Como consecuencia del cambio climático, se produce la alteración de los ecosistemas, migraciones poblacionales, menor disponibilidad y acceso al agua dulce, deterioro de hábitats humanos, menor disponibilidad de alimentos, otras.
La nutrición es una de las necesidades básicas humanas esenciales para el desarrollo y crecimiento saludables de la población. Las evidencias científicas nos revelan fehacientemente la estrecha relación que existe entre el cambio climático y los graves problemas de salud relacionados con la nutrición.
Las sequias, inundaciones, redistribución de plagas, enfermedades y otras consecuencias de este cambio, representan una amenaza para la salud pública.
En 2050, se espera una disminución de agua dulce en las grandes cuencas fluviales, un aumento del nivel del mar e inundaciones en los deltas.
La contaminación y acidificación de los ríos, mares y océanos afecta los medios de vida y nutrición que dependen de ellos, se estima que el aumento de temperaturas reducirá las capturas de las principales especies de peces del mundo en un 40%.
Según el IPPC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), el declive del rendimiento de cultivos podría ser del 10-25% para 2050.
Los desperdicios y perdidas de alimentos generan a nivel mundial el 8% de las emisiones anuales, actualmente se pierde o desperdicia aproximadamente el 35% de la comida que se produce.
Con respecto a la emisión de gases emitidos por el ganado (metano especialmente), FAO estima que existe un potencial para reducir la emisión en un 30% aprox.
Debido a la erosión de suelos se prevé mayor aridez, desertificación, salinización y mayor demanda de agua para riegos.
Las precipitaciones y la temperatura ambiente influyen en las enfermedades trasmitida por el agua, siendo los patógenos más habituales la salmonella y enterovirus.
Estos cambios afectan la producción, transformación, distribución, disponibilidad y consumo de alimentos seguros e inocuos. Todo ello conlleva además a un incremento de los precios y menor proporción de macro y micronutrientes, por tanto, las consecuencias para la seguridad alimentaria son importantes.
La pérdida de diversidad afecta directamente a la agricultura y una de las consecuencias es el riesgo para la seguridad alimentaria, especialmente el de las personas más vulnerables, complicando la erradicación de la pobreza y retrasando el desarrollo sostenible.
La agricultura es el sector más afectado por el cambio climático, esto incide directamente en la actividad económica de los países, aumentando el riesgo de hambre y desnutrición, para colaborar con los sistemas alimentarios a nivel global se propone una agricultura sostenible con enfoque agroecológico.
El desarrollo y la forma en que la actividad agrícola y ganadera se desarrollan esta asociada al clima, e influye en la forma de explotación de los cultivos.
FAO propone producir más alimentos para una población creciente y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, producir sistemas alimentarios sostenibles y resiliencia agroecología para la biodiversidad y la salud.
El 23 septiembre de 2019 se realizará la Cumbre Mundial del Clima, con el objetivo de implementar el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático. En noviembre de 2018, 184 estados y la Unión Europea se han adherido al Acuerdo.