Nuevamente un argentino, se convierte en alguien famoso en el mundo; siendo tapa de los principales medios periodísticos y novedad en varios portales. El referente, de 70 años nacido en nuestro país, que dijo llamarse Néstor Aníbal fue detenido por la Policía Nacional de España por delitos de falsificación, luego de más de un año de investigación.
El llamado Aníbal, deslumbró a las autoridades policiales por la alta sofisticación, invención, ingenio y tecnología desarrolladla para falsificar el menú más variado de documentos; con excelencia y precisión jamás vista hasta el momento. Además, de los productos, se desbarató el laboratorio, diseñado, equipado y estructurado por el mismo Aníbal, también sumamente novedoso para los investigadores de la operación "Chacal".
Este hecho, no debería deslumbrarnos a los argentinos; más allá de las capacidades de este connacional, en nuestro país tenemos varios antecedentes de falsificadores y falsificaciones inéditas. Pero, como no se trata de un delito violento, sino más bien de los llamados “delitos de cuello blanco”, tiene poco impacto en la prensa, pasa muy rápido y es superado por otro hecho, tal vez más impactante.
No obstante, se conocen las historias de "El Artista" Héctor Fernández, hoy fallecido; que logró falsificar alrededor de cinco millones de dólares, también con eximios detalles de perfección. Considerado, el mejor falsificador del billete norteamericano en la historia criminal argentina. Recordemos a Daniel Bellini, el empresario de la noche y dueño del conocido Pinar de Rocha en Ramos Mejías; también falsificador y figura en los archivos de la Reserva Federal de EE. UU. como el mejor falsificador de dólares de la historia norteamericana. Y, en el 2018, cayó el "Mudo", el imprentero italiano que a la vieja usanza, hacía imitaciones de dólares casi perfectas; calificado como un "artista" por el secretario Eugenio Burzaco.
En el año 2000, el BCRA denunció que había más de 700 mil monedas falsas de 50 centavos conviviendo con las verdaderas. Las marcas truchas (prendas y calzados falsificados) movieron en el país en el año 2009 más de 9500 millones de pesos (Clarín 2009). El caso de los medicamentes es más preocupante aún, el 13 % de los medicamentos se vende fuera de la farmacia (kioscos, supermercados, restaurantes, boliches, gimnasios e internet), el 11% de los medicamentos son ilegítimos (falsificados, truchos, robados, etc.) En los países desarrollados, los medicamentos falsificados alcanzan al 1% de las ventas.
Estos hechos no son lejanos, todos recientes; entonces habría que pensar que hay capacidades delincuenciales latentes u operando en el submundo criminal sin ser advertidas. Esto es posible, porque el delito de falsificación es muy difícil de prevenir. Entendiendo a la posibilidad de anticipación, detección antes de que genere el perjuicio. Un billete apócrifo puede ser detectado por alguien entrenado, con buena vista y estando en absoluta tranquilidad para el análisis. Pero esta posibilidad se reduce, con la "obra" de estos artistas, expertos en el diseño del papel moneda, en situaciones de presión comercial o con reducida visibilidad. Distinto es el caso de un banco, donde sus funcionarios están capacitados para percibir los detalles identitarios de una moneda extranjera; pero también son muy escasos los intentos de introducir estos billetes en estos lugares, donde la oportunidad es baja. Siempre los perjudicados son los locales de comida rápidas, las estaciones de servicios y comercios pequeños.
De igual manera ocurre con las tarjetas de crédito, si logró ser aceptada como medio de pago, ya fue; alguien deberá absorber el gasto o la persona que figura como titular del plástico o el comerciante que la recibió. Hay casos en la justicia en que inocentes son citados como imputados por estafa, porque se usaron sus nombres como titulares de tarjetas de créditos faltas.
Más preocupante debería ser la falsificación o adulteración de documento de identidad; porque detrás del nombre supuesto puede ocultarse un prófugo, un asesino, un terrorista o un extranjero; como fue el caso de los ciudadanos chinos de la provincia de Fujian, que durante los años 2000 a 2005 intentaban ingresar por la frontera argentino-boliviana. Detrás de estas maniobras, el documento falso es solo un medio, un enmascaramiento; detrás del cartón de identidad falsa, siempre hay una historia oculta y generalmente relacionada con más delincuencia.
En nuestro país, los delitos configurados dentro del epígrafe de las “Falsedades Documentales” del Código Penal tienen como máximo la pena de ocho años de prisión, con alguna multa e inhabilitación limitada. Es decir sanciones muy bajas y probablemente con la “doctrina Irurzun”, la variedad de recursos, de apelaciones y la baja cultura punitiva, los autores cumplirían escaso tiempo de prisión o seguirían gozando de libertad. Contexto que en el ambiente delictivo se maneja muy bien a la hora de evaluar las posibilidades de éxito de sus acciones.
