El separatismo es un azote mundial que genera guerras, carreras armamentistas, terrorismo, fanatismo y destrucción en los más diversos países del planeta.
Contenido:
La reciente responsabilidad del grupo separatista balushi “Jaish al Adl” (en árabe “Ejército del Islam”) en los recientes incidentes (intercambio de ataques con drones y misiles) entre Pakistán e Irán son un nuevo ejemplo de papel nocivo de las minorías separatistas para la paz mundial.
El separatismo en la historia y el mundo
Después de la Primera Guerra Mundial, el tratado de Versalles que desarmó y desguazó al Imperio Alemán dejó a siete millones de alemanes étnicos conformando minorías separatistas en las fronteras de los jóvenes países limítrofes con Alemania: Checoeslovaquia y Polonia.
Los llamados “sudetes” fueron la excusa a la que, dos décadas más tarde, recurrió Adolfo Hitler para justificar su política expansionista y belicista. Así primero absorbió a Checoslovaquia e invadió Polinia detonando la Segunda Guerra Mundial.
Este no es el único caso en que una minoría separatista provoca una guerra.
El separatismo de la etnia albanesa y musulmana de Kosovo ha sido causal de guerras y conflictos desde la batalla de Kosovo, en el año 1389, a la actualidad. Ese separatismo culminó en la Guerra de Kosovo, un conflicto armado ocurrido en la región serbia de Kosovo, entre el 28 de febrero de 1998 y el 11 de junio de 1999, en él se enfrentaron las fuerzas de la República Federal de Yugoslavia (que en este momento estaba compuesta por las Repúblicas de Serbia y Montenegro), que controlaban Kosovo antes de la guerra, y el grupo rebelde albanés de Kosovo, conocido como Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), con el apoyo aéreo de la OTAN a partir del 24 de marzo de 1999, y apoyo en tierra del ejército albanés.
La guerra terminó con el Tratado de Kumanovo, por el cual las fuerzas yugoslavas y serbias acordaron retirarse de Kosovo para dar paso a una presencia internacional.
En el conflicto de Kosovo murieron 13.500 personas, 1.400.000 albaneses de Kosovo fueron desplazados y luego 200.000 serbios, romaníes y habitantes no albaneses huyeron de Kosovo y muchos de los civiles restantes fueron víctimas de graves abusos. Serbia se convirtió en el hogar del mayor número de refugiados y desplazados de Europa.
El problema de las minorías separatistas se potenció debido a las guerras, el imperialismo y el colonialismo europeo en el Tercer Mundo que creó Estados multiétnicos. Con frecuencia después de la descolonización surgieron Estados cuyas fronteras no respetaban las realidades éticas en cada región, y sus sociedades albergan grupos tribales con frecuencia enfrentados desde mucho tiempo atrás.
Hoy, los conflictos que involucran a minorías separatistas más o menos violentas recorren el planeta sin distinción entre naciones antiguas y jóvenes estados poscoloniales.
En Canadá, la minoría francófona de Quebec aspira a la independencia de esta provincia canadiense.
Los Estados Unidos tienen problemas con los nacionalistas separatistas de Puerto Rico, representadas entre 1973 y 1983 por las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico que llevaron a cabo 120 atentados y desde 1976 a la fecha por el Ejército Popular Boricua (EPB – Los Macheteros).
En el Reino Unido el Partido Nacionalista Escocés, el Partido Verde Escocés, el Partido Socialista Escocés y el Partido Alba, aspiran a la independencia de Escocia y a su integración con la Unión Europea.
Algo similar ocurre con la región de Gales donde entidades como País de Gales Rojo, Socialistas Galeses, País de Gales independiente, la Sociedad de Lengua Galesa, Comunidad, Sociedad Gales libre y el Movimiento de Liberación del País, impulsan la independencia de esa región.
En el Reino de España: las regiones de Galicia, País Vasco, Cataluña, Andalucía y Canarias albergan movimientos separatistas que se proponen, como objetivo último, terminar con la monarquía constitucional y conformar una suerte de república plurinacional federativa, cuando no a la total y absoluta independencia de sus minorías.
