Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quiénes somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo, nos decía Gabriel Celaya. La política española está en las mismas, o ponemos pie en el fondo para impulsarnos hacia arriba y sacar la cabeza de la charca del lodo, o nos ahogamos todos.
La realidad nos está superando y no podemos estar en un continuo sin vivir de encanallamiento de la vida pública, hay que dejar de coger las cosas con papel de fumar. Despejar el humo de colores de los botes que nos lanzan y empezar a ser como ciudadanos más responsables. Despojarnos de dogmas preestablecidos que nos han ido imponiendo sin cuestionarlos, dando por bueno que lo que se nos presenta como realidad es tal y como nos lo cuentan y no como lo que vemos. ¡Ya está bien!
El suicidio de Cifuentes, que ella pretendió que fuera colectivo, ha terminado en un macabro asesinato. No hay relato de novela negra que pueda superar lo que estamos viviendo. Michael Franzese (“Yuppie Don”) mafioso neoyorquino que consiguió salir de la organización sobreviviendo, decía: “sabemos que si cometemos un error a un amigo de toda la vida pueden encargarle que nos elimine. ¿Te insensibiliza eso? No, nunca del todo… Si abandonas la Mafia puede que no sobrevivas. El Partido Popular ha debido de beber de estas fuentes y ha hecho crecer en su seno esta forma de ser y actuar. Ello fue en primer lugar un problema para el pensamiento conservador español, luego lo ha sido para el propio PP, pero ahora lo es para España. Los españoles no lo han percibido. Incluso, han llegado a pensar que era normal y se les ha hecho creer que todos son iguales.
Dineros escondidos en el jardín, en el altillo, en bolsas de plástico, en cuentas en Suiza, coches de lujo regalados en el garaje, pago de fiestas…han pensado que la impunidad era absoluta y que mientras se actuara al dictado de intereses económicos que con la plusvalía de sus beneficios pagaran la juerga, todo valía. Esto viene de lejos, ya debimos percatarnos de que iban las cosas cuando lo anecdótico iba calando en la sociedad convirtiéndose en un modelo de referencia. Ya nada es anecdótico; desde la posibilidad de segregación por género en centros educativos financiados con fondos públicos, a la prohibición de entrar en un estadio de futbol con camisetas amarillas y someter a las fuerzas de orden público a registrar bolsos en su búsqueda.
A Cifuentes la dejaron defenderse del delito de falsificación de documentos públicos por dos razones: una porque ella era la más hábil en el control de medios; y dos porque no les debería parecer tan grave como decía el propio presidente del Gobierno, tal vez por ser hábito frecuente.
En “La familia” supongo que cualquier capo, consiglier o soldati que se precie tiene algún documento falsificado. Ahora bien, Cifuentes se pasó de frenada. Intentó, haciendo uso de sus servicios de espionaje y de medios asalariados, disparar contra la oposición (con papeles) y contra sus “tutelatos” en la Universidad, ayudada por todos desde il Capo de Capi hasta sus soldatis en la Asamblea.
La jugada no funcionó y el Andreotti español ha estado avivando hasta el último minuto con el mantra de si nos echan a nosotros vienen los rojos. Cifuentes decía 24 horas antes de su dimisión: “Si Ciudadanos lo que quiere es que cambie el Gobierno, cambiar la voluntad de los madrileños y que gobierne la izquierda radical y la de Pedro Sánchez, con su apoyo están en condiciones de propiciarlo”. Tan viejo, tan rancio, tan falaz pues no se me antoja ver a Ángel Gabilondo y a Pedro Sánchez con boinas verde olivo con estrella roja, barba desarreglada y puro en boca paseando por Vallecas subidos a un tanque soviético.
El reloj deja pasar sus horas y eso propicia mandar a una amiga de toda la vida para el tiro en la nuca, y para que no pueda negarse le mando una peli del inspector Clouseau. Quién hizo qué, da lo mismo, “la omertá” lo tapa todo.
En todo caso, para salir de la charca, como decía más arriba, hace falta que muchos pongan los pies sobre la tierra. Si Rivera se convierte en un regenerador de opereta, género menor, todo va a ser muy difícil pues España va a seguir sin tener una derecha limpia. Es sabido que la conducta que efectúa el cooperador necesario de un delito está castigada con igual pena que la señalada por la Ley al autor del delito. En eso se va a convertir Rivera pensando que los protegidos del PP le están esperando con los brazos abiertos, a lo mejor se equivoca. Los protegidos intentarán renegociar el contrato de protección y los votos son de mujeres y hombres muy esquilmados.
También es de esperar que alguien le informe, a tiempo, que tan democrático es que gobierne el partido más votado, o el más apoyado en el Parlamento, incluso las coaliciones. Le expliquen, por favor, que, en los despachos, con transparencia, se pacta y acuerda la gobernabilidad y se resuelven los problemas de los ciudadanos, las urnas solo dicen, en su momento, la preferencia de los votantes para su gobierno. Ese es el sentido de la democracia representativa. Y finalmente, le digan, que cuando surja el escándalo del próximo mes el responsable será él como incitador y cooperador necesario.