Hach, Primer opositor al Polisario, sobre la solución del conflicto del Sáhara: La fórmula se basa en vínculos de soberanía y de interdependencia con Marruecos. Gentileza de Mares30
Entrevistado por Toufiq Slimani
Seguimos poniendo bajo la lupa el conflicto del Sáhara que ha durado casi medio siglo. Hoy por hoy, en pleno siglo XXI, hay dos proyectos: uno que aspira al futuro y al desarrollo trabajando en el terreno y otro que fantasea y sigue estancado en el pasado. El primero lleva la etiqueta marroquí y el segundo lleva la argelina. Dos proyectos opuestos. El mundo ha decidido apostar por el proyecto marroquí. Un proyecto que no excluye a nadie, incluso el “Movimiento Saharauis por la Paz”.
El Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) se creó en abril de 2020. Hoy es la mayor Oposición política al Polisario. Un movimiento liderado por el experimentado diplomático y político Hach Ahmed Barical, Primer Secretario del MSP. Un gran conocedor de la “cocina Interna” y de los entresijos del Polisario. Nació en 1956 en la ciudad de Dajla. Siguió sus estudios en Dajla y El Aaiún. Estudió Historia en la Universidad Nacional Vasca. Trabajó en la Oficina Informativa del Polisario entre 1979 y 1986. Fue representante del Polisario en España y Portugal entre 1987 y 1995, en Venezuela, Ecuador y Bolivia entre 1996 y 2004. Además, fue nombrado ministro encargado de América Latina y el Caribe entre 2004 y 2011. El Polisario lo nombró también ministro de Cooperación entre 2011 y 2012. Volvió a ocupar el puesto de ministro de América Latina entre 2012 y 2015.
Tras décadas en las primeras filas del Polisario, se dio cuenta de que la cúpula argelina y ‘polisariana’ no tiene una visión de futuro. Por lo tanto, empezó a distanciarse de la cúpula dogmática y estancada. En 2017, participó en la creación de la Iniciativa Saharaui por el Cambio, una corriente en el Polisario que llamaba al cambio. En abril de 2020, se creó el Movimiento Saharauis por la Paz y fue elegido Primer Secretario. Sin más preámbulos, a disfrutar de la charla con Hach Ahmed.
¿Tras cuatro años de la creación del Movimiento Saharaui Por la Paz (MSP), como principal oposición al Polisario, qué ha cambiado en este conflicto regional que ha durado más de cuatro décadas? ¿Cuál es la aportación principal del MSP al respecto?
La contribución más importante que se puede atribuir al MSP es haber introducido la cultura del debate, la tolerancia, la libertad de expresión y del multipartidismo en una parte de la sociedad saharaui acostumbrada a la disciplina férrea y a la rigidez ideológica propia de los partidos únicos. No ha sido nada fácil salir de las filas. En estas cinco décadas, el Polisario ha implantado en su mundo un sistema totalitario basado en la omnipresencia del “pensamiento único” sustentado fuertemente por un nacionalismo radical tóxico que raya en el fascismo y el fanatismo.
Gracias a las redes sociales y el trabajo político, hemos logramos romper el telón o muro de silencio que rodeaba a nuestra gente en Tinduf. Generamos un debate abierto, sin tabúes ni censuras, dejando al descubierto los males y errores, incluso los abusos y crímenes del pasado y cuestionando la gestión, liderazgo y rumbo de un proyecto en el que los saharauis invirtieron tiempo, energías y todo tipo de sufrimientos pero que está al borde del colapso. Desde el punto de vista de las libertades democráticas, el MSP ha supuesto pues, un punto de inflexión en el contencioso y sin duda un antes y un después en la historia del pueblo del Sahara Occidental.
El MSP fue creado en abril de 2020, y ocho meses después ocurrieron los sucesos del Guergarat, en noviembre, luego en diciembre del mismo año Estados Unidos reconoció la marroquinidad del Sáhara, después vinieron los demás reconocimientos de España y Alemania (2022) y Francia (2024). ¿Estamos viviendo el desmoronamiento del Polisario y la caducidad del separatismo?
