INTRODUCCIÓN.
Antes de que se celebraran las elecciones municipales y regionales del fin de semana pasado en Chile, conviene recordar que el país tiene tras de sí dos referéndums constitucionales rechazados; el primero, proponía una constitución que tomaba y elevaba hasta el paroxismo los postulados del materialismo histórico, así como los de la agenda 2023, el lobby lgbtq+, la ideología de género y un largo etcétera de confuso detalle.
La segunda proposición, tenía más tintes liberales, pero siempre dejaba como bomba de relojería conceptos constitucionales indeterminados, sujetos a ser interpretados, reinterpretados o mal interpretados al amaño del gobierno de turno, por vía legal y con un quorum mínimo, tornando así en frágil e ilusoria tanto la certeza como la seguridad jurídica; dichos bienes jurídicos fueron los que hicieron posible convertir a Chile en un país serio, sacándolo del penúltimo lugar en desarrollo humano en Sudamérica para catapultarlo hasta el primero.
Hoy, Chile no está bien, ni en lo social, ni en lo político ni en lo económico, pero los cimientos y las estructuras institucionales no han sufrido mayor mella, por lo que, si así se decide, no le costará volver a remontar el rumbo, pero debe enmendar la marcha y repensar con mirada de largo plazo, a riesgo de volver a caer en devaneos producto de los cantos de sirena que, de tanto en tanto, le seguirán acosando.
Es verdad que la opinión pública chilena ya se formó un juicio respecto al gobierno de Boric ha traicionado todos los postulados que enarboló para seducir a incautos e ingenuos que le dieron su sufragio. No es ningún secreto que las promesas de crecimiento económico jamás se plasmaron, el país se llenó de más regulaciones y “permisologías”; en lo educacional, bandera de lucha desde 2011 entre su sector las cifras año tras año van en caída libre, y hoy padecen quemaduras decenas de escolares que fabrican cocteles molotov en recintos educacionales con miras a lanzárselos a personas (carabineros o transeúntes que osen rechazarlos) y propiedades públicas y privadas.
La constante concientización de revolucionarios profesionales que deambulan de liceo en liceo inoculando monsergas y clichés ideológicos a los escolares; quienes caen en una suerte de insania mental. Así las cosas, los púberes inyectados con el odio rojo los ha llevado en años anteriores a bañar en combustible a docentes y directores de colegios capitalinos, amenazándolos con prenderles fuego; el gobierno minimizó cada uno de estos hechos, llamándolos “incidentes aislados” o “problemas de convivencia escolar”.
Este gobierno autoproclamado feminista, guardó silencio durante días hasta que explotó una denuncia por violación en contra del subsecretario del interior (Caso Monsalve), ahora resulta que ya hay dos denuncias en su contra. No es posible omitir que semanas atrás el senado mediante acusación constitucional destituyó a dos ministros de la Corte suprema por falta de probidad que los habría hecho incurrir en notable abandono de deberes, con toda la polémica que eso conlleva.
Por cierto, todos estos hechos que revisten caracteres de delitos están siendo investigados por el ministerio público y, en su momento se judicializarán ante el Tribunal competente. Todo lo anterior se suma al tsunami delictual instalado a lo largo del territorio nacional, lo que se potencia con el aporte multicolor y caribeño de inmigrantes ilegales que no han venido a aportar o colaborar como otros que sí lo han hecho, sino que han traído sus métodos de crimen organizado, desconocidos para al hampa chileno. Hoy es moneda corriente saber de muertos acribillados, personas N.N. encontradas mutiladas, decapitadas o trozadas, esto parece que fuera una lucha entre facciones tribales del África subsahariana, pero no, es la forma en la cual la delincuencia que opera en Chile pretende resuelve sus controversias, disputas o rencillas, y tanto Carabineros de Chile (nuestra policía uniformada) como la Policía de Investigaciones de Chile (nuestra policía civil) necesitan y merecen más recursos humanos, técnicos, logísiticos y económicos para hacer frente a una criminalidad organizada, violentísima y con poder de fuego similares a carteles mexicanos. Esto algo apremiante y este gobierno todavía no espabila.
He aquí el panorama nacional que recibió a los comicios municipales y regionales. Hay quienes se apuran en decir que no pueden extraerse mayores informaciones para las elecciones parlamentarias y presidenciales, pero lo cierto es que históricamente las municipales siempre han sido un predictor de intención de voto, al menos al nivel de concejales, lo que permite analizar el voto disperso y como éste se ordena en favor o contra de personas, movimientos o ideas.
