UN GURÚ SANGRIENTO
El verdadero nombre de Shoko Asahara era Chizuo Matsumoto. Nació el 2 de marzo de 1955, hijo de un fabricante pobre de tatamis en la isla de Kyushu (situada al suroeste de Japón), en una familia de nueve hijos. De niño perdió la visión de un ojo por glaucoma congénito, por lo que sus padres lo enviaron desde los seis años a un escuela para ciegos.
Gracias a una beca se graduó de acupuntor en 1977. Luego intentó continuar sus estudios de medicina en la prestigiosa Universidad de Tokio, pero no pudo aprobar el examen de ingreso. Entonces abrió una clínica de acupuntura en la periferia de Tokio y ganó dinero vendiendo plantas medicinales, incluyendo un “producto milagroso”: una cocción basada en cáscaras de naranjas y otras hierbas que le provocó sus primeros problemas con la policía en 1982 y el cierre de su clínica.
Mientras tanto, comenzó a estudiar yoga y medicina natural hasta convertirse en “maestro” mientras profundizaba sus conocimientos de budismo, taoísmo y astrología china.
El objetivo de Asahara como era “alcanzar la iluminación última”. En un primer momento se incorporó al culto Agonshu. Esta particular secta, pedía a los miembros que aspiraban a la iluminación que realizaran ofrendas de dinero durante mil días.
Asahara consideraba como una virtud esencial para el desarrollo espiritual la constancia y la entrega al método. Ponía como ejemplo que, durante su período de mil días de ofrendas, tuvo serias dudas sobre el culto Agonshu. A pesar de ello, cumplió hasta el final con esta práctica, y sólo después de terminarla, abandonó el grupo.
El gurú comenzó sus actividades enseñando yoga en su departamento en el distrito de Shibuya. En aquel entonces no quería aceptar pago por sus enseñanzas por la tradición de que sólo aquel que ha alcanzado la iluminación puede aceptar ofrendas materiales.
En 1987, Asahara viajó a la India a su regreso anunció a sus alumnos que ha alcanzado su objetivo final: La Iluminación. Los discípulos más cercanos le ofrecieron dinero que éste no aceptó; finalmente decidieron emplearlo para organizar un seminario intensivo de yoga que atrajera a gente interesada en el desarrollo espiritual. El propio Asahara instruyó a los participantes. Rápidamente la secta comenzó a crecer.
Ese mismo año, Matsumoto asumió el nombre de Shoko Asahara y solicitó el registro de la secta Aum Shinrikyo. Las autoridades en un principio desconfían de las reales intenciones del grupo y de su gurú, por lo cual demoran su aceptación como organización religiosa. La secta no es reconocida legalmente hasta que se resuelve una apelación en 1989. La orden monástica se establece, mientras que nuevos seguidores siguen uniéndose.
Desde entonces, el “profeta”, adorador de Shiva, dios de la destrucción en la mitología hindú, no dudaba en presentare como el Cristo o Buda reencarnados.
Sus devotos discípulos, sometidos a una dura disciplina, estaban obligados a llevar unas gorras especiales con electrodos que, supuestamente, difunden las ondas cerebrales del “maestro”.
“Asahara era bueno para el lavado de cerebro”, considera Kimiaki Nishida, profesor de psicología social en la Universidad Rissho de Tio. Según él, el gurú con su largo cabello y barba que loa semejaba a un dios japonés, “mostró hábilmente su carisma y sedujo a jóvenes que sentían una forma de vida distinta en sociedad japonesa” en un periodo de consumo a ultranza.
Corpulento, el “maestro espiritual” solía vestir una túnica malva frente a sus fieles quienes, salvo los de alto rango, no podían mirar al “iluminado” a la cara, por deferencia.
Lo que no le impide preferir el lujo a la austeridad. Amante de los autos de lujo y de las mujeres, no dudaba en viajar en avión en asientos de primera clase y habría tenido hijos fuera del matrimonio, además de cuatro hijas y dos hijos legítimos.
En febrero de 1990, participó sin éxito en las elecciones legislativas. Un fracaso que lo llevó hacia un “descenso a los infiernos” en el que arrastró consigo a los discípulos de la secta.