De hecho, los sucesos de Guergarat se habían concebido como respuesta al surgimiento del MSP. Los “estrategas” de Tinduf creyeron que haciendo sonar los tambores de guerra silenciarían y desprestigiarían las voces emergentes partidarias de la vía pacífica y el resultado, como habíamos advertido, está a la vista. Desde hace cuatro años pierden la vida, a diario, jóvenes de familias humildes empujados por dirigentes incompetentes e irresponsables a una guerra asimétrica e inútil.
En el plano estratégico, la dirección del Polisario incurrió en una torpeza monumental alterando, por razones de política interna, el status de 1991. La vuelta a las hostilidades fue un disparo en su propio pie perdiendo todas las posiciones militares sobre el terreno heredadas a raíz de la entrada en vigor del alto el fuego decretado por la ONU el 6 de septiembre de 1991. El “territorio liberado” dejó de existir.
Ciertamente, en los últimos tiempos hubo en el terreno diplomático una sucesión de hechos de gran alcance en el dossier del Sahara. Las posiciones adoptadas por Estados Unidos, España y últimamente Francia, las potencias que más influyen en el Consejo de Seguridad, repercuten con fuerza en el proceso. El último debate en el Consejo y el informe del Enviado Stefan de Mistura reflejan la influencia y visión de estas potencias poniendo de manifiesto la nueva correlación de fuerzas y las opciones existentes. Me imagino que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos incidirá en los futuros escenarios habida cuenta del tuit de diciembre de 2020 y de su alergia y la de su equipo a la financiación de operaciones de paz costosas e interminables.
Paralelamente a esta evolución, no se debe perder de vista que, si bien las potencias de peso en la ONU apoyan la propuesta autonómica marroquí como base creíble para la solución, es obvio para ellas, y así se refleja en todas las resoluciones del Consejo de Seguridad, que el arreglo ha de ser político, aceptable para los saharauis y ajustado a las resoluciones de la ONU. De aquí la oportunidad y conveniencia de la “tercera vía” abierta por el MSP.
Como oposición organizada tenemos la certeza de que existe unanimidad entre los saharauis respecto a la necesidad inaplazable de un acuerdo político con el Reino de Marruecos y que después de cincuenta años de dolor y frustraciones no podemos continuar vinculando nuestro destino a la suerte de un proyecto fallido.
Es sabido que el MSP defiende una solución política al conflicto del Sáhara bajo la soberanía marroquí. ¿Podría usted explicarnos clara y precisamente vuestra postura? ¿Están de acuerdo con la fórmula de autonomía bajo soberanía marroquí que sigue acumulando el apoyo de la Comunidad Internacional?
R- La postura del MSP es diáfana y no encierra opacidades ni ambigüedades de ningún género. En Dakar, octubre de 2023, expusimos públicamente los lineamientos generales de una propuesta de solución integral para ser afinada y pactada con el Reino de Marruecos bajo garantías internacionales. La fórmula se basa evidentemente en vínculos de soberanía y de interdependencia con el Reino de Marruecos proporcionando a la población saharaui un estatuto de autogobierno ajustado a los estándares universalmente reconocidos. Por supuesto, se toma en consideración la propuesta de 2007 y para su elaboración se escogen elementos desde el caso del Kurdistán iraquí hasta el de las Islas Feroe con Dinamarca pasando por los que nos parecen más próximos y ejemplares en el Estado español, particularmente el modelo Euskadi. Parte del reconocimiento y el compromiso con los atributos y potestades exclusivos del Rey de Marruecos contenidos en la constitución marroquí y expone algunas ideas sobre las instituciones, competencias y recursos de la Entidad Saharaui resultante del pacto.
