LA CARRERA ARMAMENTISTA
La dictadura chavista de Venezuela ha demostrado su incapacidad para alimentar y satisfacer las necesidades básicas del pueblo venezolano. En la última década, más de tres millones y medio de venezolanos han votado con los pies dejando un país en ruinas, que ostenta el raro honor de poseer la mayor inflación del planeta: un millón por ciento anual.
Sin embargo, este país financieramente quebrado, ha encontrado la forma de invertir seis mil millones de dólares, no en alimentos o medicamentos sino en armas.
El dictador Nicolás Maduro visitó la semana pasada Moscú donde suscribió con el presidente Vladimir Putin acuerdos por seis mil millones de dólares en contratos para la reparación y mantenimiento de armas de origen ruso que posee Venezuela. Todo ello pese a enorme deuda que el país caribeño mantiene con Rusia, deuda que actualmente suma decenas de miles de millones de dólares.
Además, las fuerzas armadas bolivarianas y las de Rusia llevaran a cabo en los próximos días maniobras militares conjuntas “para defender a Venezuela, hasta el último palmo cuando sea necesario”, como ha afirmado el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Con este propósito, Rusia desplazó una escuadrilla de aviones que incluye dos aviones de bombardeo estratégico Tu-160 (Black Jak, en la terminología de la OTAN) capaces de ser armados con doce cohetes de crucero con ojivas nucleares o convencionales y cuarenta toneladas de bombas.
El Tu-160 es, hasta el momento, el avión de combate más grande en servicio. Fue empleado por primera vez en la guerra de Siria cumpliendo misiones de bombardeo empleando misiles de crucero Kh-101 armados con ojivas explosivas convencionales.
Las fuerzas rusas de maniobras en Venezuela incluyeron también un aparato de transporte militar An-14 y un avión de pasajeros Il-62.
Los aviones rusos, en una clara demostración de su capacidad operativa, volaron trece mil kilómetros sobre aguas internacionales del océano Atlántico, atravesando los mares de Barents, Noruega y el Caribe. Para ello los aviones rusos debieron repostar combustible en el aire sobre aguas de Noruega empleando aviones tanques II-78.
No es la primera vez, en que aviones y navíos rusos realizan maniobras militares con las fuerzas armadas bolivarianas en aguas del Caribe.
En 2008, el crucero nuclear Pedro, el Grande, el destructor Almirante Chabanenko y dos buques de apoyo se unieron a once barcos venezolanos en las maniobras aeronavales denominadas “VENRUS 2008”.
En noviembre 2013, dos aviones Tu-160, matrícula XM94104 y XM94115 que realizaban una exhibición en Venezuela, al regresar vía Nicaragua, violaron el espacio aéreo de Colombia y fueron interceptados por dos aviones Kfir de la Fuerza Aérea Colombiana, a unas 80 millas al norte de la ciudad de Barranquilla.
El incidente generó un conflicto diplomático entre Colombia y Rusia e incrementó las tensiones entre los gobiernos de Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.
Desde hace tiempo, los rusos están interesados en disponer de los aeródromos y puertos venezolanos para ampliar su presencia militar en la región caribeña.
Los venezolanos, por otra parte, llevaron a cabo entre el 22 y el 29 de septiembre pasado la “Operación Estratégica Combinada 2018”. La misma se desarrollo a lo largo de los 2.219 kilómetros de frontera común entre Colombia y Venezuela.
Estas maniobras involucraron a cien mil hombres de las fuerzas armadas venezolanas y a un contingente de las Fuerzas Especiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, conocidas como “Avispas Negras”.
Las maniobras militares con Rusia son importantes para el régimen chavista, cada vez más aislado internacionalmente, por que son una forma de demostrar de que cuenta con importantes aliados en el mundo, pero despiertan la preocupación de los países de la región y de Estados Unidos que ven a un Estado vecino, potencialmente hostil, desarrollar un aparato militar desproporcionado para sus necesidades de defensa nacional.
La presencia rusa en el Caribe, también es un hecho inusual desde la desaparición de la Unión Soviética en 1991, y se ha incrementado en los últimos años recreando el clima de tensiones militares de la Guerra Fría.
MADURO CADA VEZ MÁS SOLO
A un mes de finalizar el mandato presidencial para el que fue legítimamente electo en tiempos de Hugo Chávez, y de la fecha establecida -el 10 de enero de 2019- para asumir su segundo período presidencial, Maduro enfrenta la amenaza de un desconocimiento masivo a su gobierno -unos veinte países han expresado a Caracas que impondrán sanciones de diverso tipo: consulares, políticas y económicas- por lo cual ha desarrollado una febril actividad diplomática para reforzar sus escasas alianzas estratégicas.
Recientemente, Maduro recibió en Venezuela al mandatario turco Recep Tayyip Erdog?n. Turquía adquiere la mayor parte del oro proveniente de las reservas que el gobierno venezolano ha estado vendiendo sin aprobación del Congreso en forma clandestina.
Erdog?n y Maduro suscribieron acuerdos comerciales -que involucran inversiones en minería y petróleo- por un monto aproximado de cuatro mil quinientos millones de dólares.
En América Latina, Maduro cuenta con el apoyo de otros gobiernos populistas y en algunos casos dictatoriales, comenzando por Cuba y Nicaragua y siguiendo por Evo Morales en Bolivia y próximamente por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México.
Fuera del continente, los chavistas reciben apoyo de China, Rusia, Turquía, Argelia, Irán y Corea del Norte. Pero, han quedado muy lejos, los tiempos en que el bolivariano Hugo Chávez Frías compraba lealtades internacionales con su abultada chequera petrolera.
Ahora, Maduro solo cuenta con este pequeño puñado de países para hacer frente al aislamiento y las sanciones internacionales.
Mientras gasta sus escasos fondos en adquirir armas en Rusia y pone nerviosos a sus vecinos y a los Estados Unidos, Maduro debería reflexionar en la suerte de otros dictadores, como Sadam Hussein o Muhammad Gadafi, que después de gastar grandes sumas en armamentos, poseer grandes ejércitos y contar con el apoyo de algunos de los mismos “amigos y aliados” que hoy lo apoyan a él, no pudieron salvar sus vidas ni las riquezas que habían malversado cuando se enfrentaron a Occidente.
APRECIACIÓN
La cooperación militar ruso – venezolana posiblemente sean de mayor utilidad para Rusia que para Maduro.
Apoyando a los chavistas, Putin no solo ha logrado jugosos contratos para financiar sus sobredimensionada industria bélica sino que también ha establecido una presencia permanente en aguas del Caribe, una región que los Estados Unidos han considerado siempre como “el patio trasero” de su política exterior, como alguna vez lo denominó el presidente Franklin Delano Roosevelt.
En esta forma los rusos, de cierta manera, logran balancear las alianzas que los Estados Unidos y los países de OTAN han forjado con los antiguos Estados soviéticos: los países bálticos, Georgia, Ucrania, etc.