Por el Dr. Andrés Solimano
La inflación ya supera el 110 por ciento anual en Argentina en el marco de una elección presidencial ad-portas en el mes de octubre del presente año. No es la primera vez que Argentina sufre alta inflación, deuda externa y recesión económica.
Estas crisis fueron bastante comunes en especial en las décadas de 1970 y 1980 (aunque antes y después también), y fueron acompañada de ciclos de desestabilización de la democracia, dictaduras militares y recuperación de la democracia. En el cono sur también Chile y Uruguay en esas décadas sufrían de síndromes parecidos en las décadas mencionadas. En la actualidad en Argentina, uno de los candidatos presidenciales para la elección de octubre, el economista Javier Milei, ferviente seguidor de las ideas del austriaco Friedrich Von Hayek, propone que la solución a los problemas de alta inflación en su país residirían en introducir el dólar norteamericano como moneda de curso legal, desplazando la circulación del depreciado peso argentino. El candidato también propone clausurar el Banco Central, permitir la porta de armas a la población y legalizar la venta de órganos humanos.
Hay tres países que han dolarizado en América Latina en los últimos 120 años: Ecuador, El Salvador y Panamá, los tres adoptando el dólar de EE.UU como moneda legal en diversos momentos de su historia de países independientes. Ecuador decidió formalmente dolarizar su economía, en Enero del año 2000 cuando el país vivía una inflación explosiva acompañada de una crisis bancaria, lo que desencadenó un alzamiento indígena apoyado por militares que derrocó al presidente de la época Jamil Mahuad. La dolarización aun sigue vigente en Ecuador, estabilizando después de un tiempo los precios aunque a un costo social no menor. A inicios del 2001, en condiciones menos dramáticas, El Salvador también dolarizó adoptando el dólar norteamericano como moneda legal. A su vez, en el 2021, El Salvador agregó el Bitcoin al dólar como otra moneda legal.
La dolarización fue adoptada en Panamá en 1904, justo después de su independencia de Colombia, estableciendo el dólar norteamericano como su moneda legal junto con el Balboa para fortalecer su relación con EE.UU en momentos de inicios de la construcción del canal de Panamá. En décadas recientes este país se convirtió en un importante centro financiero regional. Cabe notar que solo en Ecuador la dolarización oficial tuvo lugar en un contexto de crisis macroeconómica aguda y alzamientos sociales.
Volviendo al caso Argentino actual, la opción de dolarizar oficialmente no es fácil. Las autoridades monetarias deberán comprar la oferta monetaria en pesos para reemplazar su moneda local debilitada por el dólar. El publico deberá cambiar sus pesos por dólares y los bancos convertir sus depósitos de cuentas corrientes y depósitos a plazos a esta moneda. Los nuevos contratos y los pagos de impuestos se harían en dólares y no en pesos argentinos. Una gran interrogante es a que tipo de cambio se cambiarían los pesos que saldrían de circulación por dólares si la disponibilidad de dólares en las reservas del banco central es bastante limitada, como es la realidad actual. Probablemente a una tasa de cambio muy devaluada, lo que elevará los precios internos, deprimirá los salarios reales y el poder de compra de la población. Se proyecta en Argentina una recesión para el 2023 la que se puede agravar con una caída de la demanda interna inicial en un escenario de dolarización oficial. Por otra parte, las estimaciones son que una proporción no menor de la población, en contraste al banco central, tiene ya en su poder significativas tenencias de dólares para protegerse de la alta inflación (dolarización de facto). En este caso, la dolarización oficial podría beneficiar a los tenedores de dólares y sinceraría una situación ya existente. En todo caso, para evitar una maxi-devaluación terminal del peso y para crear un fondo de estabilización en dólares, como tuvo Ecuador en el 2000, el proceso requeriría de un significativo crédito externo en dólares a la Argentina. La única fuente, con alguna probabilidad realista para considerar ese crédito es el Fondo Monetario Internacional. Esta institución internacional ya es el principal acreedor externo de Argentina y tiene un programa de ajuste económico en aplicación aunque desbordado por la alta inflación y la escasez de divisas extranjeras. ¿Estará dispuesto el FMI a dar este préstamo adicional para aumentar el escuálido colchón de dólares en el banco central y facilitar así un cuarto caso de dolarización oficial en la historia de América Latina? ¿Aceptaría la sociedad argentina los costos y dificultades que conlleva dolarizar oficialmente a cambio de acercarse a una inflación mas cercana a la de EE. UU. después de un tiempo? Estas interrogantes son fundamentales de responder a la hora de evaluar esta propuesta.
Andrés Solimano es Doctor en Economía del Massachussets Institute of Technology. Fue director de Países Andinos en el Banco Mundial. Fundador del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo.
Publicado por gentileza de lahoradigital.com