El rey Mohammed VI propone convertir a Marruecos en una potencia rectora de África en el siglo XXI.
El monarca alauí sabe que para lograr ese propósito no es suficiente con recibir inversiones extranjeras, su país debe también modernizar su infraestructura para ponerla en sintonía con la que ostentan los países más desarrollados.
Es por ello por lo que impulsó el desarrollo de la infraestructura portuaria a través del proyecto Tánger Med.
Para complementar el incremento de la capacidad portuaria, el Rey ha concebido un Plan Director para el Desarrollo de la Red Ferrocarrilera de Alta Velocidad (TGVM, según la sigla en francés), que contempla unir con estos trenes, en un periodo de doce años, los ochocientos kilómetros que separan las ciudades de Tánger, en el Norte, y Agadir, en el Sur, y los seiscientos kilómetros de Oeste a Este, que separan Casablanca con Uchda.
Todo ello mediante una alianza entre la empresa que gestiona la red ferroviaria marroquí, la Oficina Nacional Ferroviaria (ONCF) y la Société Nationale des Chemins de Fer de Francia (SNCF).
En este proyecto, Marruecos invertirá tres mil millones de euros obtenidos, en parte al financiamiento del Francia, un 51%, de bancos árabes de Abu Dabi, Kuwait y Arabia Saudí, en un 21% y de entidades marroquíes en el restante 28%.
La primera fase de este ambicioso proyecto genera mil quinientos puestos de trabajo directo y ochocientos indirectos, se cumplió este jueves 15 de noviembre cuando el Rey Mohammed VI, junto al presidente de Francia Emmanuel Macron y una nutrida comitiva de funcionarios y empresarios, realizaron el viaje inaugural del tramo Tánger – Rabat del tren “Al Boraq” (denominado así en recuerdo del caballo alado en el que según la tradición islámica del profeta Mohammed viajó de la tierra al cielo).
La Línea de Alta Velocidad Tánger – Casablanca conecta estos dos grandes centros económicos, ofreciendo una solución adecuada y sostenible a la creciente demanda de movilidad. Gracias a esta primera línea, el tiempo de viaje se reduce considerablemente a cincuenta minutos en lugar de tres horas con quince minutos, para el recorrido Tánger – Kenitra, una hora veinte minutos en lugar de tres horas con cuarenta y cinco minutos, para Tánger – Rabat y dos horas con diez minutos en lugar de cuatro horas con cuarenta y cinco minutos para Tánger – Casablanca. Los primeros trenes circularán antes de fin de mes con una frecuencia de entre doce y quince salidas por día.
Además de la notable disminución del tiempo de viaje, la Línea de Alta Velocidad Tánger – Casablanca permitirá acercar las ciudades y acelerar la movilidad entre las dos metrópolis, aumentar el número de pasajeros de tres millones al año a más de seis millones en el tercer año de operación y mejorar la seguridad viaria y la protección del medio ambiente. De forma tal que, el principal beneficiario de esta trascendente obra será el pueblo marroquí que verá sensiblemente mejorada su calidad de vida y las oportunidades de incrementar sus negocios y actividades laborales.
Por otra parte, esta sustancial mejora en la infraestructura ferroviaria seguramente impactará positivamente sobre la oferta turística marroquí. Los visitantes extranjeros encontrarán un medio de transporte más rápido, seguro y económico que les permitirá la alternativa de recorrer en pocas horas varias de las bellas ciudades marroquíes.
Recordemos que el turismo constituye para Marruecos una importante industria que no sólo aporta divisas sino también puestos de trabajo y un mercado para las hermosas artesanías marroquíes.
Con la puesta en marcha del primer tren de alta velocidad de África y del mundo árabe (e incluso también de América Latina), Marruecos una vez más se perfila claramente como la gran potencia emergente del continente africano y Mohammed VI como el estadista africano más visionario.