El gobierno de Alberto Fernández realizó ayer su tercer cambio de ministro de Economía en tan solo 26 días. En esta ocasión el cambio no es solo de hombres sino también de la estructura del gabinete ministerial.
En medio de una fuerte crisis económica y política, el presidente Alberto Fernández ha recurrido al político con mayor imagen negativa (superior al 70%) y menor imagen positiva (tan sólo 9%) dentro del gobernante Frente de Todos, el presidente de la Cámara de Diputados y líder del Frente Renovador, Sergio Massa.
El diputado Massa es uno de los políticos argentinos con menor credibilidad. La frecuencia con que cambia sus alianzas políticas y a hacer lo que hasta unos días antes juraba no hacer nunca, le han ganado los apodos de “Ventajita” con que lo bautizó el expresidente Mauricio Macri o de “Panqueque” (porqué se da vuelta en el aire) con que lo identifica la opinión pública.
Un momento memorable se produjo cuando estaba como comensal invitado en el programa televisivo “Almorzando con Mirta Legrand” y la conductora Juana Viales le hizo servir como postre “panqueques con dulce de leche” ante las risas burlonas del resto de los integrantes de la mesa.
Sergio Massa como “superministro” de Economía, agrupará las anteriores carteras de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca y además tendrá a su cargo las negociaciones con los organismos financieros internacionales.
Curiosamente, Massa no es economista, es abogado desde 2013, cuando después de veinte años como alumno logró concluir sus estudios en la Universidad de Belgrano. Pero, nunca ha trabajado como abogado y mucho menos como economista. Sus únicos trabajos han sido siempre en el sector público como asesor o funcionario.
Comenzó su militancia en la Unión de Centro Democrático (UCeDe), el partido liberal conservador creado en 1983 por el ingeniero Álvaro Alsogaray. Inmediatamente fue premiado con un cargo de asesor de un concejal en el municipio de San Martín. Gracias al apoyo del sindicalista Luis Barrionuevo.
Durante el gobierno de Carlos Menem, cuando la UCeDe se alió al peronismo, fue premiado con un cargo en una subsecretaria del Ministerio del Interior, siempre de la mano de Barrionuevo. Paralelamente, ejerció la presidencia de la Juventud de la UCeDe, entre 1994 y 1996. Luego fue asesor de gabinete del ministro de Desarrollo Social, el cantautor Ramón “Palito” Ortega.
En 1999 fue elegido diputado provincial de la provincia de Bs. As.
En 2002, el presidente peronista Eduardo Duhalde lo designó presidente de la Administración de la Seguridad Social (ANSES), una de las más importante “cajas negras” con que se financia ilegalmente la política argentina.
El presidente Néstor Kirchner lo mantuvo en el cargo hasta 2007 cuando fue elegido intendente del Municipio de Tigre, uno de más prósperos y ricos de la provincia de Bs. As.
En julio de 2008, dejó la intendencia de Tigre para asumir como jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, luego de la crisis con el campo, por la polémica Resolución 150 que incrementaba las retenciones a las exportaciones agrícolas, en reemplazo del renunciante Alberto Fernández.
Permaneció en ese cargo doce meses y se alejó del kirchnerismo después de un enfrentamiento (casi físico) con el expresidente Néstor Kirchner. Retornó a la intendencia de Tigre.
En las elecciones legislativas de agosto de 2013, el Frente Renovador obtuvo el 44% de los votos sepultando así las aspiraciones de la presidente Cristina Kirchner de impulsar una reforma constitucional que le permitiera ser reelecta indefinidamente en el cargo.
Entre 2013 y 2017 fue diputado nacional cargo al que retornó en 2019, cuando una nueva alianza política lo llevó a incorporarse con partido al Frente de Todos, después de haber jurado que nunca volvería a aliarse con el kirchnerismo y que de ser presidente encarcelaría a los corruptos, especialmente a los militantes rentados de La Cámpora.
Sergio Massa llega al ministerio de Economía gracias al apoyo (y la presión) de un grupo de empresarios conocido como “El círculo rojo”. Se trata de grandes empresarios que han incrementado su riqueza haciendo negocios con el Estado y que cuentan con inversiones en sectores financieros, energético, construcciones y medios de comunicación.
