Por el Dr. Adalberto C. Agozino
Abdelaziz Bouteflican, el anciano presidente argelino, se ha visto obligado, en los últimos días, a remover a varios altos funcionarios en medio de publicitados affaires que conmovieron a la opinión pública de su país.
Pese a la opacidad del régimen argelino los recientes escándalos que involucraron a ministros y otros altos funcionarios revelan que algo está agitando la trastienda de la cúpula del poder.
El primero en perder su cargo fue el ministro de Turismo, Mesaud Benagun, un político perteneciente al partido Movimiento Popular Argelino. Fue cesado por el presidente Bouteflika, tan sólo tres días después de asumir su cargo.
Cómo resulta habitual, el gobierno argelino no proporcionó ninguna explicación del porqué de la abrupta destitución del ministro. Inmediatamente, trascendió la versión de que el funcionario destituido habría cometido diversos pecados: no registraba ningún antecedente laboral previo a su designación como ministro, habría falsificado su diploma universitario e incluso registraría antecedentes penales por delitos comunes.
Frente a estas versiones cabe preguntarse por qué el presidente Bouteflika ignoraba estos antecedentes al momento de designarlo para el cargo, o mejor aún quién reveló las irregularidades cometidas por Benagun después de su designación y exponiendo al presidente a un escándalo.
Luego el conflicto estalló en el área económica del gobierno y le costó el cargo a Mohamed Laksaci, gobernador del Banco de Argelia, la entidad que regula al sector bancario y determina la política monetaria del país, desde 2001, y un funcionario de confianza del presidente.
La economía argelina viene padeciendo, desde 2014, por el pronunciado descenso de los precios del petróleo y el gas. Las exportaciones de hidrocarburos proporcionan el 95% de los recursos financieros del país. Menores ingresos significan menos fondos para afrontar las tan necesarias importaciones y obliga al gobierno a abandonar las inversiones no prioritarias en materia de infraestructura. También, los menores ingresos del Estado terminan por sumergir a la economía argelina en la recesión.
Mohamed Laksaci resultó cesado al término de una reunión de gabinete. Sa?dani, secretario general del oficialista Frente de Liberación Nacional acusó al destituido presidente del Banco de Argelia de ser responsable de la depreciación del dinar (la moneda oficial argelina) y la disminución de las reservas fiscales.
Las reservas de divisas de Argelia disminuyeron en 27.900 millones, en el año 2015, quedando reducidas a 151.000 millones de dólares. Para este año, se estima otra reducción de aproximadamente 30.000 millones. Mientras que, en el transcurso de este año, el dinar argelino se depreció en casi un 10% en relación al euro y casi un 18% frente al dólar.
Laksaci fue reemplazado por Mohamed Loukal hasta ese momento director general del Banco Exterior de Argelia.
Los recambios en el staff de funcionarios argelinos no se detuvieron allí. El siguiente en perder su cargo y verse sumido en el descrédito total, fue el CEO de la empresa estatal NAFTAL, Hocine Rizou, quien ocurpaba ese cargo desde 2015.
Rizou fue expuesto en un vídeo manteniendo una relación sexual con un hombre, en su casa, en pleno Ramadán.
NAFTAL es la principal empresa de comercialización de combustibles al por menor de Argelia. La empresa administra a más de diez mil bocas de expendio de combustible, distribuidas por todo el territorio argelino formando una parte importante del paisaje local. La empresa fue creada, por decreto, en 1981 y fue responsable del refinamiento del petróleo y de la comercialización para uso doméstico hasta 1987. En 1998, se convirtió en otra filial de la también estatal Sonatrach, la empresa más grande de Argelia.
La empresa NAFTAL emplea aproximadamente 31.00 trabajadores.
Hocine Rizou fue filmado clandestinamente en el seno de su domicilio manteniendo una relación homosexual y el vídeo fue enviado “en forma anónima” al canal Ennahar TV quien lo exhibió públicamente.
Podríamos discutir si Rizou debe perder su cargo debido a sus preferencias sexuales o si se ha violado el derecho a la intimidad de una persona en su vivienda familiar. Pero, parece más oportuno debatir los aspectos políticos de la cuestión. En ese caso, deberíamos comenzar por preguntarnos quién puede, en un país tan hermético y controlado por los cuerpos de seguridad e inteligencia como Argelia, grabar a un alto funcionario en su domicilio, enviarlo anónimamente a un canal de televisión y lograr que este lo exhiba sin alertar a las autoridades nacionales.
Estos hechos son muy sospechosos. Cualquiera de ellos, en forma independiente, llamaría la atención de los observadores. Pero, los tres juntos, ocurriendo en forma casi simultánea son evidencia de que la cúpula gubernamental argelina esta envuelta en una solapada y despiadada lucha por el poder dentro de su liderazgo. Parodiando a Hamlet podríamos decir “algo esta podrido” en Argelia.