Conforme al Registro Nacional de Reincidencia, en los periodos 2015 a 2016 , bajo el sistema de "Suspensión del Juicio a Prueba, de 630 casos pasaron a 606 en los distintos tipos de "falsificaciones", es decir hubo una reducción mínima de 24 casos en el año. No obstante a este número, las estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación, correspondientes al 2016, difunden 6.984 casos de los denominados delitos contra la fe pública, que incluyen la falsificación de moneda, billetes de banco, títulos al portador y documentos de crédito; falsificación de sellos, timbres y marcas; falsificación de documentos en general; fraudes al comercio y la industria; pago con cheques sin provisión de fondos.
En consultas con un gerente de banco de una provincia, con algunos jefes de gendarmería de la zona fronteriza, todos coincidieron que "siempre circulan dólares falsos". Es un fenómeno casi natural y que poco puede hacerse para determinar el origen; siempre el "embaucado" es el que aparece con la prueba del delito y como producto de la buena fe.
Siguiendo esta idea, de que el delito de falsificación goza de ventajas y que es difícil su anticipación a modo de prevención; resta pensar en las posibilidades de su neutralización y finalmente en una exhaustiva investigación a posteriori del perjuicio y de su detección. Sabiendo que los autores buscan por todos los medios hacer circular su producto y así obtener rentabilidad, hay que dotar de competencias a los probables objetivos, los empleados de comercios, de estaciones de servicios, de salas de juegos, de supermercados. Estos agentes debería conocer al detalle las características del papel moneda falso, de tarjetas de créditos falsas o adulteradas y de documentos de identidad que respaldan. Competencias que debería estar a cargo de las principales cámaras de comercio que agrupan y representan a estas empresas.
También habría que pensar en el ingreso de extranjeros con documentación falsa o adulterada, por lo tanto, la capacitación de los funcionarios del servicio de migraciones debería contemplar esta probabilidad y fortalecer la formación y capacitación de sus recursos humanos.
Volviendo al caso reciente, de consultas con la Policía Nacional española, manifestaron que "el tal Néstor ha resultado ser un profesional en la materia de elaborar documentos falsos, además de las herramientas sofisticadas que disponía, los investigadores pensamos que debía de tener una experiencia en el sector de la impresión, la cual, no sabemos si la adquirió en Argentina. Si es cierto que según la información que manejamos lleva en España desde que tenía 40 años (actualmente tiene 70); y según su hijo en Argentina de dedicaba a la compra – venta de ropa…" Ya dijimos que la venta de ropa adulterada es un negocio.
"Sabemos que Néstor con la manipulación de documentos solicitaba créditos a diferentes entidades financieras que luego no abonaba…para ello contaba con la colaboración de otro argentino que también fue detenido en el operativo. De la misma forma Néstor constituía empresas con documentaciones falsas, el fin último (creen las autoridades que aún investigan el caso) era dar de alta a ciudadanos extranjeros, para cobrar prestaciones por desempleo en un futuro, aportar contratos de trabajo para solicitar residencias…pero sus clientes pertenecían a todas las nacionalidades. El proporcionaba sus productos a todo aquel que pagara".
Además se pudo saber que la Policía Nacional conocía a este falsificador hacía varios años, incluso fue detenido en otras ocasiones, pero nunca se pudo obtener pruebas contundentes como en esta oportunidad. Asimismo, durante la actual investigación se bloqueó diferentes cuentas financieras, a nombre de Néstor Aníbal, por un monto aproximado de 800.000 euros y se procedió al secuestro de 20.000 dólares del domicilio del hijo. Este último, manifestó que la suma incautada procedían de ventas realizadas en Argentina. Desconociéndose otros datos de esta supuesta comercialización.
También informaron, que no tienen datos o indicios de otros argentinos que hayan adquirido productos falsificados originados por Aníbal; poniendo rotundo énfasis, que no tienen antecedentes que nuestros connacionales hayan intentado iniciar trámites migratorios con papeles falsos o adulterados.
Mas allá de esta ausencia de relación de compatriotas en esta resonante investigación, queda la deuda aquí en nuestro país, de avanzar contra el delito de falsificación en sus distintos sub-tipos; mejorando la legislación vigente, capacitando a los probables blancos del engaño, extremando las acciones de inteligencia criminal sobre las organizaciones con antecedentes en este ilícito, como también mejorado el intercambio de información con los países vecinos, en relación con este factor delictivo que parece estar solapado, pero está y se sabe poco. Que no pase a ser parte de nuestra cultura, que ahora ya exportamos.-