Los escándalos mediáticos se han convertido en una constante en la vida del magnate inmobiliario devenido en presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente, desde sus tiempos de empresario y luego de candidato, ha estado en los medios de comunicación defendiéndose de imputaciones de todo tipo.
Muchas son las acciones del presidente que derivan en un escándalo de proporciones variadas. Cuando no es un inoportuno Twitter racista o misógino, Trump desliza algún comentario desubicado sobre la esposa de algún mandatario extranjero, despide en forma arbitraria y desconsiderada a algún alto funcionario o se involucra en una intranscendente disputa con el dictador norcoreano Kim Jong-un por aluna nimiedad, como quien tiene el botón nuclear más grande.
Donald Trump parece tener una habilidad especial para situarse a sí mismo y a su gobierno en el ojo de la tormenta. Si no es el mismo es alguno de sus más cercanos colaboradores o familiares los cuestionados por alguna declaración inoportuna, por mantener contactos reservados con diplomáticos extranjeros o por realizar operaciones financieras poco claras. Aunque la opinión pública parece estarse cansando de este circo mediático y cada vez da menos importancia a los incidentes.
Ahora, no sólo el presidente sino todos los funcionarios de la Casa Blanca resultan cuestionados en el libro “Fire and fury: Inside the Trump’s White House” (El fuego y la furia: dentro de la Casa Blanca de Trump), del periodista sensacionalista Michael Wolff.
A los 64 años, Wolff a lo largo de una dilatada carrera como periodista ha escrito para medios prestigiosos como Vanity Fair, The Guardian y Hollywood Reporter. Su especialidad en revelar secretos y escándalos del mundillo de los ricos y poderosos de Manhattan. No goza de una especial credibilidad por su trabajo, pero, con los años, ha hecho numerosos enemigos.
En 2008, por ejemplo, Wolff escribió una biografía de Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación propietario de News Corp. (empresa a la que pertenece Fox News). El libro titulado “El hombre dueño de las noticias”, provocó el enojo de Murdoch, quien en un principio había colaborado con Wolff para la elaboración del mismo.
Para escribir este nuevo libro, Wolff afirma haber realizado unas doscientas entrevistas a personas del entorno de Donald Trump e incluso haber conversado un total de tres horas con el propio presidente, en diversas ocasiones. Sin embargo, la fuente principal parece haber sido el ex estratega presidencia e ideólogo de la derecha alternativa Steve Bannon.
Bannon que en agosto pasado debió dejar su puesto en la Casa Blanca y retornar a su cargo de editor del semanario Breithart News, está particularmente resentido con los hijos de Trump: Donald Jr., Ivanka y su yerno Jared Kushner.
Lo que se ha conocido del libro no parece ser de mayor transcendencia. El texto parece ser un conjunto de anécdotas menores y que piensa o dijo quien de quien. Una suerte de libro de chimentos de la vida privada del presidente y de los miembros de la Cas Blanca. Muchas de las supuestas revelaciones son cosas conocidas por demás.
Supuestas revelaciones de que Donald Trump no esperaba realmente convertirse en presidente, de que ocupa habitaciones separadas de su esposa Melania o de que le gusta comer cheeseburger en McDonald’s, son cuando menos intrascendentes.
Nadie se va a sorprender tampoco por el hecho de que el presidente, que llegó a la función sin experiencia previa en el desempeño de cargos públicos, desconozca cómo funciona la burocracia de Washington. Tampoco que Trump sea reticente a la hora de leer los cientos de informes que son remitidos a diario al presidente de los Estados Unidos.
Poco puede sorprender el hecho de que un gran empresario que ha dedicado su vida a los negocios inmobiliarios no sea un gran intelectual. Los jefes de Estado del siglo XXI no se parecen en nada a figuras del siglo XX como Lenin o Winston Churchill. Por nombrar tan sólo a algunos de un indudable porte intelectual.
Pero, tildar a Trump de semi analfabeto en menospreciar su carrera empresarial. También es ignorar el hecho de que alcanzó la presidencia en su primer intento derrotando a Hillary Clinton quien, con muchísima mayor experiencia, probada capacidad intelectual e idoneidad como abogada y política, fracasó en sus dos intentos.
Seguir especulando sobre la idoneidad de Trump como presidente o sobre su real estado mental, por su temor a ser envenenado y otras rarezas, no agrega mucho. Por lo tanto, el libro no aporta ningún elemento nuevo sobre el tema.
Fire and Fury parece, por el contrario, el medio que ha elegido Bannon para ajustar cuentas con quienes responsabiliza por su alejamiento de la Casa Blanca. Y Wolff se ha aprovechado de ello.
El matrimonio Kushner son, precisamente, el principal blanco de la ira de Bannon. El editor acusa a Ivanka de poseer una ambición desmedida por aspirar a convertirse en la primera mujer presidente de los Estados Unidos. La misma imputación podría hacérsele a Hillary Clinton o quizás a Ophra Winfrey.
Mucho más serio es calificar a Donald Jr. de “traidor” y “antipatriota”, como hace Bannon, por sus contactos reservados con funcionarios rusos durante la campaña presidencial de 2015. O afirmar con malicia que el propio presidente no podía ignorar esas reuniones.
También son graves las acusaciones sobre que Jared Kushner ha realizado maniobras de lavado de dinero a través del sistema bancario estadounidense.
No obstante, aunque las acusaciones son serias no se aportan pruebas concretas que respalden esas opiniones o supuestas revelaciones. Los dichos de Bannon, objetivamente evaluados no son más que las especulaciones de un hombre resentido y que nada hizo cuando tuvo conocimiento de los hechos que hoy censura.
En síntesis, Fire a Fury no parece ser un libro de gran importancia o mayor impacto en la vida política estadounidense. Su celebridad se debe más a la torpeza con que la Administración Trump ha tratado de impedir su publicación que a lo que el libro realmente interesa.
Michael Wolff ha obtenido sus cinco minutos de celebridad y unos buenos dividendos -el libro se convirtió inmediatamente en el mayor best seller de la temporada en la tienda on line Amazon- debido a la poca tolerancia que tiene Trump a las críticas.
Pero, el libro es solo uno más en una larga serie de los escándalos a que nos tiene acostumbrado el presidente Trump. Nada nuevo ni importante, tan sólo el material del que vivimos y prosperamos los periodistas.