Los kurdos son un pueblo iranio que habita la región montañosa del Kurdistán, en Asia Occidental, repartida principalmente entre los Estados de Siria, Irak, Turquía e Irán. También existe población kurda en un parea geográfica más extensa, que abarca desde los montes Tauro hasta el oeste de las mesetas de Irán; y desde el monte Ararat hasta el pie de las colinas contiguas a las llanuras mesopotámicas, con enclaves significativos en el extremo oriental de Siria y en Armenia y la llanuras mesopotámicas, con enclaves significativos en el extremo oriental de Siria y en Armenia y la Provincia Autónoma de Najicheván en Azerbaiyán. Los kurdos son en su mayoría musulmanes sunníes, aunque una importante minoría todavía sigue la religión tradicional kurda, el jasidismo.
El pueblo kurdo es la minoría étnica más grande en el Cercano Oriente que no se encuentra en alguna forma de Estado. Se trata de unos cuarenta millones de personas que habitan en Turquía, Irán Irak y Siria, también hay una importante diáspora kurda en la Unión Soviética y en algunos Estados postsoviéticos. Por un lado, son una fuente permanente de inestabilidad con sus organizaciones armadas y, por otro, son una continua amenaza a la integridad territorial de los países del Kurdistán, además constituyen una minoría reprimida que sufre continuas violaciones a los derechos humanos.
En la República Popular China, los uigures, un grupo étnico de religión musulmana compuesta por ocho millones de personas, vive en la región del noroeste del territorio chino, principalmente en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang. Esta minoría también está presente en Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán.
El Partido Comunista de China teme que los uigures aspiren al separatismo de Sinkiang o sean el canal de penetración del islamismo yihadista, por lo tanto, ha ampliado la vigilancia policial para detectar signos de “extremismo religioso” tales como poseer libros sobre los uigures, dejarse la barba, tener una alfombra de oración, llevar vestidos largos o dejar de fumar o beber.
Los uigures se consideran parte del “Grupo de los Cinco Venenos”[i], cinco amenazas percibidas a la estabilidad del gobierno de Partido Comunista de China por ofrecer “una visión alternativa de China”.
Por ese motivo, unos 120.000 uigures se encuentran retenidos en “campos de reeducación” destinados a cambiar el pensamiento político, su identidad étnica y sus creencias religiosas.
China también enfrenta el separatismo en el Tíbet, región que se anexionó en 1951, tras la batalla de Chamdo convirtiéndola en la Región Autónoma del Tíbet. El decimocuarto Dalai Lama y sus colaboradores debieron refugiarse en la India donde establecieron un gobierno paralelo, la Administración Central Tibetana. No obstante, las tensiones respecto al estatus político del Tíbet se mantiene y los grupos separatistas son muy activos, especialmente en el extranjero.
Entre 2010 y 2012, los tibetanos protestaron contra la ocupación china inmolándose (en lo que se conoce como incinerarse a lo bonzo) en lugares públicos y también en el extranjero. Para terminar con la protesta, el gobierno chino detuvo a algunos activistas tibetanos en el Tíbet y los sometió a torturas.
Otro foco de problemas para Beijing es la situación de Taiwán. Desde 1945, la isla de Formosa y otras cercanas han estado bajo el régimen político de la República de China, el Estado que gobernaba toda China hasta el final de la guerra civil entre el Kuomintang y el Partido Comunista de China, cuando este último se hizo con el poder en la República Popular China.
Desde entonces, el antiguo régimen chino se ha mantenido en la isla de Taiwán, dando lugar a una compleja situación jurídica y diplomática: aunque en la práctica es un estado independiente, no es reconocido por las Naciones Unidas, pero sí tiene reconocimiento diplomático como República de China por parte de un estado europeo (el Estado Vaticano), un estado de América del Sur (Paraguay), dos de Centroamérica (Guatemala y Belice), cuatro del Caribe (Haití, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y San Cristóbal/Kitts y Nevis), y cuatro del Pacífico Sur, en Oceanía: Islas Marshall, Nauru, Palaos, y Tuvalu, en total 13 estados. Ningún país de África, ni de Asia, ni de Norteamérica le reconocen como estado independiente; la razón de esta falta de reconocimiento es la presión diplomática de la República Popular China, que aspira a recuperar el control de esa parte de su territorio.
