Este miércoles 10 de enero, el Reino de Marruecos ha obtenido la Presidencia del Consejo de Derechos Humanos, para el período de 2024, cargo que ejercerá el embajador Omar Zniber.
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En una votación donde superó al candidato de Sudáfrica, embajador Mxolisi Sizo Nkosi, por el doble de votos (30 a 17), pese a las presiones y maniobras diplomáticas implementadas por Argelia y Sudáfrica.
Creado en 2006, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas constituye el único órgano intergubernamental internacional que defiende el cumplimiento de los derechos humanos en todo el planeta. El organismo se encarga de favorecer la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo y para tratar de resolver los casos de violaciones a los derechos humanos, formulando recomendaciones y llevando a cabo investigaciones sobre la situación de estos en los distintos países.
El Consejo está integrado por 47 Estados miembros, que son elegidos por la mayoría de los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas a través de votación directa y secreta. La Asamblea General tiene en cuenta la contribución de los Estados candidatos a la promoción y protección de los derechos humanos, así como las promesas y compromisos en este sentido voluntarias.
La membresía del Consejo se basa en una distribución geográfica equitativa. Los escaños se distribuyen de la siguiente forma:
- Estados de África: 13 asientos
- Estados de Asia y el Pacífico: 13 asientos
- América Latina y el Caribe: 8 asientos
- Estados de Europa occidental y otros Estados: 7 puestos
- Estados de Europa oriental: 6 asientos.
Los miembros del Consejo sirven por un período de tres años y no son elegibles para reelección inmediata después de servir dos mandatos consecutivos.
La membresía del Consejo implica la responsabilidad de defender unos estándares altos de derechos humanos. Éste es un criterio sobre el cual los propios Estados han insistido cuando adoptaron la Resolución 60/251, en marzo de 2006, para crear el Consejo de Derechos Humanos.
La Mesa del Consejo se compone de cinco personas – un Presidente y cuatro vicepresidentes – que representan a los cinco grupos regionales. Estos sirven durante un período de un año, de acuerdo con el ciclo anual del Consejo.
Este nuevo logro internacional de Marruecos que refuerza su papel como líder regional es producto de la política en materia de derechos humanos y en otros rubros implementada por el Rey Mohammed VI desde el mismo momento en que asumió el trono en 1999.
El entonces joven rey se preocupó desde el inicio por democratizar y modernizar una sociedad africana, árabe y musulmana, que tenía muy arraigadas sus costumbres y tradiciones, impulsando las transformaciones necesarias a un ritmo que pudieran ser aceptadas por una muy amplia mayoría de los marroquíes.
Mohammed VI se preocupó al comienzo de su reinado por consagrar el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos creando la denominada Instance Equité et Réconciliation -Instancia de Igualdad y Reconciliación-, una comisión que revisó los casos de violaciones a los derechos humanos durante el reinado de su padre, Hassan II, estableciendo reconocimientos y compensaciones financieras para las víctimas y sus familias. también ha apoyado el pluralismo político y reforzado las libertades individuales a través de la reforma constitucional de 2011.
Para modernizar a la sociedad marroquí respetando las tradiciones creó un nuevo código familiar, la Mudawana. Ahora, veinte años después está impulsando la modernización de este mismo código atendiendo cuestiones pendientes, tan sensibles como el matrimonio de los menores de edad, la igualdad en la herencia de hombre y mujeres, la situación de mujeres divorciadas y madres solteras, etc.
De la mano de Mohammed VI, Marruecos retorno al seno de la Unión Africana y ha enviado a la comunidad internacional señales a favor de un enfoque constructivo y de la existencia de un liderazgo unificador en cuestiones claves como el diálogo interreligioso, la tolerancia, y la lucha contra el odio racial, el derecho a un medio ambiente sano y sostenible, los derechos de los migrantes y el impacto de las nuevas tecnologías.
Cuando se pasa revista ha este enorme legado que ha construido el Rey Mohammed Vi durante su reinado se entiende claramente porque continuamente el reino acumula éxitos internacionales y apoyos a la marroquidad del Sáhara.
Ahora bien, la obtención de la presidencia del Consejo de Derechos Humanos en manos de Marruecos, es una importante derrota no solo para Sudáfrica, sino especialmente para Argelia y el Frente Polisario. Desde esa posición internacional, Marruecos podrá impulsar las investigaciones sobre las violaciones a los derechos humanos de los manifestantes de la Hirak en Argelia, como así también a la existencia de niños soldados en los campamentos de Tinduf, por no hablar de la condición de las mujeres, de los discapacitados y el robo sistemático de la ayuda humanitaria internacional mientras la población saharaui pasa hambre y todo tipo de carencias.
Allí radica el malestar, para no hablar el temor que Argelia y el Frente Polisario tienen por este nuevo logro internacional del Reino de Marruecos. También para Sudáfrica este revés es una nueva derrota en la puja geopolítica que mantiene con el reino alauí por el liderazgo de África.