UN PASADO TERRORISTA
Día a día se acumulan las evidencias de que el Frente Polisario no es sólo una organización separatista sino, cada vez más, un grupo terrorista y los campos de Tinduf una cantera de terroristas con instrucción militar.
Comencemos por recordar que durante los años en que llevaba a cabo una abierta guerra de guerrillas contra las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos, entre 1976 y 1991, los terroristas del Frente Polisario no sólo atacaban instalaciones y personal militar marroquí sino también a civiles inocentes.
Las milicias del Polisario atacaron a empresas españolas que operaban en las provincias del Sur de Marruecos y a barcos pesqueros españoles y de terceros países que operaban en las aguas de la zona económica exclusiva marroquí en el Atlántico Sur.
Los pescadores españoles que faenaban en la zona de El Aaiún o los trabajadores que picaban piedras en las minas de fosfatos de Fosbucraá fueron aniquilados en masa. Barcos con toda la tripulación pasada a machete, secuestros, torturas físicas y psicológicas o fusilamientos con ráfagas de ametralladoras eran algunas de las desastrosas “postales” que dejaron los terroristas separatistas y que nunca fueron debidamente investigadas ni sancionadas, según afirma la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE).
También ACAVITE registra que el Frente Polisario asesinó a 289 víctimas inocentes y provocó un número aún mayor de heridos.
El alto al fuego acordado con medicación de Naciones Unidas, el 6 de septiembre de 1991, no puso fin a las actividades terroristas del Polisario.
Aunque los miembros del Frente Polisario pretendieron reconvertirse de terroristas en dirigentes políticos de una falsamente pretendida minoría perseguida y hasta inventaron la patraña de una supuesta República Árabe Saharaui Democrática -RASD-, periódicamente aparecen pruebas de los vínculos entre ellos y hechos u organizaciones terroristas cuando no del crimen organizado.
Los ejemplos son numerosos, por lo tanto, sólo mencionaremos los más importantes y recientes.
EL ROBO DE AYUDA HUMANITARIA
En enero de 2015, Kristalina Georgieva, vicepresidente de la Comisión Europea encargada del Presupuesto y los Recursos Humanos, dio a conocer un informe de la Oficina Europea Antifraude (OLAF) donde se detallan los resultados de una investigación llevada a cabo, entre 2003 y 2007. El informe consigna la existencia de reiteradas prácticas fraudulentas en la distribución de los recursos que la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, la ACNUR y varias ONG internacionales suministran a la población de los campos de Tindouf. El monto de esta ayuda supera a los diez millones de euros anuales.
La investigación de la OLAF comenzó, en 2003, después de que un experto de la Comisión, de vacaciones en Malí, observara como eran descargados para la venta, en un mercado informal, bolsas de 25 kilogramos de leche en polvo que llevaban impreso el logo con las siglas de la agencia humanitaria europea (ECHO) y la referencia de que estaba prohibida su comercialización.
La difusión del informe, retenido misteriosamente por más de siete años, dio origen a lo que la eurodiputada alemana Ingeborg Grassie, quien presidía la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, calificara el hecho como “un escándalo de primera magnitud”.
Este informe constató las persistentes denuncias, tanto del gobierno de Marruecos como de varias ONG humanitarias, entre las que se encuentra la holandesa “Luz”, sobre la malversación por parte de funcionarios argelinos y polisarios de la ayuda internacional enviada a los refugiados.
El mecanismo de apropiación ilegítima de la ayuda humanitaria y sus autores está bien descripto en el informe. Los embarques arriban al puerto argelino de Orán a través del cual transita la ayuda humanitaria, particularmente alimentaria, otorgada por la Comisión Europea a través de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO).
El puerto de Orán resulta clave porque en sus instalaciones comienza la sustracción de la ayuda humanitaria a partir del mismo momento de su arribo. Las autoridades argelinas y del Frente Polisario, a través de la Media Luna Argelina y la Media Luna Saharaui, seleccionan los materiales recibidos, así una parte se destina a los Campamentos y otra se vuelca al comercio ilegal en la propia Argelia, Mauritania e incluso Malí.