En Centroamérica, la República de Panamá debe su existencia a un movimiento separatista que, tras 17 intentos de separación y cuatro separaciones declaradas, finalmente alcanzó la independencia como resultado de la “Guerra de los Mil Días”, el 3 de noviembre de 1903.
En Sudamérica, Chile y Argentina enfrentan el separatismo terrorista de quienes se reivindican como descendientes del pueblo originario de los “mapuches”, una étnica que emplea la lengua mapudungun.
En Chile, organizaciones mapuches como el Consejo de Todas las Tierras, la Coordinadora de Todas las Tierras, La Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Resistencia Mapuche Lafkenche, Resistencia Mapuche Malleco y Weichan Auka Mapu reclaman el derecho de autodeterminación establecido en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas. Con la adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 13 de septiembre de 2007, la comunidad internacional ha reconocido expresamente el carácter de pueblos de los indígenas, como ya lo afirmara el Relator Especial de Naciones Unidas, Miguel Alfonso Martínez, quien en su estudio encargado por esa organización internacional sostuvo que “no he podido hallar argumento jurídico suficiente para que pueda defenderse la idea de que los indígenas han perdido su personalidad indígena internacional como naciones/pueblos”.
Si bien la amplitud de la autonomía y beneficios reclamados varían entre los distintos sectores mapuches, muchas de las organizaciones mapuches que la reclaman, la relacionan y la piden de la misma forma que el derecho de autodeterminación obtenida por el pueblo inuit en Groenlandia, desde la década de 1990; o como los beneficios logrados por los indígenas de Bolivia a partir de la presidencia de Evo Morales.
Además, organizaciones mapuches como Wallmapuwen han entablado vínculos con el Bloque Nacionalista Gallego y Esquerra Republicana de Catalunya, proponiendo replicar el sistema español de las comunidades autónomas en Chile, así como el reconocimiento de los pueblos indígenas en la constitución (similar caso al reconocimiento de las administraciones y lenguas regionales en España).
En Argentina, las personas que se reconocen como mapuches (pero que no tienen origen étnico mapuche puro) son unas 105.000 y el separatismo está sostenido por la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), que lidera el autoproclamado “lonco”[ii], un mapuche de origen británico, llamado Francisco Facundo Jones Huala, que actualmente se halla cumpliendo una pena de cárcel en Chile.
Tanto la llamada “Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco y Weichan Auka Mapu”, en Chile, como la “Resistencia Ancestral Mapuche”, en Argentina, conforman lo que denominan como un “movimiento mapuche anticapitalista”.
Este movimiento mapuche está librando lo que denomina una “guerra de liberación”, tanto contra el “Estado burgués” como contra las empresas forestales y de transporte, las iglesias y la población cristiana.
Los terroristas separatistas mapuches operan indistintamente en territorio chileno o argentino. No reconocen la soberanía, ni la legalidad de ninguno de los dos Estados. Tan sólo aprovechan en su beneficio la separación de jurisdicciones para dificultar el accionar de las agencias de aplicación de la ley a uno y otro lado de la cordillera de los Andes, e incluso recibir ayuda financiera del Estado argentino, como las Asignaciones Universales por Hijo.
Otra organización mapuche, el Consejo de Todas las Tierras (Aukiñ Wallmapu Nugulam), constituido en 1990, intenta crear un Estado Mapuche Independiente, el “Wallmapu” (“territorio circundante” en mapudungun). Para ello, en 1992, creó la “Wenofoye” o bandera nacional mapuche. Las tierras que reclama para ello se sitúan desde el río Limari por el norte hasta el archipiélago de Chiloé por el sur -en la ribera sudoriental del océano Pacífico- y desde el centro y sur de la Provincia de Buenos hasta la Patagonia argentina -en la ribera sudoccidental del océano Atlántico-, en lo que denominan “Puelmapu” (Tierra del Este).
En Bolivia y Perú, el expresidente Evo Morales alienta la formación de una “República Aymara” en la región boliviana del lago Titicaca y el departamento peruano de Puno y la región chilena de Tarapacá. Los aymara constituyen un grupo étnico compuesto por tres dos millones de personas (2 millones en Bolivia y 500.000 en Perú y Chile) que hablan su propia lengua.