Meditación y Terrorismo
Esto les permitió expandir sus actividades en forma muy rápida entre los estratos medios de las principales ciudades japonesas. Las autoridades estimaron que, hacia 1995, la secta contaba con unos 9.000 miembros en Japón, y que tenía hasta 40.000 adeptos en países como Sri Lanka, Alemania o Estados Unidos. Su patrimonio alcanzaba a más de mil millones de dólares.
La mayoría de sus miembros eran graduados universitarios y detentaban cargos de importancia en diversas empresas. Pero, al ingresar a la secta se veían obligados a abandonar todas sus actividades mundanales, incluso a sus familias, que si no se integraban a la comunidad debían ser abandonadas.
Aum Shinrikyo asume su existencia en el mundo moderno, imitando algunas de las estructuras de gobierno y organización. Los miembros pasaban a formar parte de los distintos ministerios en los que desarrollaban sus labores de apoyo para el culto. La modernidad les permitía tratar de poner en práctica los estudios sobre armas eléctricas de Nikola Tesla, o tener la influencia de La Fundación de Isaac Asimos como modelo de Aum. Un grupo de elite de científicos evolucionados espiritualmente obligados a vivir bajo tierra durante una etapa de barbarie preparándose a sí mismo para el momento… en el que resurjan y reconstruyan la civilización.
Entre 1993 y 1995 la secta fabricó aproximadamente diez toneladas de precursores para el gas sarín, en un laboratorio de cuatro pisos en que trabajaban más de cien personas y gracias a un complejo entramado de empresas ficticias con las cuales adquirieron ciento cincuenta toneladas de productos químicos diversos.
Las autoridades japonesas sospechan que contaron con la colaboración de científicos o militares rusos debido a que se encontró equipo militar de origen soviético en poder de la secta y a que la fórmula que emplearon para fabricar el sarín era la misma que empleó la ex Unión Soviética para sus armas químicas.
LAS MOTIVACIONES DEL ATAQUE
Los científicos de Aun Shinrikio también realizaron investigaciones destinadas a la producción de armas bacteriológicas. Trabajaron con toxina botulínica, ántrax y también intentaron obtener el virus de Ébola. Afortunadamente, no fueron capaces de lograr la toxicidad requerida ni obtener un sistema de diseminación confiable. Entre 1994 y 1995 realizaron nueve intentos de diseminar esporas de ántrax, en todos los casos sus aerosoles se atascaron. Ante el fracaso de sus intentos de emplear armas bacteriológicas, los miembros de la secta decidieron emplear armas químicas en sus atentados. El 21 de junio de 1994, realizaron un primer ataque con gas sarín contra un edificio de departamentos, en Matsumoto, provocando la muerte de siete personas y otros doscientos afectados. No se sabe con certeza si se trató de un atentado o fue un accidente. Un año más tarde llegaría el ataque al metro de Tokio.
En un primer momento, las autoridades japonesas afirmaron que los ataques eran la forma de adelantar el Apocalipsis. Posteriormente, surgió la hipótesis de que el atentado fue un intento de desviar la atención. Los dirigentes de la secta tuvieron conocimiento de que las autoridades estaban investigando sus actividades y temieron que las mismas interrumpieran sus planes.
Las autoridades japonesas estaban tras los pasos de Aum Shinrikyo debido a los sucesos de Matsumoto y al asesinato de los Sakamoto. Sakamoto era un abogado japonés que había obtenido cierta notoriedad por demandar a Aum Shinrikyo en nombre de algunos ex miembros de la secta que se sentían afectados por la misma.
Sakamoto organizó una campaña de relaciones pública que trataba de demostrar que algunos miembros de Aum no se habían unido al grupo de forma voluntaria sino captados por medio de engaños y que habían permanecido en la misma por temor a venganzas.
En 1988, cuando Aum no significaba nada para los japoneses, Sakamoto fundó la “Aum Shinrikyo Hidai Taisaku Benagodan” –Asociación de ayuda a los afectados por Aum Shinrikyo-, más tarde llamada “Aum Shinrikyo Hidaisha-no-kai” –Asociación de víctimas de Aum Shinrikyo-. Las demandas de indemnización reclamadas por Sakamoto amenazaban con provocar la ruina financiera de la secta. Entonces sus líderes decidieron actuar.