La OLAF constató que el gobierno argelino retiene una parte sustancial de los embarques como compensación por el apoyo político y militar que le brinda al Frente Polisario. Además, según afirma el European Strategic Intelligence and Security Center –ESISC-, parte de la ayuda humanitaria asume la forma de fondos –es decir, dinero en efectivo- para financiar compras de materiales y pagos a empresas argelinas. Las autoridades de Argelia cobran ilegalmente impuestos sobre estas compras, de tal manera que el gobierno argelino no solo roba y comercializa ilegalmente una parte de los embarques de ayuda humanitaria sino que también cobra impuestos por la compra de bienes y servicios que la Comunidad Europea realiza en su territorio. De forma tal, que el contribuyente europeo termina aportando fondos para la financiación del fisco argelino.
Pero, lo que es más grave aún, es que la corrupta dirigencia del Frente Polisario lucra con el hambre y las necesidades de la población que ilegalmente retiene en Argelia.
SECUESTRO DE COOPERANTES
El 24 de octubre de 2011, por ejemplo, la madrileña Ainhoa Fernández Rincón, el mallorquín Eric Gonyalons y la italiana Rosella Urru, todos ellos cooperantes europeos pertenecientes a diversas ONG, fueron secuestrados en Rabuni, la sede administrativa de los campamentos argelinos controlados por el Frente Polisario, mientras desarrollaban actividades humanitarias.
En el secuestro de los cooperantes participaron elementos del Frente Polisario comandados por Abu Walid al Sarhaoui o Adnan Abu Walid al Sarhaoui, alias de Lehbib ould Ali ould Saïd ould Yumani, un marroquí de origen saharaui nacido en la ciudad de El Aaiún durante los años de la ocupación colonial española del Sur de Marruecos.
Abu Walid al Sarhaoui, de quien volveremos a hablar más adelante, luego se incorporó al Frente Polisario en 1991 y recibió capacitación militar de mano de instructores militares argelinos en la Escuela de Suboficiales y Tropas de Chabid El Ouali donde se entrenan las milicias terroristas del supuesto “Ejército de Liberación Popular Saharaui”, en Tinduf, Argelia. Todo ello antes de radicalizarse y convertirse en líder yihadista.
Finalmente, los cooperantes fueron liberados sanos y salvos previo pago de un sustancioso rescate por parte de España e Italia. Lo que no se estableció claramente es que parte tocó a los polisarios del rescate y que otros réditos políticos obtuvo el Frente Polisario por su participación en las negociaciones que permitieron la liberación de los cooperantes.
Lamentablemente, este no es el único ejemplo de nexos entre polisarios y yihadistas.
El 15 de febrero de este año, la Oficina Central de Investigaciones Judiciales, el organismo responsable en Marruecos de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia transnacional, que dirige Abdelhak Khim como parte de la Dirección General de la Supervisión del Territorio Nacional, la eficiente DGST marroquí, arrestó en las ciudades de Laayun, Salé y Marrakech a tres individuos, de entre 24 y 30 años, miembros de una célula terrorista del Dáesh.
En el proceso, las autoridades antiterroristas marroquíes secuestraron documentación, uniformes y hasta una bandera perteneciente al Frente Polisario.
Precisamente, una semana antes, en declaraciones formuladas a la prensa, Khim había advertido sobre los vínculos del Dáesh con el Frente Polisario y las actividades del terrorismo yihadista en el sur de Argelia.
