La historia de guerra otorga poca atención a las mujeres que se desempeñaron como grandes conductores militares. Sólo un pequeño número de ellas como Boudica (26 – 61 d. de C), reina guerrera de los ícenos que condujo la resistencia de varias tribus británicas contra la ocupación romana durante el reinado del emperador Nerón, Zenobia o Septimia Bathzabbai Zainib (Julia Aurelia Zenobia) (240 . 274), reina del imperio de Palmira (Siria), quien entre 267 y 272 se enfrentó con éxito a la dominación romana hasta su captura por las tropas del emperador Aureliano o la más conocida de las guerreras de la historia: Juana de Arco (1412 – 1431), la Doncella de Orleans, quien se destacó en la etapa final de la Guerra de los Cien Años contribuyendo a liberar a Francia del dominio inglés y que terminó sus días, a los 19 años, en la hoguera, condenada por hereje por la misma Iglesia Católica que la declaró santa en 1920.
Si el papel de las mujeres guerreras, en general, ha sido minimizado por los historiadores militares, el ocultamiento o la ignorancia del papel histórico de la mujer en el campo de batalla es aún mayor cuando estas conductoras militares desarrollaron sus campañas en África.
En general, la historia de los imperios africanos, con la excepción de Egipto o Marruecos, ha sido poco estudiada y menos difundida. Al colonialismo europeo le convenía por diversos motivos presentar a África como un inmenso espacio de “res nullius”. Es decir, como un territorio sin dueño ni gobierno organizado, más allá de algunos jefes tribales que dominaban pequeñas aldeas.
No obstante, África tuvo, antes de la llegada de los dominadores europeos, una compleja estructura de ciudades estados, reinos e imperios, grandes y sofisticadas ciudades amuralladas, importantes rutas de tráfico comercial y poderosas culturas. También, como es lógico esos Estados también tuvieron hábiles estrategas y ambiciosos conquistadores de los cuales poco se conoce fuera de ese continente.
A los efectos de contribuir a superar esa carencia, desde Alternative Press Agency comenzaremos a publicar una serie de artículos sobre mujeres guerreras y en especial mujeres guerreras africanas. Comenzaremos esta serie con una reina guerrera hausa, el grupo étnico más numeroso de África Occidental: Amina de Zaria que vivió entre 1533 y 1610.
LOS HAUSA
Los hausa hoy constituyen un pueblo del Sahel ubicado mayoritariamente en el norte de Nigeria y en el sureste de Níger, pero tiene una presencia significativa también en diferentes regiones de Camerún, Ghana, Costa de Marfil, Chad y Sudán.
Existen comunidades predominantemente hausa diseminadas por toda África Occidental y en la tradicional ruta Hajj a través del desierto del Sáhara, especialmente alrededor de la ciudad de Agadez. Unos pocos hausa se han desplazado hacia importantes ciudades costeras de la región de Lagos, Acra, Ouagadougou, Kumasi y Cotonú, así como a otros países como Libia.
La mitología hausa dice que son descendientes de Bayajidda, quien llegó del este huyendo de su padre. Bayajidda llegó a tierra de los Gaya, donde empleó herreros para fabricar una daga con poderes sobrenaturales. Con su daga liberó a los habitantes de Daura del poder maléfico de una serpiente sagrada que les impedía sacar agua del pozo durante seis días a la semana. Agradecida, al reina de Daura se desposó con Bayajidda. Entre los dos tuvieron siete hijos que gobernaron cada uno de los siete estados hausa.
La aparición de los estados hausa se produjo entre los años 500 y 700 d. C., pero no fue hasta el siglo XIII en que realmente comenzaron a controlar la región.
En el siglo XI, el islam llegó a los pueblos hausa con el arribó de Muhammad Al-Maghili, un clérigo islámico, maestro y misionero llegado de Bornu. La islamización inicial fue gradual a través de la difusión que le dieron peregrinos y comerciantes.
Desde el principio de la historia de este pueblo, los siete estados hausa se especializaron en su producción de acuerdo con su situación y los recursos naturales. Kano y Rano eran conocidos por su producción del índigo. El algodón creció muy tempranamente en las grandes llanuras de estos estados, y se convirtieron en los principales productores de telas, tejidos y tintes que exportaban a otros Estados Hausa y fuera de sus fronteras. Zaria se especializó en la producción de alimentos y era conocida por el tráfico de esclavos que vendían a comerciantes árabes que los trasladaban a los mercados de esclavos de Katsina y Kano. Katsina y Daura estaban especializados en el comercio debido a su privilegiada situación geográfica que le permitía controlar las caravanas del desierto norte. Gobier, localizado en el oeste, era un estado militarizado responsable de la protección de las fronteras del imperio ante los ataques de los reinos de Ghana y Songhai.
