UN PANORAMA SOMBRÍO
Muchos países en el mundo están comprendiendo el peligro que el separatismo significa para la estabilidad del mundo y han comenzado a revisar sus vínculos con los grupos que lo emplean como excusa para justificar sus actividades.
Esto se hace evidente, particularmente en África, donde la inteligente diplomacia marroquí, conducida por el rey Mohamed VI, está terminando uno por uno con los pocos apoyos internacionales con que contaban los separatistas del Frente Polisario.
A comienzos de 2017, Marruecos retornó a la Unión Africana, el único foro internacional donde el Polisario gozaba de algún reconocimiento. Inmediatamente, Mohamed VI fue nombrado “Líder de la Unión Africana sobre la cuestión de la Migración”. Precisamente en ese rol el rey de Marruecos aprovecho la XXX Cumbre de la Unión Africana para presentar una “Agenda Africana para la Migración”, que consisto el rápido apoyo de la mayoría de los jefes de Estado africano. Reflejando el creciente liderazgo marroquí en los asuntos africanos.
Marruecos también está negociando el cambio de su estatus en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) un organismo de gran relevancia en la región que, no sólo agrupa a países africanos de la costa atlántica, sino también a estados del muy sensible Magreb.
Pero, la activa diplomacia marroquí no se limitó al continente africano. Seguidamente, en una hábil maniobra, Marruecos estableció relaciones diplomáticas con Cuba. La isla del Caribe había sido, desde los tiempos del triunfo de la Revolución Cubana y la guerra de independencia de Argelia, el principal aliado de los argelinos y, más tarde, del Frente Polisario, en el continente americano.
Fueron precisamente los cubanos quienes, con su certera diplomacia y su dinámico servicio de inteligencia, proporcionaron a los separatistas polisarios vínculos con los movimientos revolucionarios e insurreccionales de América Latina, desde las narcoguerrillas colombianas de las FARC hasta la Venezuela chavista.
Recordemos que Cuba ha brindado al Polisario, durante décadas, un activo programa de cooperación militar que permitió capacitar a miembros de la guerrilla separatista en tácticas militares. Además, la Habana brindo un amplio plan de becas para la formación de recursos humanos -especialmente en educación y sanidad- en la isla.
Ahora, el establecimiento de vínculos directos entre Rabat y la Habana, y el desarrollo de una creciente cooperación económica entre ambos gobiernos, pone en jaque los vínculos entre los cubanos y el Polisario.
Si a ello se agrega el hecho de que Rafael Correa dejado, en mayo de 2017, la presidencia de Ecuador, el apoyo al Frente Polisario en América Latina ha quedado reducido, casi por entero, en manos del régimen dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela. Un gobierno cada día menos legítimo y aislado internacionalmente.
LA REALIDAD SE IMPONE
Lo que está ocurriendo, es que en muchos países han comenzado a comprender que no pueden obtener mucho de la alicaída economía argelina, devastada por el descenso de los precios internacionales del petróleo, la corrupción generalizada y la inoperancia de la burocracia estatal.
Pero, si Argelia tiene poco que ofrecer a sus eventuales socios, el Frente Polisario tiene mucho menos, como no sean discursos y apelaciones a la solidaridad ideológica.
En tanto que Marruecos es el país más estable del Magreb y la economía marroquí en plena expansión recoge inversiones no sólo de Europa sino de socios considerados hasta ahora como no tradicionales, como China, India o Rusia.
El reino alauí brinda también su generosa cooperación para el desarrollo y asistencia humanitaria a sus hermanos africanos más necesitados.
Entonces, para muchos gobiernos la elección resulta sencilla. En este contexto se inscribe la reciente decisión de la República de Zambia, un país anglófobo situado en el centro – sur del continente africano y sin salida al mar; de retirar su reconocimiento diplomático al falso estado de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y mantener una posición neutral en la cuestión del Sáhara marroquí.
Zambia, que había reconocido a la RASD en julio de 2016, ha actuado con realismo político y anulado este reconocimiento.
Con Zambia son 36 entre 54 los Estados africanos que han resuelto retirar su reconocimiento a la parodia de Estado creado por el Frente Polisario, aplicando una política más realista y justa en torno al Sáhara.
EN CONCLUSIÓN
El creciente aislamiento diplomático que sufre el Frente Polisario podrían llevarlo a asumir posiciones aún más aventureras y radicalizadas en materia de política internacional. Así lo señala, por ejemplo, el presidente del Fórum Canario Saharaui y ex coronel de la Guardia Civil, Miguel Ortiz al decir: que el Frente Polisario ha “mantenido una postura amenazante y belicista hacia Marruecos, más acentuada si cabe desde la llegada al poder de Brahim Ghali, y que contribuye a una pérdida de apoyos y credibilidad internacional.”
El Frente Polisario se ha hecho ahora más dependiente de sus vínculos diplomáticos con los Estados, como la dictatorial Venezuela, considerados como parias dentro del sistema internacional.