El 3 de noviembre de 1989 varios miembros de Aum viajaron en automóvil hasta Yokohama. El grupo estaba formado por Hideo Murai, científico, Satoro Hashimoto, maestro de artes marciales y Tomomasa Nakagawa. Portando catorce jeringuillas con cloruro de potasio entraron a las tres de la madrugada a la vivienda de Sakamoto. Los atacantes inyectaron dosis mortales de potasio a la esposa del abogado y a su hijo de catorce meses. Sakamoto fue ultimado de un golpe en la cabeza. Arrancaron los dientes a los cadáveres para dificultar cualquier posible identificación y luego introdujeron los cuerpos en bidones metálicos que enterraron en el campo. Por último, los asesinos quemaron las sábanas de sus víctimas y arrojaron todos los elementos empleados para su macabra tarea al mar.
EL ATAQUE AL METRO
El 20 de marzo de 1995, cinco jóvenes con bufandas para ocultar sus máscaras antigás abordan tres trenes distintos en diferentes líneas del sistema de metro de Tokio, estaba por producirse el primer atentado terrorista empleando armas químicas.
El momento elegido fue una mañana a la 07.29 horas. Se trataba de la hora de mayor afluencia de viajeros trasladándose hacia sus lugares de trabajo.
Cada uno de los jóvenes dejó caer al piso del vagón dos o tres paquetes conteniendo sarín líquido. Dejaron caer un total de once bolsas de seiscientos gramos de sarín cada una. El producto estaba dentro de bolsas plásticas protegidas por un envoltorio de papel de diario. Los terroristas punzaron los envoltorios y mientras el líquido comienza a desparramarse huyen con la ayuda de otros cinco miembros del grupo que los aguardaban en estaciones cercanas a bordo de automóviles en los cuales emprenden la fuga.
Los ataques se produjeron en las líneas de Chiyoda, Marunouchi –Ogikubo-, Marounoichi –Iikebukuro- e Hibiya. Aunque el vertido del líquido no fue detectado hasta varias estaciones más allá, dentro del metro los infortunados pasajeros comenzaron a sufrir los primeros síntomas de la exposición al tóxico.
En la estación de Kodenmacho un pasajero pateó el envoltorio con sarín fuera del tren hacia la plataforma donde el veneno formó un charco y produjo rápidamente la muerte de cuatro personas que se encontraban en las inmediaciones a punto de abordar el transporte.
En el mismo tren, un pasajero accionó el mecanismo de freno de emergencia y el convoy se detuvo en la estación siguiente, Tsukiji. Varios pasajeros resultaron heridos en la plataforma cuando se abrieron las puertas de los vagones.
Tres horas más tarde, las autoridades japonesas confirmaron que se trató de un atentado terrorista llevado a cabo con gas sarín.
El sarín es un agente neurotóxico de la familia de los organofosforados. Fue inventado por químicos alemanes en 1936. Actúa sobre el cuerpo humano como inhibidor de la colinesterasa; su acción impide el normal funcionamiento del sistema nervioso, los músculos y las glándulas. Si la absorción de la sustancia tóxica se efectúa a través del sistema respiratorio, la muerte sobreviene aproximadamente en diez minutos, en tanto que la absorción a través de la piel demora el efecto letal hasta una o dos horas a partir del momento con la contaminación.
El ataque de terrorismo químico provocó doce muertos y más de cinco mil afectados, muchos de los cuales sufrieron consecuencias posteriores incluyendo daño cerebral, dificultades respiratorias, depresión y otros daños psíquicos. Afortunadamente, problemas con la pureza del sarín y el método rudimentario de dispersión redujeron el número de víctimas fatales.
Las autoridades japonesas pronto detectaron que los autores del atentado eran miembros de una secta yódica denominada Aum Shinrikyo –Verdad Suprema-, liderada por Shoko Asahara.
Los perpetradores del atentado terrorista, eran miembros de Aum que se destacaban por su alto nivel educativo. Hayasko Ikuo era doctor en medicina y jefe del Departamento de Medicinal Circulatoria de un importante hospital japonés. Dentro de la Secta se desempeñaba como “Ministro de Salud”.