Otro foco separatista en Bolivia se sitúa en la región de Santa Cruz de la Sierra, donde muchos de sus habitantes de origen europeo que rechazan a los políticos de origen indígena aymara o quechua de La Paz y Sucre.
En África, debido a las consecuencias combinadas del colonialismo europeo, el cambio climático que fuerza la migración de las etnias ganaderas por la desertificación de las tierras y los conflictos políticos e ideológicos, se multiplican los casos de separatismo étnico.
Argelia enfrenta al separatismo de los bereberes que habitan la región norteña de la Cabilia impulsado por el Movimiento por la Autonomía de la Cabilia (MAK), dirigido por el cantante Ferhat Mehenini.
Marruecos soporta desde hace casi cincuenta años (1975) el secuestro de aproximadamente 60.000 marroquíes de origen saharaui y sus descendientes por parte del grupo terrorista separatista Frente Polisario que los retiene en infames campamentos, como apátridas indocumentados, en la localidad de Tinduf, en el sur del territorio argelino.
En esta forma, Argelia mantiene un doble estándar, por un lado, combate el separatismo de la Cabilia y por el otro apoya a los separatistas polisarios que reclaman el control del Sáhara marroquí por sus intereses geopolíticos y su rivalidad histórica con Marruecos.
El Frente Polisario incluso afirma encontrarse en guerra con el Reino de Marruecos desde 2020.
Somalia enfrenta, desde el 18 de mayo de 1991, la secesión por un lado de la denominada República de Somalilandia, un Estado con reconocimiento limitado, y por otro de Puntlandia, en 1998, otro Estado no reconocido internacionalmente, formado por parte de la antigua Somalia Italiana, ambos ubicados en el Cuerno de África.
Somalilandia, que comprende las regiones administrativas de Awdal, Wogooyi Galbeed, Togdheer, Sanaag y Sool, no está reconocida internacionalmente, pero posee constitución, moneda y gobierno propios, e incluso un mejor desarrollo económico, además de mayor estabilidad política que Somalia, ayudado por la influencia de un clan dominante. En septiembre de 2005 se realizaron elecciones multipartidistas en las que venció el partido Democrático de los Pueblos Unidos y contó con la participación de observadores de siete países, que declararon que las elecciones fueron libres y justas, permitiendo a Somalilandia un empuje para el reconocimiento internacional como Estado soberano. En enero de 2024, Etiopia acordó reconocer Somalilandia como parte de una negociación.
Nigeria, también fue víctima del separatismo, entre 1967 y 1970, sufrió una cruenta guerra civil debido al intento de secesión de la región sudeste de Biafra, impulsada por el nacionalismo del pueblo igbo y las grandes riquezas petroleras y minerales de ese territorio que despertaron la codicia de las empresas multinacionales.
La guerra civil se internacionalizó con la presencia de mercenarios y la participación de potencias extranjeras bajo el auspicio de Naciones Unidas. El conflicto dejó un saldo de al menos un millón de muertos y dos millones de desplazados entre la población local.
Podríamos seguir presentando casos concretos de conflictos generados por el separatismo, como las cruentas guerras que la Federación de Rusia mantuvo para terminar con el separatismo musulmán de la República de Chechenia, entre 1994 y 2000, pero excedería el propósito de este artículo.
A modo de síntesis y conclusión digamos que el separatismo ha dado lugar a la conformación de varios territorios autónomos no reconocidos por la comunidad internacional como Estados, ellos son: Somalilandia, Putlandia, Transnistria, Abjasia, Chipre del Norte, Osetia del Sur, Taiwán, Donetsk, Lugansk y Kosovo.
El separatismo como amenaza a la seguridad
El separatismo puede ser definido como una doctrina política que propugna la secesión de un territorio respecto del Estado al que pertenece, para alcanzar su independencia o integrarse a otro Estado.
Las razones invocadas para justificar la secesión pueden ser regionales, étnicas, lingüísticas, culturales, religiosas, económicas, políticas o la combinación de varias de ellas.