Dijo al alto funcionario de seguridad marroquí: “El Dáesh no ha desaparecido. Hubo una reubicación; se reorganizaron en la zona sahelo – sahariana y en Libia. Donde encuentran áreas sin ley, allí se establecen.” Para luego agregar: “El problema se incrementa con la falta de cooperación de los argelinos y la existencia de un área controlada por un grupo terrorista que es el Frente Polisario”. Concluyendo: “Al Qaeda en el Magreb Islámico sigue intentando controlar el sur de Argelia y el norte de Mali”.
LA INTROMISIÓN DE IRÁN EN EL MAGREB
El pasado 1° de mayo, Marruecos sorprendió al mundo al denunciar que la República Islámica de Irán, a través de la organización terrorista Hezbollah, llevaba al menos dos años entrenando y equipando con armamento sofisticado a las milicias terroristas del Frente Polisario.
El canciller marroquí Nasser Burita afirmó poseer “pruebas y datos” concretos de que uno o más diplomáticos de la Embajada de Irán en Argel habían participado “durante al menos dos años” como “facilitadores” entre grupos terroristas Hezbollah y Frente Polisario en acciones destinadas a instruir a milicianos del grupo separatista en “acciones de guerrilla urbana y ataques contra el Reino de Marruecos.”
Instructores militares de Hezbollah, en especial expertos en explosivos y en la construcción de túneles, habrían viajado a los campamentos argelinos de Tinduf para formar a los milicianos en tácticas de comandos, guerrilla urbana y manejo de armamento sofisticado. También habrían suministrado al Frente Polisario misiles de fabricación soviética SAM-9, SAM-11 y 9K34 “Strela-3”, afirmó el canciller Burita. Todas estas actividades se efectuaron con la complicidad del gobierno de Argelia.
Cabe mencionar que Hezbollah es una organización terrorista islámica de orientación chií de El Líbano que, desde su creación en 1982, recibe armas, instrucción militar y apoyo financiero de Irán.
Según la justicia argentina, Hezbollah, en complicidad con funcionarios del aparato de inteligencia y del servicio diplomático de Irán, llevaron a cabo los sangrientos atentados de la Embajada de Israel en Buenos Aires (17/3/1992) y de la Asociación Mutual Israelita en Argentina (18/7/1994). Ambos ataques explosivos provocaron, en total, 114 muertos y 542 heridos.
Estos atentados terroristas fueron los únicos hechos de violencia yihadista que se produjeron en América Latina hasta el momento.
Por otra parte, la agencia antidrogas de los Estados Unidos, Drug Enforcement Administration -DEA-, considera que Hezbolla cuenta con extensas redes en América del Sur dedicadas al tráfico de drogas, lavado de dinero, contrabando y otros negocios ilícitos para financiar parte de las actividades terroristas del grupo.
La denuncia realizada por Marruecos pone en evidencia que el Frente Polisario, pese al alto al fuego y la presencia de la MINURSO, sigue con la complicidad de Argelia e Irán armándose y planificando acciones terroristas en la región del Sáhara.
También indican que Irán constituye una sria amenaza a la estabilidad internacional. No solo porque desarrolla un programa de armas de destrucción masiva sino porque exporta entrenamiento y armas a grupos terroristas en África y financia a partidos políticos y organizaciones extremistas en todo el mundo como el grupo violento “Movimiento Patriótico Quebracho” en Argentina, o el partido antisistema “Podemos” en España.
Activistas de grupos revolucionarios, dirigentes indigenistas mapuches, intelectuales de izquierda y simples estudiantes progresistas son frecuentemente invitados a Teherán en el marco de programas de “turismo revolucionario” destinado a reclutar agentes de influencia en los países de América Latina.
VÍNCULOS CON EL YIHADISMO
En una entrevista concedida, en 2012, al diario español “ABC”, el pretendido ministro de Defensa de la inexistente RASD, Mohamed Lamin Buhali, reconoció la presencia de unos “20 ó 25 saharauis” formando parte de organizaciones yihadistas en el Sahel. “Unos están con Al Qaeda, algunos de ellos puede que ya no estén vivos y otros están detenidos. Otros, en torno a 14, están con el MUYAO”, admitió Buhali.
