Sería fácil decir que lo mismo que existen muchas izquierdas también existen muchas Españas.
Pablo Neruda en su póstumo Libro de las Preguntas se interroga ¿Por qué Cristóbal Colón no pudo descubrir a España? Los diferentes biógrafos del marino no apuntan a que este histórico y emblemático personaje fuera muy de izquierdas, aunque nadie duda que fue el “inventor de la hispanidad”, que es lo que da pie a la celebración de la Fiesta Nacional, festejada desde los EEUU al Cabo de Hornos. Aunque al evento cada uno le de diferentes significados, estos han ido mutando con el tiempo y cada uno festeja como quiere la llegada de los españoles al continente americano.
En todo caso, es necesario preguntarse por qué la izquierda española ha tomado con pinzas desde la restauración democrática la simbología nacional, que al fin y a la postre es el reconocimiento afectivo de pertenencia a un territorio y a su gente, por ende, a una historia compartida y unos valores identitarios que se presumen comunes. A la izquierda le cuesta asumir el simbolismo nacional.
Según reza en la Constitución, los símbolos de España son la bandera, el escudo y el himno. La izquierda siempre ha estado presta a rechazar los símbolos como si pertenecieran a un régimen anterior. No es así. La Constitución del 78 significó aceptar la monarquía y su constitucionalidad, con debate pertinente. No creo que la aceptación de la simbología y del propio concepto de España por la izquierda tenga que ver con la monarquía.
Los socialistas siempre han sido accidentalistas (esto es, considerar irrelevante la forma de estado sea monarquía o república). Yo personalmente afirmaría como el viejo Julián Besteiro que a pesar de sus errores nunca abominaré de la República.
Dicho esto, la izquierda, la nueva izquierda, ha generado una suerte de mito o falso mito sobre la bondad republicana. El ideal republicano puede estar en el universo de la racionalidad democrática, no en el orden moral, aunque es cierto que el monarca emérito ha hecho que la vieja polémica se reavive. ¿La monarquía podría ser causa para la izquierda para poner en cuestión su amor a España? No lo creo así, ese amor existe, aunque un amor distinto que el de la derecha. Mejor dicho, su mirada con desdén a la simbología de la identidad española no es motivada por la existencia de un estado monárquico. Es quizás una cuestión de desconocimiento.
La izquierda constitucional tenía la monarquía asumida y sus votantes tradicionales también, asumida monarquía con la simbología nacional incluida.
Es conocido por todos que la actual bandera no es un invento del franquismo, por eso fue aceptada por los constituyentes, es la misma desde 1785, incluso fue la enseña nacional durante la I República. El escudo franquista (el imperial del aguilucho) sí fue rechazado y sustituido por el actual constitucional; del himno, podemos decir lo mismo que de la bandera. En todo caso, es difícil de entender cualquier tipo de desafección ideológica por los símbolos, ya que todo viene regulado en la Constitución y nadie puede dudar de la plenitud democrática de la misma. La bandera de España es también de los ciudadanos de izquierdas.
Hasta hace relativamente poco la izquierda socialista tenía estas cosas bien claras. Había interiorizado en su acervo lo que era España, es y será. Era fácil distinguir a una persona de la izquierda socialista de las otras. Por ejemplo, un socialista no se refiere nunca al Estado Español para hablar de su nación, España como nación es España, si hablamos de las Administraciones, instituciones, gobiernos autonómicos, poderes públicos en su conjunto llamémoslo estado español. Qué ordinariez decir que se es del estado español, vivimos en España. Ustedes también. Por cierto, Estado Español es la denominación oficial que el franquismo daba a España desde su creación en 1936 hasta su finalización en 1978. Así son las cosas, era para diferenciarlo de República Española, y un Reino sin Rey, con dictador era como chocante.
Es curioso creo que para romper con esos atisbos, más semánticos que ideológicos, lo mejor es vivir fuera de España. Es cuando al ver la bandera, decir que se es español de España se hace con otro tono. Lo digo por experiencia propia.
Alguna vez, en algún tiempo futuro, espero se pueda decir lo mismo de ser europeo y Europa, superando lo de la UE cuando esta constituya una verdadera identidad. Aunque tal y como van las cosas, no lo veo.
Los complejillos de la izquierda con España estaban casi superados, la entrada en escena de otra izquierda, no socialista y por otro lado, dar carta de naturaleza a creer que existe un nacionalismo de izquierdas (progresista), hace posible que la derecha y la extrema derecha, se crean y quieran hacer creer que España es sólo suya, los símbolos también y lo mismo el patrimonio cultural, ya sea el acueducto de Segovia, la paella y la chistorra, el godello, la zarzuela o Garcilaso de la Vega.
La ambición desmedida de querer arrebatar la propiedad de España, frente a otros españoles, conduce no solo a la mala educación, también a deshonrar y mancillar de lo que se creen dueños. Gritar e insultar como bichos en matanza a las Altas Instituciones de la Nación, te gusten más o menos, es tan feo como hacer un rubiales en el palco. Esa gente demuestra que su patriotismo ni es racional, ni siquiera emocional. Es testicular. Animar como hemos visto a diferentes dirigentes políticos a tales comportamientos ha evidenciado que para ellos España es una fábula, tal vez la del asno y el cochino.
Los franceses de izquierdas o derechas, socialistas o reaccionarios no tienen duda sobre lo comentado. Quizás en eso esté la respuesta a otra pregunta nerudiana: ¿Por qué los ríos mejores se fueron a correr a Francia?