La semana pasada se hizo público que la pareja directiva de la formación radical anticapitalista Unidos Podemos, formada por el Secretario General Pablo Iglesias y la diputada y vocera parlamentaria Irene Montero, habían comprado un lujoso chalé para vivienda familiar por 660.000 euros.
La noticia abrió un intenso debate, tanto dentro como fuera del Partido, sobre la ética de los políticos y como deben vivir los dirigentes de la izquierda.
Recordemos que Unidos Podemos irrumpió, en 2014, en la política española con abundante verborragia antisistema, proponiendo una brusca redistribución de la riqueza, demonizando a los ricos, a los banqueros y a los políticos tradicionales del Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, a quienes en conjunto denostaba denominándolos despectivamente como “la casta”.
Para diferenciarse de la clase política tradicional, Unidos Podemos adoptó un estricto código ético. Sus dirigentes, cuando se convertían en funcionarios electivos, no podían cobrar salarios superiores a tres salarios mínimos. El excedente debían donarlo al Partido o a entidades de bien público o humanitarias. Se entendía también, que debían mantener sus viviendas en barrios populares.
Los izquierdistas de Podemos incluso renegaban del uso de saco y corbata. “la forma en que se viste una persona dice mucho de él”, afirmaba Pablo Iglesias quien suele usar un uniforme de jeen y camisa arremangada, que complementa con una curiosa coleta por peinado.
Sin embargo, después de consolidar su liderazgo en el congreso de Vistalegre II, realizado en junio de 2017, Pablo Iglesias comenzó a realizar un notable viraje ideológico mostrando tendencias autoritarias e incurriendo en prácticas de claro nepotismo. Es decir, a las mismas tendencias populistas usualmente empleadas por algunos autócratas latinoamericanos como Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Cristina Kirchner.
Primero purgó a la oposición interna de Íñigo Errejón y Carolina Bescansa. Luego promocionó a importantes posiciones partidarias a su pareja la diputada Irene Montero.
Hace un mes, como si fueran parte del mundillo de ricos y famosos retratados frecuentemente en las páginas de la revista “Hola”, la pareja Iglesias – Montero anunció su próxima maternidad de mellizos.
Pero, lo que colmó la tolerancia de propios y ajenos fue la noticia de que la pareja había adquirido un lujoso chalé, en la localidad de Galapagar, con 268 metros edificados construidos sobre un lote 2.352 metros cuadrados. El costo total de la vivienda fue de 660.000 euros, lo que obligó al binomio de Podemos a contraer una abultada hipoteca a treinta años por 540.000 euros.
El tema no hubiera tenido mayor importancia de no ser por las reiteradas críticas que el dirigente de Podemos había formulado a los políticos ricos y a “la casta”. Ahora, era él que presumía de revolucionario y austero quien daba señales de marcado aburguesamiento.
La noticia despertó las burlas de los opositores por el discurso de quienes afirmaban renegar de la riqueza y la ostentación y luego incurrían en las mismas conductas que censuraban. “Bienvenidos a la casta”, fue la burla más habitual expresada por este sector.
Dentro de Podemos la crítica fue que se había violado el “código ético” del Partido y, especialmente, el compromiso de vivir como la gente común para poder representarla.
Al arreciar las críticas de los sectores errejonistas y anticapitalistas de Podemos, Pablo Iglesias apeló a una de sus tácticas preferidas: pasó a la ofensiva. El sábado en una rueda de prensa convocada de urgencia Iglesias y Montero anunciaron que someterían su conducta como dirigentes al juicio de las bases del partido.
La consulta a la militancia de Podemos, en la que se decidirá si Pablo Iglesias e Irene Montero revalidan su liderazgo o deberán renunciar a sus cargos partidarios e institucionales, se realizará desde el martes 22 de mayo a las cinco de la tarde hasta el domingo 27 a las dos de la tarde. Los resultados se conocerán el lunes 28.
El padrón electoral para la consulta se cerró el viernes 18 y registra a 484.772 inscriptos en condiciones de votar.
La consulta a los militantes de Podemos constará de una única pregunta: “Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la Secretaría General y la portavocía parlamentaria de Podemos.” Las respuestas posibles serán dos: “Sí o No, deben dimitir a la Secretaría General y de la portavocía y dejar el acta de diputados”.
La opción de devolver la causa de la polémica, el cuestionado chalé, no se contempla. Tampoco se ha fijado un mínimo de participación, ni una barrera respecto del número de votos que se considera suficiente para que los resultados de la consulta se interpreten como un respaldo a ambos dirigentes.
Por último, una empresa externa auditará el resultado de la votación.
Si Iglesias y Montero resultaran destituidos por las bases se produciría un gran vacío de poder dentro de Podemos en un año de elecciones autonómicas y municipales.
No obstante, la mayoría de los observadores coinciden en que Iglesias y Montero saldrán ratificados de la consulta popular y que sólo resta conocer el verdadero daño que la cuestión del autoritarismo, nepotismo y aburguesamiento del liderazgo ha provocado en la cohesión interna de Unidos Podemos.
Si resulta ampliamente triunfador, Iglesias probablemente se sienta tentado de avanzar en su proyecto de ser sucedido en la Secretaría General, al término de su mandato en 2020, por su pareja Irene Montero. Iglesias no puede aspirar a una nueva reelección en el cargo.
Recurriendo así a una treta para sortear los requisitos de alternancia democrática en los cargos directivos que dio muy buen resultado a Vladimir Putin y Dmitri Medvédev en la Federación de Rusia y que, en Argentina, tenían pensada Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner antes de la muerte del primero y que también intentaron Daniel Ortega y su esposa y vicepresidente Rosario Murillo.
De lograr su cometido, Pablo Iglesias y su pareja Irene Montero se alternarían en la secretaría general de Unidos Podemos en forma indefinida.
No obstante, la telenovela de Podemos no ha concluido.