Tras sondear a amplios sectores de la opinión saharaui, incluyendo a los notables tribales, podemos afirmar que la hoja de ruta de Dakar es la mejor opción, por no decir, la única que tienen los saharauis frente a lo que parece una deriva o desmoronamiento incontenible del proyecto del Polisario. A sus dirigentes más sensatos invitamos, una vez más, a asociarse a este esfuerzo para abrir al pueblo saharaui, por fin, una etapa de tranquilidad y prosperidad.
De todos modos, me gustaría subrayar de nuevo que la evolución diplomática y los continuos pronunciamientos favorables a Marruecos e incluso lo que podría deparar el destino al otro proyecto no hacen prescindible ni aplazable la solución de compromiso preferiblemente bajo los auspicios, mediación y garantías de la ONU o al margen de ella si fuera preciso. Estamos ante una oportunidad histórica para poner a prueba la madurez y pragmatismo de los saharauis y a la vez, la modernidad y solidez de las instituciones de la monarquía constitucional marroquí del siglo XXI.
“Según el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Mohamed Benhima, un Sahara independiente caería irremisiblemente bajo influencia argelina y soviética, convirtiéndose en el primer territorio atlántico hostil a Occidente entre Oslo y Ciudad del Cabo. En su opinión, que Kissinger estimó «interesante», el régimen argelino buscaba ante todo una salida al Atlántico y Marruecos no podía quedarse aislado ni rodeado, como había pretendido Francia en su día con Argelia”, subrayó el investigador británico Charles Powell en su libro “El amigo americano: España y Estados Unidos, de la dictadura a la democracia”, cuando abordó la entrevista de Benhima y Kissinger, el 5 de octubre de 1973. Hace medio siglo, EEUU sabía que un Estado manejado por Rusia y Argelia era inviable. ¿Está de acuerdo en que la Comunidad Internacional ha llegado hoy a esta conclusión sobre todo tras los apoyos claros por muchos países al Plan de Autonomía y la apertura de varios consulados en Dajla y El Aaiún?
Creo que el error más abultado y quizá el mejor servicio prestado por los fundadores del Polisario a Marruecos es haber caído en los brazos del Coronel Gadafi y más tarde en los de la Argelia del FLN en el apogeo de la guerra fría. El intento de forzar la implantación de un proyecto revolucionario de corte comunista en una zona del hemisferio occidental dependiente de la OTAN como es el Sahara Occidental, en aquel momento preciso de la transición de España, la potencia administradora, fue lo que provocó la cadena de acontecimientos traumáticos que conoció la región hasta el día de hoy. La Comunidad Internacional ha llegado a la conclusión de que es hora de buscar una solución a un contencioso que ha perturbado por medio siglo la estabilidad y la paz del noroeste africano.
El diario Mares 30 preguntó en Rabat al Presidente del Gobierno de Canarias sobre su postura acerca del conflicto del Sahara y respondió afirmando que apoya la decisión del Gobierno español de apoyar el Plan de Autonomía. No es ningún secreto que Canarias es la Comunidad española donde hay más simpatizantes con el Polisario. ¿Cree que el Polisario está hoy más aislado que nunca? ¿El MSP está debilitando y sustituyendo al Polisario en Canarias y España?
El Polisario y su proyecto, debido a la prolongación del conflicto, el desgaste de su discurso y sus errores durante la época colonial y poscolonial, están en sus horas más bajas. En España su presencia y sus relaciones se reducen a círculos de la extrema izquierda y del nacionalismo radical. En el ámbito político y mediático, su actividad ha ido decreciendo progresivamente. Con el gobierno los contactos llevan tiempo suspendidos y su principal preocupación se centra en la recogida de ayudas humanitarias a través de asociaciones y grupos de amigos que, a su vez, subsisten gracias a las subvenciones y ayudas a los campamentos de refugiados. Desde luego, la emergencia del MSP ha permitido a la opinión y a los estamentos políticos españoles apreciar un discurso nuevo, pacifista y conciliador que aboga por la solución de compromiso en contraposición al repetitivo relato belicista del Polisario que fuerza los saharauis a una resistencia “numantina” irracional y que en el fondo los empuja hacia el suicidio colectivo. La nueva posición del gobierno de Pedro Sánchez, mas allá de la controversia política interna que ha suscitado, ha logrado sacar a España de la neutralidad negativa observada desde el inicio del conflicto. Claro que el avance podría ser más significativo si se acompaña de acciones concretas para facilitar la solución política y asistir con sus conocimientos y experiencia en materia de autogobierno. La solución del contencioso saharaui y la inauguración de una etapa de paz, cooperación y desarrollo en el noroeste africano es lo que beneficia a los intereses de España, y por consiguiente, a los de Canarias.
