En el discurso conmemorativo del día de la Revolución del Rey y de Pueblo, Mohammed VI dirigió un mensaje sobre la soberanía marroquí del Sáhara y en reconociendo a los cinco millones de marroquíes y judíos marroquíes residentes en el extranjero.
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El Rey de Marruecos, Mohammed VI ha dedicado su tradicional discurso a la Nación, en conmemoración del día de la Revolución del Rey y del Pueblo, que celebra la heroica lucha del Rey Mohammed V al frente del pueblo marroquí para poner fin al colonialismo del Protectorado Francés, en 1956, a realizar un balance de la situación actual del Reino y también para marcar nuevos rumbos y prioridades al país.
En esta forma, el discurso real presenta dos partes bien diferenciadas.
En la primera de ellas, el rey analiza los más recientes logros alcanzados para ratificar la soberanía marroquí sobre las provincias del Sur y buscar un punto final al artificial y arcaico Conflicto del Sáhara que permite a Argelia retener a decenas de miles de marroquíes de origen saharaui viviendo en condiciones miserables en infames campamentos.
Al analizar los recientes avances en el reconocimiento internacional a la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, el monarca alauí comenzó destacando su agradecimiento a los gobiernos de los Estados Unidos y España, para referirse posteriormente a la treintena de países que han abierto oficinas consulares en las ciudades saharianas de Dajla y Laayun.
En especial, el Rey Mohammed VI destacó que aproximadamente el cuarenta por ciento de los países africanos, pertenecientes a cinco grupos regionales, abrieron oficinas consulares en esas ciudades.
El monarca marroquí dedicó un particular reconocimiento a “Nuestros Hermanos los Reyes, Príncipes y jefes de Estado de los países árabes hermanos, especialmente de Jordania, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Yibuti e Islas Comores”. Así como también su agradecimiento “al resto de los países árabes”; los países del Consejo de Cooperación del Golfo, Egipto y Yemen.
Par concluir con esta parte de su alocución, el Rey Mohammed VI se refirió a la Iniciativa de Autonomía para la Región del Sáhara, propuesta por Marruecos, en 2007, y que ha recibido el apoyo sincero de países como Alemania, Holanda, Portugal, Serbia, Hungría, Chipre y Rumania.
Estos logros y avances se deben, en especial, a la hábil y pragmática actividad diplomática implementada por el Rey Mohammed VI desde su asunción al trono en 1999, pero particularmente desde que condujo a Marruecos nuevamente a la Unión Africana en 2016.
La diplomacia de Mohammed VI se apoyo en el crecimiento económico marroquí que atrajo un importante flujo de inversiones extranjeras, en el redimensionamiento de las alianzas internacionales del Reino que incrementaron el peso específico de Marruecos en la política mundial, no solo con relación a África, sino en especial, en sus vínculos con la Europa comunitaria donde el país es visto como un socio confiable y necesario en temas de seguridad y migraciones y, al mismo tiempo, como una puerta de entrada para las inversiones europeas en África.
Al mismo tiempo, el ascenso internacional de Marruecos se ha visto favorecido por el estancamiento e inestabilidad de Argelia, su vecino magrebí y perpetuo rival geopolítico.
Argelia con una economía estancada y dependiente de sus exportaciones de hidrocarburos, esta gobernada por una dictadura militar arcaica y gerontocrática, atada a un obsoleto sistema de alianzas internacionales que data de tiempos de la Guerra Fría, que ha llevado gradualmente a que se devalúe su influencia en los asuntos africanos.
MARROQUÍES EN EL EXTRANJERO
La segunda y última parte del discurso del día de la Revolución del Rey y del Pueblo estuvo dedicada a reconocer la importancia que tiene para el Reino la comunidad marroquí residente en el extranjero, formada por “unos cinco millones de personas, además de cientos de miles de judíos marroquíes que se hallan en distintas partes del mundo”, en palabras del Rey.
El monarca alauí reconoció en su alocución la importante contribución que realizan los marroquíes residentes en el extranjero al cimentar el prestigio del Reino en todo el mundo y la contribución que hacen a la economía marroquí a través del dinero que envían a sus familiares en Marruecos.
Mohammed VI aceptó estos hechos diciendo: “En cuanto a la implicación de la comunidad marroquí en el extranjero en el proceso de desarrollo que goza de toda Nuestra atención, he de decir que Marruecos necesita hoy a todos sus hijos y a todas las competencias y experiencias que se encuentran en el extranjero, ya sea trabajando y estableciéndose en Marruecos o a través de los diferentes tipos de asociación y contribución desde sus países de residencia.
“En efecto, la comunidad marroquí en el extranjero es conocida por disponer de competencias mundiales en los diferentes ámbitos científico, económico, político, cultural, deportivo, etc., lo que constituye un motivo de orgullo para Marruecos y para todos los marroquíes”.
“Ha llegado el momento para dotarla de acompañamiento necesario, así como de las condiciones y medios oportunos para que pueda dar lo mejor de sí a favor del país y de su desarrollo.
“Por ello, insistimos en la necesidad de establecer relaciones estructurantes permanentes con las competencias marroquíes en el extranjero, incluidos los judíos marroquíes.
“Asimismo, invitamos a la creación de una herramienta especial encargada de acompañar a las competencias y talentos marroquíes en el extranjero, apoyando sus iniciativas y proyectos.
“Ello permitirá el descubrimiento de competencias y el establecimiento de un contacto permanente con los mismos, dándoles a conocer el potencial de su país, su dinámica de desarrollo y sus posibilidades de inversión”.
Seguramente, el gobierno marroquí recogerá estas instrucciones reales y la convertirá en políticas públicas concretas destinadas a mejorar la situación de los marroquíes residentes en el extranjero y crear vínculos institucionales para aprovechar mejor sus aportes a la sociedad marroquí
Nuevamente, el Rey Mohammed VI señala al pueblo marroquí el rumbo más adecuado para afrontar los desafíos de la época, continuando e incrementando el proceso de crecimiento económico y de expansión en paz de su influencia en el mundo