Hirose Ken’ichi era posgraduado en Física y formaba parte de la “Brigada Química del Ministerio de Ciencia y Tecnología” de la secta Aum Shinrikyo. A esta “Brigada” también pertenecía otro de los terroristas del Metro de Tokio, Toyoda Toru, graduado con honores en Física Aplicada.
Mientras que Yokohama Masato era también graduado en Física Aplicada y era “Subsecretario de Ciencia y Tecnología”. Masato era el responsable del programa para el desarrollo de armas ligeras de la secta. Su ayudante, Tonozaki Kiyotaka era miembro del “Ministerio de Construcción”.
El número tres de la Aun Shinrikyo en materia de Ciencia y Tecnología era Hayashi Yasuo un graduado universitario en Inteligencia Artificial.
ARRESTOS Y JUICIOS
Docenas de los miembros del culto fueron arrestados meses después en redadas de la policía en varias partes de Japón. El propio Asahara fue arrestado en mayo de 1995 y fue acusado de 17 cargos que iban desde asesinato hasta producción ilegal de armas y drogas.
Su juicio —y procesos de apelación— tardaron varios años en ser completados y se apoderó de Japón, pues la policía siguió buscando otros miembros de culto vinculados a los ataques de Tokio y Matsumoto.
A finales de 1996, Ashara admitió la responsabilidad en el ataque con Sarín, pero dijo que no estuvo personalmente involucrado con el crimen, diciendo que había sido “instruido por Dios” para cargar con la culpa. Al mismo tiempo, alertó a sus abogados de que podrían morir si seguían interrogando a los miembros de Aum Shinrikyo.
Después de un juicio que duró ocho años, Asahara fue finalmente hallado culpable de ser el autor intelectual del ataque y fue sentenciado a la pena de muerte en 2004. En 2006 ya había agotado el proceso de apelación.
Su ejecución fue dilatada debido a los procesos en curso contra sus conspiradores, los últimos que fueron arrestados en 2012.
Finalmente, el 6 de julio de 2018, Shoko Asahara y otros seis miembros de la secta Aum Shinrikyo, Tomomasa Nakagawa, Tomimitsu Niimi, Hiyohide Hayakawa, Yoshihiro Inoue, Seiichi Endo y Masami Tsuchiya, fueron ejecutados por ahorcamiento.
Otras seis personas aún están sentenciadas a muerte en conexión con el ataque de 1995 y otros crímenes de Aum Shinrikyo y aguardan la ejecución de la sentencia.
LOS HEREDEROS
La secta se ocultó tras los hechos de Tokio, pero no desapareció. En 2007, la secta Aum Shinrikyo se dividió en dos grupos: Hikari no Wa (El círculo de la luz del arcoíris) y Aleph. Este último se ha disculpado por el ataque de Tokio, afirmando que la respondabilidad debe recaer en “los miembros principales del entonces Aum Shinrikyo”. Las dos sectas tienen aproximadamente entre 150 y 1.500 células respectivamente, según la prensa japonesa.
La vigilancia gubernamental de Hikari no Wa fue levantada en 2017, pero Aleph permanece bajo escrutinio oficial.
Hikari no Wa fue fundada en 2007 por el ex vocero de Aum Shinrikyo y sucesor de Asahara, Fumihiro Joycu, quien ha manifestado su disidencia con el ejecutado gurú.
Recientemente se ha detectado la presencia de esta secta destructiva en Europa Oriental y en Rusia. Aun Shinrikyio ya tenía presencia en esa región en los tiempos turbulentos que siguieron al colapso de la URRS, pero, al parecer la región se ha vuelto más importante para sus sucesores en los últimos años.
A finales de marzo de 2016, Montenegro expulsó a 58 extranjeros sospechosos de asociación con Aum Shinrikyo. Se reunieron en un hotel que habían alquilado en ese pequeño país de la ex Yugoslavia. Cuatro eran de Japón, pero 43 eran ciudadanos rusos, siete de Bielorrusia, tres de Ucrania y uno de Uzbekistán.
Al mes siguiente, a principios de abril de 2016, la policía rusa realizó se dirigieron contra 25 propiedades. El grupo es ilegal en Rusia, pero, según las autoridades rusas, es posible que tenga varios miles de seguidores en el país, donde ha estado presionando para obtener donaciones de la gente.