El Círculo Rojo parece temer que un agravamiento de la crisis e incluso la renuncia del presidente Fernández sumerja al país en un espiral de violencia que afecte no solo al país sino especialmente a sus negocios y propiedades. Según el canal La Nación Más, estos empresarios son al menos los siguientes:
Jorge Pablo Brito: Propietario del Banco Macro y del Banco de Tucumán, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), presidente del club de futbol River Plate, de la Estancia Aike, de la firma de inversiones Macro Securites y de la empresa de energías renovables Helfort.
José Luis Manzano / Daniel Vila: Multimedios Grupo 1 (América TV, América 24, Diario El Cronista, canales de televisión, radios y diarios del interior del país), Andes Energía, Edenor.
Sebastián Eskenazy: Grupo Petersen, Haras El Capricho.
Claudio Belocopitt: Swiss Medical Group. Clínica y Maternidad Suizo Argentina, Sanatorio Los Arcos, Sanatorio Agote, Clínica Olivos, SMG Seguros y 40% de América TV.
Mauricio Filiberti: conocido como “El rey del Cloro”, titular del Grupo Transclor, principal proveedor de AySA, la empresa estatal de agua dirigida por Malena Galmarini la esposa de Sergio Masa. Socio de Manzano y Vila en Edenor.
Marcos Marcelo Mindlin: Grupo Emes y Pampa Energía S.A. (transporte y producción de gas). Miembro del Consejo Ejecutivo Internacional del Council of The Americas. Sobrino de Jacobo Timerman. Presidente del Museo del Holocausto en Argentina. Presidente de la Fundación Benéfica Tzedaka.
Alejandro Bulgheroni: Pan American Energy, Bodega Garzón y emprendimientos gastronómicos.
Es de esperar que, con estos apoyos, al menos inicialmente, el nuevo ministro de Economía gozará de cierta tregua cambiaria, con un dólar más estable e incluso en baja y con la tolerancia y hasta cierto apoyo de los medios del Multimedios Grupo 1. En la oposición, Massa mantiene una fluida relación con Horacio Rodríguez Larreta el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del gobernador radical de Jujuy, Gerardo Morales.
Pero Massa no cuenta con apoyo del peronismo tradicional: los gobernadores peronistas independientes y los sindicalistas de la CGT.
Tampoco con la simpatía de los movimientos sociales (piqueteros). Al conocerse su designación el líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois declaró en una entrevista radial: “No tengo expectativa de nada hasta que no vea resultados. No entiendo igual esto de que ponen a una (ministra), y la cambian al otro día.”
En la práctica, el ascenso de Massa al gabinete significa en la práctica un avance de Cristina Kirchner y de Sergio Massa sobre espacios de poder anteriormente controlados por Alberto Fernández y el alejamiento de hombres cercanos al presidente (Gustavo Beliz, Daniel Scioli, Matías Lamens y antes Matías Kulfas, entre otros).
Todo indica que a partir de ahora el presidente Alberto Fernández ha quedado reducido a un papel protocolar con escaso o nulo poder.
Más allá de las posibles medidas que pueda adoptar el nuevo ministro para encauzar la economía, el gran interrogante es saber que ha llevado a Sergio Massa a abandonar la estratégica presidencia de la Cámara de Diputados para arrojarse al fango de conducir una economía desquiciada. Habrá sido una ambición desmedida de forjar una candidatura presidencial para el 2023 o la irresistible presión de los empresarios que han financiado hasta ahora su carrera política.
Otra incógnita es saber cuánto tiempo durará la tregua y el balance de poder entre Cristina Kirchner y Sergio Massa, sabiendo que ambos personajes son muy territoriales y mantiene antiguas diferencias personales, resentimientos y desconfianza.
Parangonando al Mariscal Foch cuando conoció los términos del Tratado de Versalles, podemos decir que la presencia de Massa en el gabinete no es un acuerdo de gobernabilidad es tan sólo una tregua por veinte días o quizá menos.