Las principales causas de que el conflicto artificial en el Sáhara marroquí se prolongue en el tiempo son los intereses geopolíticos de hegemonía en el Magreb de Argelia y la negativa de los aprovechados dirigentes del Frente Polisario a renunciar a sus privilegios y lucrativos negocios ilegales con la ayuda humanitaria.
Pero de todos los ambiciosos dirigentes polisarios que se aprovechan de la miseria de sus hermanos recluidos a la fuerza por décadas en los miserables campamentos de la lahmada argelina los peores son aquellos que se pavonean por los foros internacionales y las cancillerías de sus aliados simulando el falso rol de “diplomáticos” de la inexistente República Democrática Árabe Saharaui.
En especial, aquellos que habitualmente circulan por los pasillos de la 4ta. Comisión de Naciones Unidas en Nueva York, el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra o la Unión Africana en Addis Abeba. Un conjunto de privilegiados que asistían a las deliberaciones con documentación apócrifa, ocultos entre los miembros de las delegaciones de Argelia, Venezuela o Cuba.
Sidi Mohamed Omar es un saharaui muy particular porque su tribu es originaria de Mali y no del Sáhara marroquí como el pretende. Ha vivido muy poco en los campamentos de Tinduf porque ha pasado largos períodos en el extranjeros, realizando estudios en Siria y España. Precisamente, su familia vive desde hace tiempo en España donde tiene una buena calidad de vida y educación de excelencia para sus hijos y no en los miserables campamentos de Tinduf donde no hay agua ni cloacas y el suelo se encuentra contaminado con todo tipo de desechos. Rara vez Sidi Mohamed visita esa inhóspita tierra abandonada de Dios.
Sidi Mohamed prefiere vestir costoso trajes y corbatas que exhibe en los mejores restaurantes y hoteles de Manhattan o en las fotografías que suele tomarse con dirigentes afines al grupo separatista. Ese rumboso estilo de vida se financia con los aportes de organizaciones humanitarias que creen estar luchando contra el hambre y la miseria de una población retenida en Argelia para justificar la existencia del Frente Polisario y asegurar el flujo de ayuda humanitaria desde Europa.
En los escasos períodos en que no ha ocupado cargos en el Frente Polisario, Sidi Mohammed se ha procurado algún cargo docente en la UNESCO o como “profesor invitado” en alguna universidad catalana. Todo ello para no tener que radicarse en los campamentos argelinos. Es evidente que no resiste la vida en esos campamentos y con sus hermanos saharauis.
Es decir que la “sufrida vida” de este “dirigentes de saharauis refugiados” transcurre entre Nueva York, Ginebra y España, siempre alojado en lujosos hoteles, comiendo en restaurantes de categoría y vistiendo la mejor ropa de marca. Todos ellos cuentan con propiedades en Europa y envían a sus hijos a los mejores colegios y universidades extranjeras.
Resulta evidente que ni Sidi Mohamed ni otros dirigentes polisario tan afortunados como él nunca trabajarán para encontrar una solución justa, realista y posible en el conflicto artificial del Sáhara, como los es la Propuesta para la Negociación de un Estatuto de Autonomía para la región del Sáhara presentada en 2007 por el Reino de Marruecos.
Si el diferendo del Sáhara se solucionase esa clase de funcionarios parasitarios se quedarían rápidamente sin sus privilegios y empleo y deberían ganarse la vida como cualquier persona, algo que no parecen dispuestos a aceptar.
Retomando la ingeniosa frase de George Orwell podríamos decir que “todos los separatistas saharauis son iguales, pero algunos saharauis son más iguales que otros”. Y Sidi Mohamed Omar es uno de las más iguales entre los iguales.