A pesar de un crecimiento relativamente constante, las ciudades – estado eran vulnerables a la agresión. Incluso siendo un reino musulmán fueron atacados por fundamentalistas islamistas por fundamentalistas musulmanes entre 1804 y 1808. En ese año de 1808, el último estado hausa fue finalmente conquistados por Usman dan Fodio e incorporado al Califato de Sokoto hausa – fulani. Pero en 1886, llegaron los “comerciantes” británicos de la Compañía Real del Níger y, en 1901, la región se convirtió en Protectorado en 1901 y en colonia británica en 1914.
LA REINA GUERRERA AMINA
Amina vivió en tiempos del Renacimiento Italiano, cuando los grandes navegantes europeos comenzaban a descubrir y colonizar nuevas tierras en África, América y Asia. Fue contemporánea de Don Juan de Austria (1545 – 1578) que al frente de los temibles tercios españoles, venció a la flota turca en la batalla naval de Lepanto, el 7 de octubre de 1571.
Nació en 1533, era hija de rey Nikatau, el gobernante número veintidós de Zazzau, y la reina Bakwa Turunku. Fue la mayor de tres hermanos, su hermana menor de nombre Zaira que dio nombre a la ciudad homónima, en el estado nigeriano de Kaduna.
Al parecer, Amina fue criada por su abuelo Sarkin Nohir y su esposa Marka quienes la prepararon para mandar como reina y le permitieron desde niña recibir instrucción militar.
Después de la muerte de sus padres, alrededor de 1566, su hermano menor Karama se convirtió en rey de Zazzau. Para ese entonces, Amina ya se había ganado respeto como guerrera y comandaba la caballería del ejército de Zazzau. Siempre se negó a casarse para no ser dominada por un esposo, no obstante, se dice que tuvo numerosos amantes. Todavía hoy se la celebra en las canciones tradicionales de alabanza hausa como “Amina, hija de Nikatau, una mujer tan capaz como un hombre de llevar a los hombres a la guerra”.
Después de la muerte de su hermando en 1576, Amina fue coronada como reina o “sarauniya”. Inmediatamente comenzó a reorganizar su ejército hasta convertirlo en una imponente maquinaria bélica de veinte mil hombres de infantería y mil de caballería. Cuando consideró que su ejército estaba listo, Amina emprendió una serie de campañas militares contra sus vecinos para expandir las fronteras de su reino. Campaña que no interrumpiría nunca hasta su muerte treinta y cuatro años más tarde.
Amina conducía siempre sus tropas a la batalla, en especial comandando a la caballería. Su expansión militar le permitió ganar para el Reino de Zazzau grandes extensiones de tierra hasta Kwararafa y Nupe. También se le atribuye la ampliación de las rutas comerciales y la introducción del cultivo de la nuez de cola en la economía del reino.
Para proteger las tierras que conquistaba, Amina hacia construir ciudades rodeadas de un doble muro de tierra y ramas, conocidos como “ganuwar” Amina -los muros de Amina-, parte de los cuales se conservan actualmente.
Un relato trasmitido en forma oral le atribuye la costumbre de tomar a un hombre -posiblemente a un prisionero de guerra- como amante por una noche y hacer que sea asesinado por la mañana, tal como hace la mantis religiosa con sus compañeros sexuales. Seguramente es solo un mito popular.
La fuente más antigua que menciona las campañas militares de Amina es la obra Muhammad Bello Ifaq al-Maysur, que data de 1836. También se la menciona en la “Crónica de Kano”, una historia detallada de la ciudad de Kano, de autor anónimo, escrita aproximadamente hacia 1890, allí se menciona que conquista de Nupe y Kwarafa, cobrando impuestos a lo largo de toda la región.
Se desconocen las circunstancias exactas de la muerte de Amina, pero se cree que murió en un lugar llamado Attaagar en 1610.
En Nigeria, Amina es una heroína y símbolo nacional su estatua ecuestre se encuentra frente al Teatro Nacional de las Artes en el estado de Lagos.
Por sus campañas militares y la creación de ciudades fortificadas que se mantienen en pie cuatrocientos años después Amina, la reina guerrera, se ha ganado un lugar destacado en esta crónica de las mujeres en la guerra.