Las estadísticas pueden ser un instrumento para combatir el delito nos dice el Comandante General José Luis Pibernus*.
El Ministerio de Seguridad de la Nación, hizo conocer los datos estadísticos que se reunieron para los años 2014 al 2017, como parte de la gestión, del éxito de las políticas en el área como así el rendimiento de las fuerzas de seguridad y policiales en la lucha contra el delito. También esta reinstalación de las estadísticas, tuvieron su reconocimiento por parte de las Naciones Unidas, luego varios años de registros nulos o sin datos por parte de Argentina ante la comunidad internacional.
Estas estadísticas a nivel de Ministerio de Seguridad, como vértice superior del sistema, son la síntesis de las se llevan en los organismos de seguridad. Son estas instituciones las que en realidad aportan de primera mano toda la información que se registra en todo el territorio nacional en relación con los indicadores de seguridad. Registro que indudablemente se efectúan y que justifican la totalidad de las actividades que desarrollan estas instituciones del Estado.
Ahora, la construcción, uso adecuado y conveniente de la estadística, merece una pertinente capacitación en esta ciencia, que se ocupa de la recolección, agrupación, presentación, análisis e interpretación de datos. No es simplemente sumar procedimientos, secuestros de drogas, personas detenidas, kilometrajes de patrullajes, personas controladas, vehículos controlados, incautaciones, ni cálculo de porcentajes, etc. y llevarlos a gráficos; la estadística es un método científico que pretende sacar conclusiones a partir de las observaciones de estos datos.
Este método milenario, nos da el cómo emplear la información y cómo dar una guía de acción en situaciones prácticas futuras; es decir, tomar decisiones ante incertidumbres de escenarios complejos.
Así esta ciencia de aplicación práctica, casi universal en todos los campos de investigación, donde sea necesaria la toma de una decisión, bajo condiciones de incertidumbre, exige una adecuada capacitación de los usuarios, de lo contrario se transforma en meros registros de datos. Cuando el asiento o inscripción de los datos constituyen el primer paso, debiendo seguirse luego de su recopilación, con su descripción, análisis y conclusiones.
A través de ella, se pueden estudiar las diversas formas de comportamientos de grupos de personas hasta de la sociedad; indudablemente se incluyen a los grupos de infractores de la ley. La estadística es una ciencia exacta, por ello es fundamental el uso adecuado de sus métodos y procedimientos matemáticos que pueden ser demostrados de manera formal y rigurosa. Finalmente, a partir de las conclusiones, hacer predicciones, que facilitarán el planeamiento de acciones concretas sobre la base de esos datos.
Entonces no caben dudas que para su correcto uso, es esencial la capacitación. En nuestro país son numerosas las ofertas en institutos superiores y universidades de cursos u otros formatos educativos, para adquirir capacidades en torno a esta ciencia y que puedan volcarse en la seguridad. Estas opciones deben ser vistas como cursos de acción en la capacitación del personal superior de las fuerzas de seguridad y policiales. Las herramientas en los métodos estadísticas darán al funcionario público competencias para la toma de decisiones, planear acciones operativas frente a la incertidumbre del delito y la necesidad de prevención, el uso racional de los recursos del estado y tener rendimientos más eficientes.
Pero toda capacitación en seguridad debe ser contextualizada; es decir a partir de los conceptos y procedimientos que se aprehenden en el ambiente académico deben ser trasladados indefectiblemente a posibles situaciones o hechos que caracterizan al ámbito operativo de la seguridad. La teoría debe ser aplicada a ese ambiente de la seguridad, y nuevamente crear conceptos propios y específicos del área. Implica que la academia debe aceptar la experiencia de la seguridad para el uso de la ciencia estadística, en este área de las ciencias sociales.
Las capacidades adquiridas en estadística del personal de las fuerzas de seguridad y su aplicación contextualizada, en manos del usuario policial podrá facilitar la inclusión de otros indicadores de los denominados hechos, y facilitar su posterior descripción.
Respecto a lo expresado, y a modo de ejemplo, tomando como referencia, la categoría 28, Ley 23.737 (estupefacientes), del informe estadístico del Ministerio de Seguridad, donde se computan todos los delitos sancionados por el régimen de estupefacientes, se podrá subdividir en otros indicadores como subcategorías para mejorar el análisis de las situaciones registradas en torno a esta infracción, facilitando la adopción de decisiones y la planificación. Siguiendo con el ejemplo, separando de plano, los procedimientos producidos por investigación, de los controles rutinarios, patrullajes rutinarios en zonas de responsabilidad, hallazgos, interdicción de encomiendas y los de "tenencia para consumo".
Esta última subcategoría, consumidores, como el mismo Ministerio de Seguridad lo explica, responde a situaciones amparadas por la justicia a partir del año 2009 y que importan en las actuales estadísticas el 36 % del total de detenidos – 17.718 – en el periodo comprendido sobre 49.219 infractores. Es decir en los detenidos por drogas, no es lo mismo la aprehensión de integrantes de bandas, traficantes "mulas", que consumidores. La inclusión de estas especies de subcategorías, como indicadores o formas de manifestación del hecho investigado, daría más transparencia y sinceramiento de las cifras; y facilitaría las conclusiones y las decisiones a tomarse.
La misma capacidad contextualizada, debería orientar al análisis de las estadísticas de otros organismos, que también aportan información sobre los mismos hechos y cruzar con las propias. Por ejemplo las estadísticas del Ministerio de Justicia; las penas impuestas a autores del narcotráfico, sobreseimientos, causas que no llegan a juicio por nulidades, etc. Esta complejidad, daría orientación a más capacitación, como ser las causas que se "caen" por errores procedimentales, nulidades incurridas por las fuerzas de seguridad. Es información de suma valía para trasladarla a la actualización de los funcionarios integrantes de las fuerzas y evitar los mismos errores en el futuro.
También estos estudios de otras estadísticas contribuirían al arribo de conclusiones más precisas. Siguiendo con las infracciones a la ley de estupefacientes, estudiando las estadísticas de SEDRONAR y vincularlas con las propias, surgiría de que el incremento del tráfico también tiene relación con el crecimiento de la población que consume estupefacientes; esto es así en respuesta a la ley del mercado, oferta y demanda, en la que se encuadra la problemática de la droga. Este aspecto por ejemplo, el aumento del polo de la demanda está ausente en el informe del Ministerio de Seguridad, cuando se explica el incremento de las incautaciones de la cocaína.
En definitiva, las competencias en estadísticas darán las oportunidades de identificar alternativas de mejoras en el procesamiento e interpretación de información operativa que permitan optimizar sustancialmente el criterio de objetividad en el uso de indicadores propios de la seguridad; incluyendo los esquemas de recolección de datos con los que se cuentan, optimizando su utilidad y objetividad; desarrollando modelos propios que favorezcan el mejor cumplimiento de la misión y funciones institucionales. Todo ello facilitará la interpretación, el arribo de conclusiones y la proyección a las decisiones de mejora procedimentales y preventivas. Es decir el manejo de la estadística en las fuerzas de seguridad, aportarían información sustancial para el bienestar de la sociedad; pero para ello, el conocimiento de la metodología es fundamental y debería ser considerada en los planes de capacitación como trayectos vinculantes a las jerarquías de funcionarios con responsabilidad en la planificación y en la toma de decisiones.-
(*)Cte. Gol (R) GNA, Técnico en Enseñanza Militar, Oficial de Estado Mayor (GNA – EE. UU.), Instructor Militar, Licenciado en Gestión de la Calidad de la Educación, Especialista en Gestión de Instituciones Educativas, Magister en Estupefacientes.-