Las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos tendrán lugar el martes 5 de noviembre de 2024. Sin embargo, los postulantes a precandidatos ya se encuentran calentando motores.
En un país tan extenso y poblado (con sus 330 millones de habitantes) como los Estados Unidos, instalar a un candidato es un proceso lento difícil que demanda mucho tiempo y dinero, por lo cual es sumamente lógico que los aspirantes a ingresar en la Oficina Oval se encuentren en campaña dando conferencias, conformando sus equipos y devoran con avidez todo tipo de encuestas.
La tarea que tienen por delante es un desafío considerable tanto financiero como personal.
Entre los muchos aspirantes a candidatos (tanto republicanos, como demócratas) uno despierta el mayor interés por parte de sus eventuales votantes y oponentes: el expresidente Donald Trump.
El magnate inmobiliario se dispone a repetir la hazaña que solo pudo cumplir el presidente Grover Cleveland, en 1886, ser el segundo hombre en la historia de los Estados Unidos en ocupar la Casa Blanca en dos períodos no consecutivos.
Indiferente a las restricciones que impone la pandemia del COVID, Donald Trump recorre el país organizando mítines y pronunciando encendidos discursos.
La temática central de sus alocuciones está centrada en insistir que en las elecciones de 2020 le birlaron la presidencia cometiendo fraude. En menor medida destaca lo que él considera logros de su Administración e insiste en la repetida consigna de hacer a los Estados Unidos grande otra vez.
La verdad es que haber comenzado la campaña con tanta antelación parece haber sido una estrategia efectiva.
Hasta el momento, en forma directa y a través de los “Comités de Acción Política” que apoyan su candidatura, el expresidente Donald Trump ha recaudado 143 millones de dólares para su campaña.
Nada mal para un hombre que desde hace años sufre el hostigamiento de la prensa y el establishment liberal no solo de su país sino del mundo entero.
Recientemente, en una encuesta publicada por el periódico “The Hill” a finales de enero, Trump obtuvo el 57% de los votos en hipotéticas primarias republicanas en 2024, con ocho candidatos, el primer lugar por amplio margen. En segundo lugar, con un 12%, se situó el gobernador del Estado de Florida, Ron De Santis.
Por el momento, sus eventuales rivales dentro del Partido Republicano, además del gobernador Ron De Santis, no están muy claros, podrían presentarse el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Estado y es director de la CIA, Mike Pompeo e incluso su hijo Donald Trump Jr. Es posible que en los próximos meses nuevos nombres se presente para competir por la nominación republicana que hoy parece sólidamente en manos del expresidente Donald Trump.
Los rivales demócratas no están tampoco muy claros. Comenzando por la eventual candidatura del presidente Joe Biden para un segundo mandato. De ganar nuevamente la presidencia, Biden asumiría el cargo en 2024 con 81 años y un incierto estado de salud. Por el momento, las encuestas y la imagen del presidente Biden no son muy favorables.
También se especula con un tercer intento presidencial de la infatigable Hillary Clinton decidida a ser la primera mujer presidente de los Estados Unidos. Hillary tendrá 77 años en 2024 al igual que Donald Trump.
Otros postulantes son la vicepresidente Kamala Harris, que además de ser mujer es afroasiática y de ideas muy radicales.
El cuarto aspirante es el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, de 42 años. Un veterano de Afganistán, centrista, tecnócrata y con inmejorables credenciales académicas. El único inconveniente es su abierta homosexualidad. Está casado con un hombre y la pareja tiene un niño. Algo difícil de aceptar para los votantes conservadores y las iglesias cristianas y católicas.
Tal como puede apreciarse el panorama es aun muy confuso, sin agregar que todas las encuestas auguran que los demócratas perderán el control del Senado y de la Cámara de Representantes en las elecciones de medio término de noviembre de este año.
Por el momento, hay que seguir la evolución de la campaña presidencial sin descartar la posibilidad de un nuevo período de Donald Trump en la Oficina Oval.