Y ahora, en cuanto a los resultados. Prácticamente de todo hubo para cada sector político tras la doble jornada electoral de este fin de semana, esta vez con voto obligatorio. Sin embargo, el sabor en el oficialismo es menos dulce que el de la oposición. Es verdad que nadie podría declararse ganador absoluto tras las elecciones, pero sí existía una batalla electoral clave, la “madre de todas las batallas”, una victoria simbólica que incluso podría servir para proyectar la sensación de triunfo, me refiero a Santiago, la capital de Chile.
En dicha comuna ganó el candidato de Chile Vamos, Mario Desbordes (RN, centro derecha), derrotando a la oficialista Irací Hassler del Partido Comunista. Esto ha marcado el relato del arco político chileno, pero seamos claros, a nivel nacional, los partidos oficialistas perdieron alrededor de unas 40 comunas.
El domingo, cerca de la medianoche, el Presidente Gabriel Boric salió a dar unas palabras junto a su comité político, y dijo: “Quiero destacar la fuerza del progresismo en esta elección (…) esta elección tiene de dulce de agraz para todos los sectores. Los pronósticos catastrofistas no se han cumplido“. El oficialismo de izquierda quiere leer de os resultados que éstos no eran tan malos como “los que quería proyectar la oposición” antes de los comicios, subrayando el triunfo en primera vuelta de cuatro gobernadores. No obstante ello, si en algún momento el gobierno tuvo una sensación de “empate”, ésta se diluyó con la derrota en Ñuñoa de Emilia Ríos (Frente Amplio, izquierda) a manos de Sebastián Sichel (independiente, derecha) por menos de un 1%, es de justicia informar que Ñuñoa es el bastión del Frente Amplio, de la izquierda bonita o “gauche caviar” o “red set” La derrota de Ríos se confirmó cerca de las 23 horas. La tensión tras el cierre de los conteos estuvo en la Gobernación Regional. ¿Ganaba o no en primera vuelta Claudio Orrego (independiente, izquierda)?
En definitiva, no ocurrió así y habrá balotaje entre Orrego y Francisco Orrego de (RN, centro derecha) pero a medida que el conteo de los vocales se distribuía entre los dos Orrego, quedaban claras las tendencias de algunas comunas de la Región Metropolitana. Más allá de cualquier tipo de análisis, los números señalan fríamente lo que sigue: Chile Vamos (centro derecha) obtuvo el triunfo en 123 comunas, aumentó en 36 sus reductos; Contigo Chile Mejor (pacto oficialista – izquierda) obtuvo 110 y perdió 40.
El Partido Republicano de Chile (de derecha sin ambages) quienes no tenían alcaldías, ganaron 8. Lo mismo que el Partido Social Cristiano, un conglomerado creado hace muy poco tiempo y que de la nada pasaron a dirigir una importante capital regional: Nada menos que Concepción (Región del Biobío). Los independientes se transformaron en la “tercera fuerza” comunal: los “sin partidos” estarán al frente de 101 municipios. Mención aparte es lo ocurrido con republicanos: no ganaron ninguna capital regional, pese a que aspiraban a la de Valparaíso y Concepción, y obtuvieron ocho municipios: General Lagos, Parral, Pinto, Mulchén, Purranque y Puqueldón, entre otros.
Merece una mención aparte señalar que los republicanos obtuvieron la comuna de Macul, ubicada en el sector suroriente de la capital, lo que los instala en un municipio residencial de estrato económico medio-alto y en el radio urbano de la Región Metropolitana.
Los chilenos hemos tenido que votar en ocho procesos electorales, incluyendo segundas vueltas, hay quienes ya hablan de un “estrés electoral”, podemos señalar que cada elección deja un sabor particular. Los comicios municipales y regionales celebrados el sábado y domingo fueron los primeros realizados con voto obligatorio. La participación fue alta, pero el 18,8% de votos nulos y blanco en la elección de gobernador se constituye en una alerta respecto de un malestar en contra de la clase política tradicional que va en alza. Corresponderá desmenuzar los resultados a nivel de concejales y consejeros regionales para estudiar la dispersión de voto y cómo encauzarlo paras provecho de las alianzas electorales de cara a los comicios parlamentarios y presidenciales de noviembre de 2025.
Juvenal Urízar Alfaro. Abogado chileno, Magíster en Derecho Público.
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