La OMS alerta sobre uno de los problemas de salud pública más graves que se está dando a nivel mundial, el sobrepeso y obesidad infantil, esta enfermedad es considerada pandemia, ya que el número de lactantes y niños de 0 a 5 años en 2016 ascendía a 41 millones, solo en la región de Africa OMS informa que el sobrepeso y obesidad infantil aumento de 4 a 9 millones y en países en desarrollo supera el 30%. La predicción si se mantienen las tendencias actuales es desalentadora ya que prevé que en 2025 habrá a 70 millones entre lactantes y niños en esas condiciones.
Esta enfermedad no trasmisible, predispone a los niños a padecer tempranamente patologías que se dan con mayor frecuencia en adultos, como dislipemias, hipertensión, disfunción endotelial, diabetes tipo 2, glomeruloesclerosis, esteatohepatitis, problemas respiratorios entre otras, además de pubertad precoz, baja autoestima y trastornos de la alimentación.
Otro de los riesgos de la obesidad y sobrepeso está relacionado con la salud ósea, en Reino Unido, por ejemplo, ha aumentado la necesidad de prótesis ortopédicas de cadera entre niños de 10 años y adolescentes, además de recambio de rodilla por los daños ocasionados por el exceso de peso, han aumentado drásticamente los dolores de espalda y articulaciones.
Como causa de esta enfermedad en edades tempranas, también se pueden producir alteraciones del crecimiento que pueden ser irreversibles.
Para prevenir la obesidad y el sobrepeso infantil son fundamentales las políticas, el entorno, la escuela y comunidad para colaborar con las decisiones de los padres y niños a la hora de elegir alimentos más saludables, los que deben ser disponibles y asequibles, otro punto a tener en cuenta es el de promover la actividad física de manera regular.
La industria alimentaria también cumple una función importante en la lucha por erradicar esta enfermedad, procurando reducir el contenido de grasa, azúcar y sal en los alimentos procesados y asegurar así opciones saludables y nutritivas, además de promocionar dichos alimentos con responsabilidad.
La Asamblea Mundial de Salud en 2014 puso en marcha el plan de acción mundial para prevenir y controlar estas enfermedades de cara al 2020, por el momento no se están logrando dichos objetivos, actualmente se han puesto nuevas metas para la detención de las tasas mundiales de obesidad de niños y adolescentes en edad escolar para 2025.
En América Latina y el Caribe la obesidad se ha convertido en la mayor amenaza nutricional de la región, especialmente por el aumento de la pobreza que lleva a una malnutrición con exceso de alimentos calóricos y poco nutritivos ya que en general son más económicos, además existe una relación con el proceso de urbanización con pocos espacios verdes y de recreación, cambios que promueven el sedentarismo y llevan a disminución del tiempo dedicado a la actividad física.
En las recomendaciones OMS propone que se elaboren políticas con respecto a alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azucares y sal. Para ello indica que se debe legislar sobre alimentos, abastecimiento, mercadeo, publicidad, así como impulsar políticas nutricionales para los niños, el marco normativo debe especificar los mecanismos de cumplimiento y establecer sistemas para su aplicación, incluyendo sanciones y un sistema de presentación de quejas.
Teniendo en cuenta los datos desalentadores con respecto a sobre peso y obesidad infantil a nivel mundial, la coordinadora del programa de vigilancia y prevención de enfermedades no trasmisible de la OMS, Dra. Fiona Bull, afirma que «estos datos ponen de relieve, nos confirman y nos recuerdan que el sobrepeso y la obesidad han causado una crisis sanitaria mundial que se agravará en los próximos años a menos que empecemos a tomar medidas drásticas», además señala que «La OMS alienta a los países a esforzarse por modificar los factores del entorno que aumentan el riesgo de obesidad en nuestros hijos. Más concretamente, es preciso reducir el consumo de alimentos muy elaborados baratos, con alto contenido calórico y bajo valor nutricional. Además, conviene que los niños dediquen menos tiempo de ocio a actividades sedentarias y que incluyen el uso de pantallas. Para ello, es necesario fomentar la actividad física mediante el deporte y la recreación activa».
Según un estudio publicado en 2016 en el The New Englan Journal of Medicine, la prevención es fundamental ya que un 90% de los niños con obesidad grave si no se revierte la tendencia, serán adultos obesos.