LA CONFERENCIA INTERGUBENAMENTAL
Los próximos días 10 y 11 de diciembre, convocada por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres se llevará a cabo en la bella ciudad marroquí de Marrakech la “Conferencia Intergubernamental Encargada de Aprobar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular”, que contará con la asistencia de Jefes de Estado y de Gobierno de 191 países comprometidos en la construcción de un marco normativo no vinculante que permita a los Estados gestionar los flujos migratorios en forma integral y humanitaria a escala internacional.
UN PROBLEMA EN EXPANSIÓN
En las últimas décadas los flujos migratorios se han incrementado convirtiéndose en una seria amenaza global a la estabilidad y gobernabilidad de algunos Estados y en un escalofriante drama humanitario.
Según las estimaciones más serias, en el mundo existen 580 millones de migrantes, que representan un 3,3% de la población mundial. Sin embargo, esos migrantes contribuyen en un 9% en el PBI mundial, con casi siete trillones de dólares al año.
Aunque el 25% de los ingresos obtenidos por los migrantes, incluidos los que se encuentran en situación irregular, permanecen en el país de acogida, en 2017, los países en desarrollo recibieron 450.00 millones de dólares, una cifra que triplica el monto de ayuda oficial al desarrollo.
Aunque la mayor parte de los flujos migratorios es Sur – Sur, es decir, intrarregional. En América Latina, por ejemplo, un 60% de la migración se produce dentro de la región, en África esta cifra trepa al 75%.
Aunque la mayoría de los migrantes viven y trabajan en los países de acogida en forma legal, el actual sistema hace que migrar no siempre sea fácil o posible. A pesar de ello, muchas personas están dispuestas a recurrir a cualquier procedimientos, por peligroso que esto sea, para ingresar y permanecer en un país en forma irregular (es decir, desprotegidos por la ley) si de esta manera pueden ayudar a mejorar las condiciones de vida de sus familias.
Estas malas condiciones de los flujos migratorios es insostenible, genera condiciones de trabajo degradantes, violaciones a los derechos humanos y hasta crisis humanitarias. Desde 2015, han muerto en las aguas del Mediterráneo al menos 6.500 migrantes, a los que se suman 500 muertos anuales en las arenas del Sáhara y entre 300 y 350 muertes anuales en la frontera entre México y los Estados Unidos.
Además, la migración irregular contribuye a generar que la percepción pública se que los flujos migratorios están fuera de control, provocando mayor desconfianza y xenofobia y alentando la implementación de políticas destinadas a dificultar aún más los movimientos de la personas.
UNA DIFÍCIL NEGOCIACIÓN
Un año después de la aprobación de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, en septiembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas organizó una reunión de alto nivel para abordar los grandes desplazamientos de personas migrantes y refugiados.
Esta fue la primera vez que una reunión de la ONU de alto nivel se dedicó íntegramente a la migración internacional. En ella, los 193 miembros de la Asamblea adoptaron la “Declaración de Nueva York para los refugiados y los Migrantes”.
Allí se acordó iniciar un proceso de consulta y negociaciones para arribar a un pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular. Los preparativos para el Pacto incluyeron reuniones regionales y temáticas, consultas con entidades académicas y ONG humanitarias y expertos de reconocida trayectoria internacional entre abril y noviembre de 2017.
Lamentablemente, no todos fueron acuerdos. Estados Unidos se retiraron de las negociaciones a finales de 2017 y Hungría en 2018. El mismo camino siguieron Israel y Australia rechazando el acuerdo.
Finalmente, el 13 de julio de 2018, la Asamblea General llegó a un consenso sobre un borrador final del Pacto que se suscribirá en la Conferencia Intergubernamental de Marrakech.
El documento de 34 páginas que resume el Pacto plantea 23 objetivos “para una migración segura, ordenada y regular”. Algunos de los más importantes -si se puede discriminar en un problema tan complejo- son las siguientes:
– Suministrar información en todos los estadios de la migración (tanto a los migrantes, como a sus familias y a los Estados).
– Facilitar las vías de migración regular.
– Salvar vidas y establecer esfuerzos internacionales coordinados sobre los migrantes desaparecidos.
– Combatir el tráfico de personas.
– Administrar las fronteras de manera integrada, segura y coordinada.
– Utilizar la detención de migrantes solo como último recurso y trabajar en alternativas.
– Proveer a los migrantes de servicios básicos, etc.
Los 23 objetivos abordan lo que parecen ser todos los problemas implícitos en el fenómeno migratorio. Con cierto ánimo de encontrar la solución a todo, tratan de argumentar qué se debe hacer. Pero sólo unos pocos aspectos se explicita cómo hacerlo. Además, el carácter no vinculante del Pacto hace que a la hora de la aplicación de soluciones, todo depende de los Estados y de su voluntad de cooperar en un “espíritu de solidaridad”.
Finalmente, con tal de revisar y evaluar el progreso realizado en la implementación por parte de cada país, en el Pacto se propone establecer un “Foro Internacional de Revisión de Migraciones” cada cuatro años (el primero se reunirá en 2022) para debatir y compartir los avances en la aplicación de todos los aspectos de este.
El Pacto Mundial para Migración Segura, Ordenada y Regular constituye un ambicioso pero a la vez necesario instrumento legal para hacer que la difícil decisión que lleva a una persona a abandonar a sus familias y afectos para reorganizar su vida en otro país no se convierta en una trampa mortal o en fuente de abusos y atropellos a los derechos humanos.