Una de las promesas de campaña de Mauricio Macri, en 2015, fue la de abrir la economía y atraer inversiones extranjeras que permitieran la recuperación de la economía y el desarrollo del país. Macri esgrimió el discurso del libre comercio y la inserción global del país frente al esquema aislacionista que había implementado durante doce años el kirchnerismo.
Poco ha podido mostrar el gobierno de Cambiemos en este campo. Los tibios intentos de apertura económica fueron resistidos por los sectores industriales y sus aliados del sindicalismo peronista que temen competir con industrias extranjeras mejor equipadas tecnológicamente, con mayor capital y gran apoyo de sus gobiernos.
Por otra parte, tampoco llegaron las tan ansiadas inversiones productivas extranjeras debido a la volatilidad de la economía argentina afectada por la elevadísima tasa inflacionaria, la depreciación monetaria y la religión que impacta sobre el nivel de desocupación y el poder adquisitivo de los argentinos.
Es por lo que la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, después de veinte años agotadores e infructuosas negociaciones, en plena campaña presidencial, es visto en la Casa Rosada como un logro providencial.
Desde el gobierno de Cambiemos se insiste en los beneficios que tendrá para Argentina su participación en un mercado de ochocientos millones de personas, que sumarán casi la cuarta parte del PBI mundial y con más de cien mil millones de dólares en comercio bilateral de bienes y servicios. El mercado de la Unión Europea representa quinientos millones de consumidores con un PBI per cápita promedio de U$D 34.000.
Hasta el momento, los intercambios comerciales entre ambos bloques alcanzaron, en 2018, a 42.600 millones de euros en exportaciones provenientes del Mercosur y 45.000 millones de euros en millones de euros en importaciones europeas. Prácticamente la mitad de las exportaciones provenientes del bloque sudamericano correspondiente a productos agrícola – ganaderos, mientras que en el caso de las exportaciones de la Unión Europea esos productos apenas superan el 5% de las ventas.
El Acuerdo permitirá a las empresas europeas ser más competitivas en Sudamérica al ahorrarse unos U$S 4.000 millones en aranceles. Los principales sectores europeos beneficiados con el Acuerdo son la industria automovilística -las que actualmente deben tributar el 35%-, de maquinaria (entre el 14 y 20%), química (18%) o productos farmacéuticos (14%). Pero, también eliminará los aranceles a la importación de productos textiles, calzado, vinos y licores.
Mientras que los países del Mercosur constituyen los principales proveedores de productos agrícola – ganaderos de la Unión Europea, en especial, de productos para la alimentación animal.
Los productos industriales sudamericanos serán los que enfrentarán los mayores desafíos en la integración comercial con la Unión Europea.
Hasta el momento solo se conocen los lineamientos generales del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea que debe ser refrendado por el Congreso Nacional y por el Parlamento Europeo antes de que entre en vigor.
Lo único que se ha informado hasta ahora son los productos argentinos que tendrán acceso al mercado europeo. Entre los que figuran en la nómina se encuentran en su mayoría productos primarios o semielaborados, pero no productos industriales o textiles.
Es por lo que Daniel Rosato, presidente de la entidad empresarial Industriales Pymes Argentinas, ha mostrado su reticencia al acuerdos. “Para el sector pyme industrial esto va a generar una profundización de la crisis en la industria sobre todo en los sectores sensibles como textil, calzado, metalúrgico y metalmecánico”, dijo el dirigente empresarial.
Otros dirigentes son un poco más optimistas sobre el Acuerdo, para José Luis Lopetegui, del sector de Comercio Exterior de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el Acuerdo “tiene luces y sombras”, pero es una buena noticia en tanto contribuye a mejorar una situación de virtual aislamiento de la región: “El Mercosur tiene acuerdos sólo con el 10% del PBI mundial, mientras que Chile, por ejemplo, tiene con el 80%. Con este Acuerdo pasamos al 30%, que todavía es poco pero contribuye a mejorar la ecuación”, señaló.
Los líderes del Mercosur planean avanzar en Acuerdos de libre comercio con otros importantes mercados como China y Japón. Por ahora, el Acuerdo que está más avanzado se tramita con la Asociación Europea de Libre Comercio o Acuerdo Europeo de Libre Comercio (EFTA -European Free Trade Association). Un bloque comercial creado en 1960, por la Convención de Estocolmo, como alternativa a la Unión Europea y del que hoy solo participan Noruega, Suiza, Lichestenstien e Islandia, pero que ya tiene tratados comerciales con 35 países.
Por el momento, la mayor oposición al Acuerdo de Libre Comercia con la Unión Europea proviene de las filas del kirchnerismo, cuyo candidato presidencial Alberto Fernández, ha prometido revisar los términos del Acuerdo, así como renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional .