Una nueva masiva marcha opositora tuvo lugar en todo el territorio argentino. Se trató de la décima protesta autoconvocada de alcance nacional en quince meses de gobierno kirchnerista y en doce meses de pandemia.
Aunque el detonante de la convocatoria fue el manejo discrecional que el gobierno kirchnerista realizó de las vacunas contra el Covid 19, inmunizando a jóvenes funcionarios, militantes de la organización juvenil La Cámpora y a artistas e intelectuales orgánicos del oficialismo, otros factores contribuyeron a incrementar el descontento de la población.
El desmanejo económico del gobierno kirchnerista agudizó la crítica situación económica recibida de la administración de Mauricio Macri y el cese de actividades impuesto por la pandemia terminó de completar la actual crisis económica de Argentina.
En el último año, la recesión provocó un descenso del 10% en el PBI (cifra similar a la de la crisis de 2001), la inflación oficial del 36.1% (que los analistas privados elevan al 45%) en el año 2020 y del 4% en enero de 2021, la notoria pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y con el 52% de la población por debajo de la línea de la pobreza, el descontento de la población crece día a día.
Además, durante 2020, los argentinos soportaron una prolongada cuarentena con aislamiento y cese de actividades. Ahora, la sociedad ve como otros países de la región avanzan en la vacunación de la población mientras que, pese a las reiteradas promesas del gobierno, las tan ansiadas vacunas no llegan al país.
En ese crítico contexto la confesión del periodista Horacio Verbitzky, habitual vocero extraoficial de Cristina Kirchner, de que se había inoculado en un “vacunatorio VIP” donde concurrían figuras notorias del oficialismo en la sede del ministerio de Salud, que conducía el doctor Ginés González García, despertó la indignación de la sociedad y generó la convocatoria del 27F.
Como en otras oportunidades la convocatoria se difundió por las redes sociales pero en esta ocasión contó con el apoyo de los partidos políticos de oposición: el partido PRO de Mauricio Macri, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica, el Partido Libertario de ideología liberal y el Partido Generación para un Encuentro Nacional (GEN) corriente de izquierda que lidera la diputada Margarita Stolbizer.
Los partidos políticos aportaron dirigentes (que recorrieron canales de televisión y programas de radio difundiendo la convocatoria) y militantes pero no aportaron fondos ni medios de transporte o logísticas para apoyar a los manifestantes. Incluso no marcharon en columnas ni portaron banderas partidarias durante la movilización.
Los principales puntos de concentración de los manifestantes fueron muy diversos. En la ciudad de Buenos Aires se estableció alrededor del Obelisco y en la histórica Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada.
En la provincia de Buenos Aires, bastión electoral del peronismo gobernada por uno de los dirigentes favoritos de Cristina Kirchner, el economista Axel Kicilloff, la protesta se hizo sentir en varias ciudades. Frente a la Quinta Presidencial, residencia oficial del presidente Alberto Fernández, en la localidad de Olivos en la zona norte de la provincia, en la Plaza Moreno, frente al Palacio Municipal y la Catedral, de la ciudad de La Plata, capital de la provincia. En la esquina formada por las calles Luro y Mire y al pie del monumento al General San Martín en la ciudad balnearia de Mar del Plata.
En la provincia de Córdoba, en la zona de Patio Olmos de Córdoba Capital, en la provincia de Santa Fe en el Monumento a la Bandera en la ciudad de Rosario, en la provincia de Corrientes, en Costanera y 3 de abril de la ciudad de Corrientes, en la provincia de Mendoza, en la peatonal y calle San Martín en Mendoza Capital, en Entre Ríos en la Plaza Urquiza de la ciudad de Gualeguaychú y en la ciudad de Tucumán en la provincia homónima.
Además de decenas de otros puntos de movilización en ciudades pequeñas de todo el país donde se congregaron grupos de diversas dimensiones.
Entre los principales dirigentes políticos que fueron identificados concurriendo a la protesta figuraban la exministra se Seguridad y exdiputada Patricia Bullrich, presidente del partido PRO, el diputado y exgobernador Alfredo Cornejo, presidente de la UCR, los senadores Martín Lousteau y Alfredo De Angelis; los diputados Mario Negri, Cristian Ritondo, Luis Petri, Fernando Iglesias, Waldo Wolff, Álvaro Lamadrid y decenas de legisladores provinciales.
La dirigente evangelista Cynthia Hotton y Alejandro Fargosi, ambos del espacio Valores para mi país, el exdiputado y actor Luis Brandoni, el conducto periodístico Ángel “Baby” Etchecopar, Juan José Gómez Centurión líder del partido NOS. Los dirigentes del partido Libertario, espacio donde abundan los economistas liberales, José Luis Espert, Javier Milei, el periodista Luis Rosales y Álvaro Zicarelli, Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica, el exfiscal federal Pablo Lanusse, el exministro de Agricultura Luis Miguel Etchevehere y otros dirigentes de la Sociedad Rural Argentina y muchas otras personalidades más.
Como en todas las otras convocatorias los manifestantes concurrieron individualmente, muchos en sus vehículos particulares, portando cubrebocas y manteniendo cierta distancia social. El clima de la manifestación fue pacífico, hasta familiar y festivo. Los manifestantes portaban banderas nacionales y pancartas artesanales con las más diversas consignas, entonaban el himno nacional y algunos batían cacerolas.
Sin un reclamo uniforme, los manifestantes demandaban la renuncia del gobierno, la renovación de la clase política bajo el lema de “Que se vayan todos”. Otros pedían la renuncia de todos los funcionarios públicos que recibieron clandestinamente la vacuna contra el Covid 19 y algunos pedían el encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner por sus múltiples cargos por corrupción. En la Plaza de Mayo estaba el infaltable inflable con la imagen de Cristina Kirchner vistiendo ropa de presidiaria.
Sin embargo, en esta ocasión los manifestantes colgaron de las rejas que protegen la Casa Rosada diez bolsas de residuos negras rellenas con papel de diario, simulando cuerpos humanos en bolsas mortuorias. Cada bolsa tenía escrito el nombre de un político peronista “vacunado” ilegalmente.
Este hecho molestó especialmente al presidente Alberto Fernández que lo condenó duramente por Twitter: “La forma de manifestarse en democracia no puede ser exhibir frente a la Casa Rosada bolsas mortuorias con nombres de dirigentes políticos. Esta acción lamentablemente solo demuestra cómo muchos opositores conciben la República. No callaremos ante semejante acto de barbarie”, escribió el primer mandatario.
Otro incidente violento tuvo lugar frente a la Quinta de Olivos cuando el oficialismo envió a barras bravas y matones de los sindicatos peronistas para intentar dispersar a los manifestantes allí reunidos. Se produjeron empujones, insultos y algún intercambio de golpes entre ambos grupos, pero los manifestantes opositores se mantuvieron frente a la entrada de la residencia presidencial.
La gran movilización opositora seguramente no producirá ningún cambio ni reacción por parte del gobierno kirchnerista, pero es una clara advertencia del descontento de una parte importante de la sociedad argentina y que el humor social tendrá su efecto en las elecciones legislativas de octubre próximo.