Resulta evidente que, cuando un dirigente de importancia en un grupo terrorista reconoce un hecho de estas características es porque la cantidad de yihadistas provenientes de las filas del Frente Polisario es mucho mayor de lo que se admite y su existencia resulta inocultable.
Otra prueba innegable de que el Frente Polisario mantiene vínculos con grupos yihadistas, o, al menos, de que los campos de Tinduf constituyen una cantera de personal con preparación militar que nutre las filas de los grupos salafistas que operan en la región sahelo – sahariana, es el caso del antes mencionado Abu Walid al Sarhaoui.
Desde que se radicalizó y dejó los campamentos argelinos del Frente Polisario, Walid ha formado parte de distintos grupos yihadistas.
Al parecer comenzó su actividades terrorista en 2011, cuando fue uno de los fundadores del Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO) donde dirigía el Consejo de la Shura.
Debido a que habla tres idiomas y ha estudiado varios años en universidades de Argelia, en el MUYAO también actuaba como vocero. Este hecho le dio visibilidad internacional al parecer frecuentemente en transmisiones televisivas y fotografías.
En 2013, el MUYAO y Walid tomaron parte en la creación del grupo Al Murabitum (Los almorávides), al fusionarse con la organización Al Moulthamin (Los que escriben con sangre), que dirigía el yihadista maliense Mokhtar Belmokhtar, también conocido como “Bellaouar” -El tuerto- o “Mr. Marlboro”. Apodos que recibe haber perdido un ojo por una pedrada cuando era niño y porque en sus comienzos fue un exitoso contrabandista de cigarrillos.
Belmokhtar fue responsable del ataque y captura de la planta gasífera de In Amenas, situada en la provincia de Illizi, en el sureste de Argelia, el 16 de enero de 2013, en que murieron 55 personas (32 terroristas y 23 rehenes de distintas nacionalidades).
Al Morabitun y Mokhtar Belmokhtar adherían a Al Qaeda en el Magreb Islámico -AQMI-, la franquicia regional de Al Qaeda.
El 14 de mayo de 2015, Adnane Abu Walid al Sarhaoui anunció que rendiría pleitesía a Al Bagdadí y al ISIS / Dáesh.
Inmediatamente fue desautorizado por Belmokhtar y Wali y sus seguidores debieron dejar Al Morabitun.
En septiembre de 2016, Abu Walid al Sarhaoui creó su propia organización yihadista: Estados Islámico en el Gran Sahara -Imarat Mantikat al-Sahara-, que pronto realizaría diversos ataques y atentados explosivos en Burkina Faso, Níger y Mali.
El 2 de marzo de 2017, Abu Wali al Sarhaoui y el Estado Islámico en el Gran Sáhara se unió a Al Morabitum, liderado por Mokhtar Belmokhtar, Ansar ad-Din, liderado por Iyad Ag. Ghaly y al Frente de liberación de Macina que conduce el imán Amadou Koufa, para crear una nueva organización: Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes).
La nueva organización proclamó inmediatamente su fidelidad a AQMI y a Ayman Al-Zawahiri líder de Al Qaeda.
Un largo recorrido para un miliciano polisario de Tindouf. Abu Wali al Sarhaoui es una prueba viviente y vigente entre el Frente Polisario y los grupos yihadistas que asolan la región sahelo – sahariana con sus atentados y ataques.
CONCLUSIONES
Los vínculos del Frente Polisario con grupos, militantes y actividades terroristas son lo suficientemente evidentes como para que el grupo separatista sea inscripto en la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea.
Argelia es responsable de mantener y entrenar a potenciales terroristas en esa inagotable cantera yihadista en que se han convertido los campos del Frente Polisario en Tinduf.
Si se pretende terminar con el terrorismo en la región sahelo – sahariana hay que comenzar por cerrar los campos del Frente Polisario en Argelia.