En la actualidad, y como hemos visto, el separatismo es generador de conflictos bélicos, carreras armamentistas, terrorismo, tensiones étnicas, movimientos forzados de poblaciones y, muy frecuentemente, fuente de serias violaciones a los derechos humanos.
Los grupos separatistas suelen ampararse en el “Derecho de Autodeterminación de los Pueblos”, un principio del derecho internacional nacido de los célebres “14 puntos” del presidente estadounidense Woodrow Wilson para orientar las negociaciones de la “Paz de Paris” que modificó el mapa mundial al término de la Primera Guerra Mundial, sembrando las causas para otra guerra mundial. Tal como dijera el mariscal Foch al enterarse de lo términos de Tratado de Versalles: “Esto no es una paz sino un armisticio de veinte años”.
Este principio de autodeterminación está consagrado en el artículo 1° de la Carta de Naciones Unidas, firmada el 26 de junio de 1945.
Los separatismos también apelan al Principio de Nacionalidades, surgido en el siglo XIX, que sirvió para desintegrar a los grandes imperios y dar paso a los Estados – Nación.
En la mayoría de los casos los movimientos separatistas son motorizados por partidos políticos que se autoproclaman como “únicos representantes” de la minoría que aspira a la autodeterminación, a la que intentan controlar y representar en forma dictatorial y apelando a la violencia contra sus miembros si lo consideran necesario.
Para los separatistas, cualquier miembro de su etnia o religión que no apoya “la causa separatista”, pasa a ser considerado un traidor que merece la pena de muerte donde se lo encuentre.
Ningún movimiento separatista prolonga demasiado tiempo sus actividades sin el apoyo político y financiero de un Estado que por sus intereses geopolíticos promueve su causa.
Además, de uno o más Estados que los patrocinan, los grupos separatistas también suelen recibir apoyo de algunas ONG de accionar internacional que suelen apoyar las más diversas “causas humanitarias y a los pueblos oprimidos”, aun cuando esas minorías no necesariamente estén oprimidas o constituyan realmente “un pueblo”.
Las organizaciones separatistas suelen tener responsables de actividades internacionales y una suerte de seudo diplomáticos que recorren los pasillos de las sedes de Naciones Unidas presentando sus denuncias y reclamos ante organismos como el Consejo de Derechos Humanos o la 4ta. Comisión de Naciones Unidas -Descolonización-.
Incluso, si controlan algún territorio, demandan para su población ayuda humanitaria de las Naciones Unidas.
También concurren a encuentros internacionales como el Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla, o las reuniones de la Internacional Socialista para difundir su causa, buscar apoyos políticos y fondos para financiar sus actividades.
Miembros de los grupos separatistas suelen viajar por el mundo visitando los distintos países, en especial aquellos que cuentan con las mismas minorías étnicas que ellos dicen representar. En los países ricos buscan fondos y ayuda humanitaria, en los países donde la población cuenta con menos recursos persiguen apoyo político.
Los representantes de los grupos separatistas al visitar un país se entrevistan con políticos afines para ilustrarlos sobre su lucha, concurren a universidades e instituciones humanitarias con el mismo propósito. En esas ocasiones suelen reclutar “amigos” y “cooperantes” para impulsar su causa. Cuando tienen acceso también dan conferencias y conceden entrevistas a intelectuales y medios de prensa para sensibilizarlos sobre su situación.
Las organizaciones separatistas son muy activas en las redes sociales donde vierten su propaganda con imágenes especialmente escogidas y elaboran memes que ilustran sobre las injusticias y represiones que sufre la minoría que dicen representar.
Es por todos estos motivos, que el separatismo se ha convertido en una seria amenaza a la seguridad de los Estados y un flagelo a la paz internacional en el siglo XXI.
[i] LOS CINCO VENENOS: El gobierno comunista chino considera los movimientos sociales de la Gran China, el movimiento por la democracia, la independencia de Taiwán, el movimiento por el Tíbet libre, las protestas uigures y el movimiento Falun Gong, como amenazas políticas y los proscribe o derrota por la fuerza, etiquetándolos despectivamente como los “Cinco Venenos”.
[ii] LONCO: En araucano, jefe o cacique.
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