donde estuvo presente Mauricio Macri y otros altos funcionarios, y se entregó pensiones a los deudos.
– La adquisición de 4 patrulleros de alta mar a Francia y el acuerdo para adquirir 10 aviones de combate a Corea del Sur.
El homenaje y despedida a Patricia Bullrich realizado por la Gendarmería Nacional, donde inclusive se le otorgó un particular presente, y la cálida despedida al Presidente del regimiento de Granaderos a Caballo, son una muestra de la satisfacción de las fuerzas con las políticas implementadas.
Como resumen de lo realizado en esta área, se podría decir que las acciones llevadas a cabo fueron acertadas, pese a que, como en el caso de la Seguridad Social, la concepción ideológica del observador puede hacer variar estas conclusiones.
Es importante destacar que los resultados deben contemplarse a la luz del contexto histórico y social existente, ya que la orientación progresista y de izquierda a la que se volcó el país desde principios de los 80, juntamente con el relato definitivamente establecido como la “historia oficial”, hacían extremadamente complicado avanzar en cambios más radicales.
SEGURIDAD Y DEFENSA: POLITICAMENTE PARC. CORRECTA – GESTION CORRECTA
Habiendo repasado los principales aspectos de la gestión de Cambiemos, estamos en condiciones de emitir un juicio, intentando evaluar el desempeño de este primer gobierno no peronista que finaliza su gestión en más de 90 años.
Con el propósito mencionado, se ha aplicado una escala que pondera los resultados en las áreas indicadas.
POLITICA GESTION PROMEDIO
CORRECTA 9 10 9,5
PARCIALMENTE INCORRECTA 7 8 7,5
PARCIALMENTE CORRECTA 5 6 5,5
INCORRECTA 3 4 3,5
INSUFICIENTE 4 5 4,5
PROMEDIO 5.6 6.6 6.1
Basados en la misma esta es la evaluación resultante
POLITICA GESTION PROMEDIO
ECONOMIA ETAPA 1 9 7 8
ECONOMIA ETAPA 2 3 10 6,5
POLITICA EXTERIOR 9 10 9,5
ETICA DE GOBIERNO 9 10 9.5
INFRAESTRUCTURA 7 10 8.5
DEMOCRACIA Y REP 9 10 9.5
EDUCACION Y SALUD 4 5 4.5
SEGURIDAD SOCIAL 7 8 7.5
CIENCIA Y TECNOL 3 4 3.5
SEGURIDAD Y DEF 5 10 7.5
PROMEDIO 6,5 8.4 7.45
Podemos concluir que
– Salvo en lo relativo a Salud, Educación y Tecnología, los resultados de la acción gubernamental han sido entre moderada y claramente positivos.
– La economía no ha sido el principal déficit del gobierno de Mauricio Macri.
– En Política Exterior, ética, Infraestructura y Calidad Democrática los resultados han sido excelentes.
– En las áreas más sensibles y con fuerte condicionamiento ideológico, como Seguridad Social, Defensa y Seguridad Interior, el gobierno tuvo un desempeño aceptable.
– Tanto desde el punto de vista político como el de gestión, el desempeño de Cambiemos estuvo por sobre la media, siendo la gestión la cuestión más destacada.
– Una evaluación general del gobierno de Mauricio Macri lo ubica cómodamente por sobre la media, con un desenvolvimiento que podemos catalogar como razonable o discretamente razonable en la mayoría de las áreas.
Contestando entonces las preguntas planteadas al comienzo de este análisis, es mi opinión que la administración de Cambiemos estuvo lejos de fracasar, máxime teniendo en cuenta una actitud netamente confrontativa de la oposición, la cual ha entorpecido la mayoría de las acciones de gobierno. Las causas de la derrota electoral pueden encontrarse más en la desinformación y hartazgo del electorado que en razones objetivas. Es innegable que las cuestiones desarrolladas precedentemente han tenido impacto en el voto de la gente, pero un estudio más detallado de los resultados demuestra que, más importante que la merma del voto propio – el cual estuvo cerca de los máximos obtenidos por esta fuerza política- fue la estrategia del peronismo kirchnerista lo que volcó la elección a su favor. Veremos en los próximos meses cuan acertado ha sido el veredicto de la voluntad popular.
Dr. Norberto R Mourad
Asesor Económico Financiero y Ensayista