El periodista e historiador Daniel Balmaceda ha publicado un nuevo trabajo donde describe hechos curiosos ocurridos durante la presidencia del sanjuanino, padre del aula.
El autor
Daniel Balmaceda, es un historiador con formación de periodista. En este sentido realiza una historia de divulgación muy útil para que el conocimiento de nuestra historia llegue al gran publicado no especializado en una forma amena y agradable.
Sus libros estimulan en los lectores el interés por conocer el pasado en nuestro país.
Sigue en este sentido la línea historiográfica que en el pasado seguían Manuel Gálvez y Félix Luna, en un estilo similar, aunque con algunas diferencias, al empleado por Juan Bautista “Tata” Yoffre o Ceferino Reato.
Según la solapa del libro, Daniel Balmaceda es licenciado en periodismo por la Universidad Católica Argentina. Trabajó como editor de las revistas Noticias, El Gráfico y Newsweek, entre otras.
Es miembro de número de la Academia Argentina de la Historia y del Instituto Histórico Municipal de San Isidro y miembro titular y vitalicio de la Sociedad Argentina de Historiadores. Presidió la Fundación Cristóbal Colón.
Ha publicado una docena de libros sobre diversos aspectos de la historia argentina del siglo XIX.
El libro
Las 403 páginas que comprenden el texto de este libro está dividido en un Índice (4 páginas), Introducción (3 páginas), Epílogo (2 páginas), Agradecimientos (2 páginas), Bibliografía (10 páginas) y el desarrollo propiamente dicho divido en 1203 microcapítulos.
Una generosa tipografía y muchos espacios en blanco facilitan la rápida lectura, la redacción es directa y el vocabulario coloquial evidencian la formación como periodista del autor. Mientras que la ausencia total de citas y fuentes (más allá de una excesivamente extensa bibliografía) revelan que el autor ha prescindido del empleo de toda metodología historiográfica.
El libro no es una biografía de Domingo Faustino Sarmiento, sino que se circunscribe únicamente a algunos acontecimientos aleatorios ocurridos en los años previos a ser elegido presidente, cuando era embajador en los Estados Unidos, y durante su presidencia.
Ningún tema es tratado con profundidad analítica sino meramente descriptiva, donde importa por igual el menú de un banquete que una trascendente medida de gobierno como la de designar al expresidente Bartolomé Mitre, del cual estaba distanciado, como mediador ante el gobierno del Brasil para evitar una guerra.
Se mencionan reiteradamente las rivalidades y diferencias que lo enfrentaron con los expresidentes Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre sin explicar las razones personales y políticas que dieron origen a esos enfrentamientos y las consecuencias para el país de esas diferencias.
El autor ha transcripto diversas cartas del prolífico epistolario acumulado por el sanjuanino a lo largo de su vida.
En el caso de las cartas de su amante estadounidense Ida Lecey de Wickersham, las mismas carecen de todo interés historiográfico y solo reflejan la pasión que unió en su momento a ambas personas, que nunca más habrían de verse después del regreso del sanjuanino a su patria. Por lo tanto, si fueran suprimidas nada cambiaría en el libro.
También el diferendo entre Domingo F. Sarmiento y Bartolito Mitre, es muy extensamente tratado en el libro, con la transcripción integra de la correspondencia entre ambos. Dada la escasa relevancia de la vida del hijo del general Mitre esa cuestión también es poco relevante.
Si bien, no he profundizado en el estudio de la historia argentina del siglo XIX como para disponer de mejores elementos para analizar el libro de Balmaceda, hay, sin embargo, dos temas tratados en el texto que sí investigué. El magnicidio de Justo José de Urquiza, el asesinato de dos de sus hijos, y el atentado contra Domingo F. Sarmiento. En estos dos puntos, la descripción realizada por Balmaceda es cuando menos superficial.
El autor ha omitido diversos aspectos de la cuestión, como el hecho de que los autores intelectuales de ambos ataques son los mismos: el general rebelde Ricardo López Jordán y el doctor Mariano Querencio, quienes después de ordenar el asesinato del gobernador de Entre Ríos, la emprendieron contra el presidente Sarmiento porque el mandatario puso precio a su cabeza.
Balmaceda dejó mucho por decir entorno a ambos magnicidios. Por ejemplo, que una vez amnistiado por el presidente Miguel Juárez Celman, López Jordán regresó a la ciudad de Buenos Aires y un año más tarde, el 22 de junio de 1889, fue asesinado de dos disparos con una pistola Lefaucheaux, calibre 12 mm, en la cabeza, por un joven de 27 años, Aurelio Casas. El joven asesino suponía que el general entrerriano había sido el responsable de la muerte de su padre, el capitán Zenón Casas. Curiosamente López Jordán cayo muerto en la calle Esmeralda 562, frente a la puerta de la casa de Diógenes Urquiza otro de los hijos del expresidente asesinado. Posteriormente, Diógenes Urquiza obsequió a la esposa de Aurelio Casas la importante suma de $35.000 pesos, que por ese entonces equivalía al valor de un inmueble en la ciudad de Buenos Aires.
Tengo la impresión de que Balmaceda (o sus editores) “estiraron” el texto empleando una tipografía más grande, muchos espacios en blanco, la transcripción innecesaria de algunas cartas, demasiadas páginas de bibliografía, etc.; el material que tenía para aumentar el volumen del libro hasta las 400 páginas. En ese volumen del libro permitía venderlo con rédito comercial. Pero, quizá es solo mi impresión.
Recomendaciones
En lo personal prefiero el libro de José Ignacio García Hamilton: “Cuyano alborotador. Vida de Domingo Faustino Sarmiento” (1997). Un libro que curiosamente falta en la bibliografía consignada por Daniel Balmaceda.
No obstante, si el lector busca una lectura rápida, agradable y con mucho de un anecdotario de la historia argentina durante la presidencia de Sarmiento, este libro no lo defraudará.
Una excelente lectura de playa. No más.