La reciente decisión de Kenia de realizar una aproximación diplomática al Reino de Marruecos es una nueva y clara señal de que están cambiando los alineamientos diplomáticos en África.
El continente africano está atravesando un proceso de reformulación de los alineamientos regionales debido a la creciente influencia política y económica del Reino de Marruecos y al eclipse del eje Argel – Nairobi – Pretoria.
La posición internacional de Marruecos se ha fortalecido considerablemente en los últimos años a partir de reconocimiento de su soberanía en el Sáhara por parte de grandes actores globales como los Estados Unidos y regionales como España e Israel.
Atentos a los “cambios de viento” internacionales, los países africanos reajustan sus alianzas diplomáticas.
Primero fueron los pequeños estados africanos (en especial las naciones francófonas del África Atlántica) quienes abrieron legaciones diplomáticas en el Sáhara marroquí y cesaron en su reconocimiento a la inexistente entidad separatista polisaria de la RASD (no necesariamente en ese orden).
Hoy son los grandes actores de la política africana como Kenia, quienes están revisando su posición con respecto del arcaico conflicto artificial del llamado Sáhara Occidental.
El miércoles 14 de septiembre el sitio web de la Casa de Estado de la República de Kenia (en inglés State House) informó que en un comunicado conjunto suscripto por los ministerios de Asuntos Exteriores de Marruecos y Kenia consignó que “Respecto al principio de integridad territorial y de no injerencia, Kenia apoya plenamente el plan de autonomía (Propuesta para la Negociación de un Estatuto de Autonomía en la Región del Sáhara) serio y creíble propuesto por el Reino de Marruecos, como única solución basada en la integridad territorial de Marruecos, para resolver el diferendo.”
El comunicado conjunto agrega: “Kenia apoya el marco de Naciones Unidas como mecanismo exclusivo para lograr una solución política duradera y permanente al diferendo sobre la cuestión del Sáhara.”
El cambio de posición de Kenia es fruto de la incansable labor del ministerio de Asunto Exteriores de Marruecos apoyado por la hábil diplomacia personal del Rey Mohammed VI que con un fraternal mensaje de salutación a William Samoel Ruto, como quinto presidente de la República de Kenia logró un acercamiento entre ambos países.
Según el monarca alauí las elecciones democráticas del pasado mes de agosto de 2022 consagraron la posición de Kenia como un faro de la democracia en el continente.
La declaración conjunta entre ambas cancillerías constituye un primer paso en el proceso iniciado entre los dos países africanos para conformar una “asociación estratégica”, dentro de los próximos seis meses.
Argelia contempla este proceso de asociación entre el reino magrebí y Kenia con desesperación e impotencia. No ha podido impedir que Marruecos y España proyecten sus relaciones bilaterales en un proceso de asociación sin precedentes. Su política de tensionar el vínculo con Madrid solo le ha hecho perder el 35% de sus exportaciones de gas hacia la península.
Curiosamente, quienes más se han beneficiado del distanciamiento entre Argel y Madrid, han sido Rusia y Francia.
Rusia, tradicional aliado de Argelia, sin ninguna contemplación se ha quedado con una gran cuota del mercado de gas español antes en manos del país magrebí. Esto permitirá a Rusia redestinar el gas que antes de la guerra con Ucrania vendía a Alemania y Europa Oriental. Algo, que la economía rusa, recalentada por las sanciones económica y el costo de la guerra, agradecerá.
Por otra parte, el enfriamiento de las relaciones con Madrid ha convertido a Argelia en más dependiente de Francia para colocar su gas y recibir inversiones productivas, algo que seguramente el Quaid d´Orsay sabrá aprovechar.
Mientras tanto, el Reino de Marruecos, bajo las directivas de Su Majestad, el Rey Mohammed VI, continúa trabajando constante y silenciosamente para reforzar sus derechos en el Sáhara e incrementar pacíficamente su presencia en la política africana.
Por el Dr. Adalberto C. Agozino