Desde del domingo 28 de abril, España ha dejado se ser el único país de la Unión Europea donde la derecha no tenía representación parlamentaria. Vox el partido de la derecha conservadora y tradicionalista ha obtenido 24 escaños en el Parlamento español.
El sistema político español fue durante décadas un bipartidismo atenuado donde el centro derechista Partido Popular (PP) y la centro izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se alternaban en el poder acompañados según las circunstancias por un decena de partidos regionales como: Izquierda Unida, Junts per Catalunya, EH Bildu, Esquerra Unida de Catalunya, Compromis, Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria.
La crisis económica llevó a que en las elecciones generales de diciembre de 2015 desapareciera el bipartidismo. En ese momento irrumpieron dos nuevos partidos nacionales: los liberales de Ciudadanos, con Albert Rivera y la izquierda populista de Podemos, fundado por un grupo de profesores de ciencia política entre los que se encontraban Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias, su pareja Irene Montero e Iñigo Errejón.
En los últimos años, el Partido Popular, conducido por Mariano Rajoy, encauzó la economía española mientras se desangraba electoralmente entre escándalos de corrupción y el acoso del independentismo catalán. Finalmente, el 12 de junio de 2018 gracias a una discutida moción de censura, el PSOE, liderado por Pedro Sánchez desplazó a Mariano Rajoy.
Sánchez formó gobierno con el apoyo de lo que constituye una verdadera coalición de izquierda formada, además del PSOE, por Unidos Podemos, Ezquerra Republicana de Cataluña, Partido Nacionalista Vasco, Partido Demócrata Europeo Catalán, Compromís, Bildu y Coalición Canaria. Es decir, una extraña asociación de formaciones políticas populistas de izquierda, anticapitalistas, separatistas y antimonárquicos. La coalición que apoyaba a Pedro Sánchez se mantuvo unida hasta febrero del corriente año en que las demandas de los separatistas catalanes impidieron la aprobación de los presupuestos nacionales y precipitaron la actual consulta electoral.
Los grandes triunfadores del domingo 28 de abril han sido, en especial, el PSOE. Pedro Sánchez que no sólo seguirá gobernando a España, sino que el PSOE vuelve a ser el partido mayoritario del país, algo que no ocurría desde 2008. Los socialistas incrementaron su representación parlamentaria de 84 a 123 escaños (el 28,70%). Además, quedaron a 60 escaños del PP su más cercano competidor.
También, resultaron triunfadores los liberales de Ciudadanos. Tuvieron un gran desempeño al pasar de 32 a 57 escaños (15,84%), incrementando su representación en 25 escaños y situándose a tan solo nueve del alicaído PP que ocupa el segundo lugar.
Pero, el gran vencedor de los comicios es la derecha de VOX, que pasó de lograr tan solo el 0,2% de los sufragios emitidos, con tan solo 46.781 votos, en las elecciones generales de 2016, a obtener dos millones y medio de votos, el 10,3% del total, lo que le reportó 24 escaños. Se trata de los primeros representantes legislativos de la derecha electos desde que Blas Piñar (líder de Fuerza Nueva) perdiera su escaño en el Congreso de los Diputados en 1982.
Pese a que la prensa suele catalogar a VOX entre las fuerzas políticas de ultraderecha y aún entre los movimientos neonazis, sus dirigentes insisten en que su formación constituye un partido político democrático que rechaza a la extrema derecha: “Somos antifascistas y anticomunistas”, proclama su líder Santiago Abascal, con “un mismo programa en toda España”. “Extrema decencia” y “extrema necesidad”, reiteran sus dirigentes.
VOX se formó en 2013, con un grupo de dirigentes y militantes, entre los que se encontraban Santiago Abascal, el ex funcionario de prisiones y víctima de ETA José Antonio Ortega Lara, José Luis González Quirós e Ignacio Camiñas, que se alejaron del Partido Popular en desacuerdo con la forma en que actuó la cúpula dirigente del partido frente a los casos de corrupción que lo involucró (Caso Gürtel), con la política antiterrorista implementada por el gobierno de Mariano Rajoy con respecto del grupo terrorista ETA y del Partido Popular del País Vasco (por ejemplo la excarcelación del etarra Josu Uribetxeberria Bolinga que fue juzgado y condenado a 178 años de cárcel por el asesinato de tres guardias civiles, a 14 años por secuestrar durante 116 días al empresario Julio Iglesias Zamora en junio de 1993,? y a 32 años por el secuestro de Ortega Lara en enero de 1996, ? a quien mantuvo encerrado en un pozo durante 532 días.) y con la política de tolerancia frente a los nacionalismos separatistas de los vascos y catalanes. Los disidentes acusaban a Rajoy de traicionar el ideario del PP.
Los críticos acusan a VOX de inspirarse en partidos de ultraderecha europeos como Alternativa para Alemania (AfD) o el Partido Popular Austríaco (ÖUP) de Sebastian Kurz y de seguir las ideas de la derecha alternativa que orienta en el mundo el ex asesor del presidente Donald Trump, el ideólogo estadounidense Steve Bannon.
VOX también propone endurecer la política migratoria española, terminando con la migración irregular y expulsando a los migrantes que sean reincidentes en la comisión de delitos o faltas graves, posición que difunde con consignas como: “Aquí no cabe todo el mundo” o “Sin papeles, fronteras cerradas”.
Los grandes perdedores del domingo han sido sin lugar a duda el Partido Popular, que de la mano de Pablo Casado ha obtenido un escuálido 16,68% (de 7,9 a 4,3 millones de votos) que le han significado tan sólo 66 escaños, una pérdida de 69 diputados con respecto a los 135 que obtuviera en las elecciones de 2016. La peor derrota en la historia del PP. Aunque por el momento se mantiene como segunda fuerza electoral de España.
El otro perdedor es la izquierda antisistema y populista de Podemos, que bajo la conducción estalinista del binomio Pablo Iglesias – Irene Montero ha pedido 29 escaños y 1,3 millones de votos, pasado de 71 diputados obtenidos en 2016 a tan sólo 42. Iglesias, sin realizar ningún tipo de autocrítica, ha tratado de conformar a sus partidarios diciendo: “Es suficiente para cumplir nuestros objetivos. Somos una fuerza política imprescindible para que haya un Gobierno de izquierda en España”.
Ese es el precio que Podemos ha debido pagar por la política sectaria de Iglesias que ha terminado con el alejamiento de todas las voces críticas internas como la de Iñigo Torrejón, Carolina Bescansa, José Manuel López, Sergio Pascual y Sandra Mínguez. A lo que se suman algunos excesos como la compra de un lujoso chalé por parte del matrimonio Iglesias – Montero.
Santiago Abascal, líder de Vox, suele burlarse del líder de Podemos, Pablo Iglesias, llamándolo “Pablo Mezquitas” porque Irán lo financia a él y a su partido.
Por el momento, el sistema político español se ha transformado en un multipartidismo, con cinco grandes partidos acompañados por una decena de partidos regionales de mucho menor peso electoral.
El gran desafío que enfrentarán a corto plazo los partidos políticos españoles no es sólo conformar una coalición estable de gobierno sino prepararse par revalidar o incluso mejorar su performance electoral en las elecciones municipales, autonómicas y europeas del “superdomingo” 26 de mayo.