Los españoles suelen referirse a la coalición gobernante que preside el socialista Pedro Sánchez como el “gobierno Frankenstein”.
Es decir, como un muerto armado con partes de cadáveres que se mueve gracias a impulsos eléctricos. En este caso los cadáveres son un rejuntado de partidos de la izquierda populista que van desde el proiraní y prochavista Unidos Podemos a los miembros de la plataforma soberanista vasca Bildu, Ezquerra Republicana de Catalunya y otras expresiones separatista catalanas y vascas.
Es lógico que un gobierno de coalición formado por partidos separatistas y de la izquierda populista vean con simpatía a otros grupos separatistas de inspiración marxista como el Frente Polisario.
Pues bien, el Gobierno Frankenstein de España ha montado un conflicto bilateral artificial con Marruecos para defender los intereses de sus amigos del Frente Polisario y al mismo tiempo cohesionar el frente interno antes de anunciar indultos a dirigentes separatistas catalanes.
Porque la verdadera raíz de la actual crisis bilateral entre ambos reinos (porque España es aún un Reino mal que le pese al PSOE y otros grupos republicanos) es la “solidaridad” que este puñado de pequeños partidos de la extrema izquierda republicana y separatista mantiene con el Frente Polisario y sus socios argelinos.
Han sido esos compromisos ideológicos y políticos los que han impedido al gobierno de Pedro Sánchez aceptar el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre su Sáhara por parte de los Estados Unidos y varios otros estados árabes y africanos.
Allí reside el núcleo de la actual crisis y los motivos que han llevado al gobierno español a involucrarse en el ingreso y egreso irregular y clandestino del criminal Brahim Ghali de su territorio.
Como Pedro Sánchez es incapaz de encontrar una adecuada salida a este auténtico berenjenal diplomático bilateral esta pretendiendo escalar el conflicto involucrando al Parlamento Europeo.
La Europa comunitaria, que no puede olvidar los tiempos de la Conferencia de Berlín (1882 / 84) en que se repartía a las naciones africanas para establecer sus colonias, no ha dudado en conformar en el Parlamento Europeo una coalición de partidos populares, socialistas, liberales y verdes para estigmatizar a Marruecos a través de una insólito resolución sobre los incidentes migratorios en Ceuta.
Es evidente que los parlamentarios comunitarios que consideran que Europa llega hasta Ceuta y Melilla deben repasar sus conocimientos de geografía o consultar el Google Map.
Así plateadas quien ha salido en respaldo de Marruecos ha sido el Parlamento Árabe quien en un comunicado criticó: “la posición del Parlamento Europeo y su obstinación en interferir en una crisis bilateral que puede resolverse por medios diplomáticos y negociaciones bilaterales directas entre el Reino de Marruecos y España, ignorando la voz de la razón y la sabiduría, incluida la del Parlamento Árabe, que le pidió que se abstuviera de cualquier interferencia injustificada en esta crisis bilateral.”
En el mismo sentido se expidió el Parlamento Panafricano a través de su presidente Roger Nkodo Dang quien manifestó: “El Parlamento Panafricano llama a su homólogo europeo a abstenerse de tomar cualquier posición susceptible de exacerbar las tensiones y llama a las dos partes a resolver la crisis en un marco puramente bilateral”.
El presidente Nkodo Dang también se mostró satisfecho por la decisión de Su Majestad el Rey Mohammed VI de facilitar el retorno de todos los menores marroquíes no acompañados que entraron irregularmente a la Unión Europea.
“Los hechos demuestran su papel en la lucha contra el terrorismo, la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos, respetando los principios y las exigencias de la asociación que le une a la Unión Europea y a su entorno regional”, agregó el funcionario africano.
En esta forma la crisis entre el gobierno de Pedro Sánchez y Marruecos no para de crecer y ha esta altura cabe muy bien preguntarse si el presidente de Gobierno español no esta empleando este conflicto para cohesionar a sus partidarios y a la opinión pública después de la aplastante derrota que sufrió su partido en mayo durante las elecciones en Madrid y antes de anunciar los indultos a los separatistas catalanes, una medida que rechaza más del 60% de los españoles.
Especialmente, cuando la oposición prepara una gran movilización para el próximo 13 de junio en Plaza Colón.