Por el Dr. Adalberto C. Agozino
Sumido en la impotencia y la desintegración el Frente Polisario desata una dura represión contra la población de Tinduf tratando de acallar las voces disidentes.
El Frente Polisario arrastra un largo proceso de decadencia y aislamiento internacional. Este proceso comenzó en 2007 cuando Marruecos presentó en Naciones Unidas su Iniciativa a para la Negociación de un Estatuto de Autonomía para la región del Sáhara, propuesta que inmediatamente recogió el apoyo de diversos actores internacionales.
Ni Argelia ni los dirigentes polisarios fueron capaces de idear una respuesta a esta iniciativa como no fuera expresar su terminante oposición.
Al no contar con una propuesta alternativa capaz de sacar las negociaciones de su estancamiento de décadas quedaron encerrados en un juego de todo o nada, incapaz de llegar a ningún tipo de solución.
A partir de 2020, la situación del Frente Polisario comenzó a deteriorarse aceleradamente. El frustrante retroceso que sufrieron en el incidente de Guerguerat se vio agravado al poco tiempo cuando los Estados Unidos reconocieron la plena soberanía marroquí sobre su Sáhara.
En esta forma, el Frente Polisario entro en una estéril lógica militarista que pronto se convirtió en un túnel sin salida.
Antes de que los polisarios pudieran articular una nueva estrategia, sufrieron un nuevo revés cuando España, después de abrir una nueva etapa en sus relaciones con Marruecos, reconoció a la Iniciativa para el Estatuto de Autonomía como “la única solución justa, realista y posible” para solucionar el conflicto artificial en el Sáhara.
Mientras los liderazgos gerontocráticos, tanto de Argelia como del Frente Polisario, seguían en la impotencia y la incertidumbre aferrándose siempre a las mismas viejas estrategias y propuestas, surgieron dentro de los campamentos y en las filas del Polisario voces que reclamaban un cambio.
Los disidentes pedían mayores libertades para la población marroquí de origen saharaui retenida en los infames campamentos de Tinduf sin ningún futuro, terminar con los privilegios y la corrupción de los altos mandos separatistas, mayor democracia y un diálogo abierto y constructivo con Marruecos.
Ni Argel, ni el Frente Polisario estaban dispuestos a aceptar ningún tipo de cambio y respondieron de la única forma en que saben hacerlo: tratando de suprimir la disidencia con una dura represión que no dudó en violar los derechos humanos de quienes buscaban más libertad y democracia.
Así nació, el 22 de abril de 2020, en Madrid, el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), que dirige Hach Ahmed Bericalla. Una organización que disputa al Frente Polisario la representación de la población retenida en los campamentos de Tinduf y que pretende tener un diálogo más constructivo con Marruecos en el contexto de la Iniciativa para un régimen de Autonomía del Sáhara bajo la soberanía marroquí.
A comienzos de abril de este año, en previsión de la conmemoración de un nuevo aniversario de la creación del MSP, las autoridades polisarias incrementaron las acciones intimidatorias contra los militantes disidentes en Tinduf (allanamientos, registros, palizas y detenciones arbitrarias en la prisión de Dheibiya), en especial, contra la familia de Hach Ahmed. Su sobrina Hassina Salem Ahmed y su tío Buh Habub resultaron heridos por la policía.
Lejos de ceder a las intimidaciones de la Policía del Polisario, los militantes del MSP convocaron a movilizaciones callejeras contra la corrupción, el desvío de ayuda humanitaria, el contrabando de combustible, la falta de oportunidades de trabajo, los atropellos y las restricciones impuestas por las autoridades separatistas.
La Policía del Polisario reprimió nuevamente hiriendo a Ehnini Uld Burki uld Sidi Labeid y deteniendo a doce manifestantes.
En este contexto, el jueves 27 de abril, Mohamed Salem uld Souid, un joven saharaui con nacionalidad española apareció en las redes sociales denunciando la corrupción y el tráfico ilegal de combustible que realizan los dirigentes del Frente Polisario.
La respuesta de las autoridades separatistas no se hizo esperar, en la noche del 30 de abril, mientras viajaba por el camino entre Rabuni y Tinduf, fue interceptado por la Policía del Polisario que lo sacó por la fuerza de su automóvil y se lo llevaron arrestado con destino desconocido. Su esposa quedó librada a su suerte en el automóvil en medio de la ruta y de la noche.
El MSP reclama la aparición con vida de Mohamed Salem uld Souid y el cese de la represión contra la población retenida en los campamentos de Tinduf.
Es importante la inmediata de las organizaciones internacionales y las entidades humanitarias presentes en Tinduf, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea para hacer cesar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos que tienen lugar en los infames campamentos argelinos de Tinduf.
Recordemos que Argelia al ser el Estado que alberga estos campamentos es plenamente responsable por los delitos de lesa humanidad que allí se producen, como el continuo reclutamiento de niños soldados para las milicias del Ejército Popular Saharaui, entre otras atrocidades.