Cómo trabajan y coordinan con las autoridades marroquíes?
Con las autoridades marroquíes no ha habido, hasta ahora, contactos directos. A penas llevamos cuatro años de existencia y además surgimos en medio de la pandemia de Covid-19 que paralizó al mundo entero durante casi dos años. Al gobierno de Marruecos hicimos llegar, junto a los de Argelia, Mauritania y países interesados como España, Francia y otros, nuestra carta de presentación tras el congreso fundacional en octubre de 2020. Evidentemente, la apertura de un diálogo con las autoridades marroquíes, como no podría ser de otra manera, es un objetivo por el que trabajamos. Percibimos y leemos señales, a nuestro modo de ver, alentadoras, pero hasta ahora no se han producido contactos directos. Personalmente, confío en las “sorpresas” que puede deparar la etapa que se ha abierto tras la resolución del Consejo de Seguridad 2756 y el informe del Enviado Personal del Secretario General de la ONU, Stefan De Mistura. No es de extrañar, incluso me parece lógico y razonable que después de tres décadas de estancamiento del proceso político auspiciado por la ONU, se busque a otros interlocutores representativos en ese ochenta por ciento de la población saharaui que nunca se ha identificado o ha dejado de sentirse representado por el Polisario. La credencial de “representante único y legítimo” a la que se apega el viejo movimiento es una fotografía en “blanco y negro» que forma parte del pasado.
¿Cuál es su próximo paso para contribuir a la solución de este conflicto?
La creación de una fuerza política saharaui independiente surgida de las entrañas del Polisario ha sido un paso trascendental por su calado político y el precedente que representa. Hemos roto con la camisa de fuerza que suponía pertenecer a un partido único de corte estalinista ofreciendo a la vez una alternativa realista y viable. Después de un largo proceso de reflexión decidimos poner punto final a un viaje a ninguna parte en el que nos vimos envueltos por inmadurez o inocencia a una edad temprana. En estos cuatro años logramos afianzarnos como referencia de un enfoque moderado y pragmático que, estamos seguros, refleja el verdadero sentir de la mayoría de los saharauis, especialmente los que abandonaron el territorio en los años setenta del siglo pasado y sus descendientes. La gente ya no cree en las fantasías e ilusiones de proyectos imposibles fuera de su tierra. El próximo paso que tenemos previsto es, además de intensificar y ampliar el trabajo en el exterior, organizar la Tercera Conferencia Internacional para el Diálogo y la Paz, planificada para los primeros meses del próximo año. Será otra cita para el dialogo saharaui- saharaui al cual invitaremos por enésima vez a la gente sensata, si es que la hay, de la dirección del Polisario. Les ofrecemos la posibilidad de debatir y confrontar ideas en un espacio libre, lejos de los cuarteles de Tinduf y de la “policía del pensamiento” y en presencia de los notables tribales del Sahara, la autoridad legítima heredada de la época colonial.
¿Cómo ha recibido la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre los acuerdos comerciales firmados entre Marruecos y la Unión Europea?
Sinceramente creo que ha sido una “tempestad en un vaso de agua”. Sus efectos son irrelevantes. Para nada refleja la posición de los estados europeos.
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