Insólitamente la ONG Amnistía Internacional y el consorcio periodístico francés Forbidden Stories han desatado un escándalo internacional acusando a un conjunto de países de practicar el espionaje telefónico e informático en base a información clandestina supuestamente robada de un servidor de la empresa israelí NSO Group.
Sin prestar pruebas concretas, Forbidden Stories, un consorcio periodístico sin fines de lucro con sede en Paris formado por 17 medios de diez países distintos, entre los que figuran Le Monde, The Guardian, The Washington Post, France Info y los medios mexicanos Proceso y Aristegui Noticias entre otros, afirmo que más de 50.000 teléfonos de personalidades entre las que se encuentran catorce jefes de Estado (Emmanuel Macron, el rey Mohammed VI, el iraquí Barham Saleh, el sudafricano Cyril Ramaphosa, etc.), altos funcionarios, periodistas, defensores de derechos humanos y disidentes políticos estaban infectado por el software espía Pegasus producido y administrado por NSO Group.
Supuestamente, la ONG Amnistía Internacional y el laboratorio canadiense Citizen de la Universidad de Toronto peritaron una muestra de 43 teléfonos )menos del uno por mil del total) encontrando que 36 de ellos (el 85% de los equipos peritados) estaban infectados por el malware Pegasus.
Forbidden Stories presente una lista de países entre los que figuran Azerbaiyán, India, Barein, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Marruecos, Kazajistán, Ruanda, Hungría y Togo de haber adquirido el software Pegasus.
Otras fuentes más objetivas señalan que una sesenta agencias militares, de inteligencia o seguridad de cuarenta países del mundo emplean esa tecnología. Incluso NOSO Group señala que el 51% de sus clientes son agencias de inteligencia, 38% cuerpos de seguridad y el 11% ejércitos.
Además, la firma israelí insiste que Pegasus es un arma esencial en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado y da como ejemplo la participación de su software en la detención del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Lorea y en el esclarecimiento de la muerte del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi.
Lo cierto es que los avances de la tecnología y el incremento de las amenazas criminales, las pujas geopolíticas, los intentos desestabilizadores y separatistas fuerzan a los gobiernos a reforzar los controles sobre las actividades de grupos y personas de interés por lo cual se han multiplicado las empresas que ofrecen a los Estados software de control de comunicaciones.
Incluso las empresas multinacionales que realizan “inteligencia competitiva” recurren a los servicios de esas empresas. Incluso el teléfono hombre más rico del mundo y un magnate tecnológico Jeff Bezos fue infectado, en 2018, con el software Pegasus 3. El ataque derivó en el divorcio de Bezos.
Probablemente otras personalidades y empresas han padecido este tipo de ataques y chantajes por parte de gobiernos, competidores comerciales o delincuentes de cuello blanco, sólo que han preferido mantener el hecho en secreto para no aumentar los perjuicios.
Entre los principales proveedores de este tipo de servicios se cuentan, además de la israelí NSO Group, la también israelí Candirú que produce el software “Devils Tongue”; la empresa israelí con sede en Madrid, Back Cube Inteligencia Creativa y la firma italiana con sede en Milán, Hacking Time.
Los Estados Unidos, Rusia y China Popular tienen sus propios desarrollos en este campo. La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, por ejemplo, emplea un software espía denominado “Dark Matter” para infectas a los dispositivos de la firma Apple.
En otras palabras todos los países niegan su empleo para la mayoría de las agencias de inteligencia recurren clandestinamente a su uso para reunir informaciones sobre blancos sensibles.
Por lo cual, la denuncia de Forbidden Stories tiene todo el aspecto de un montaje donde cada uno de los principales medios que lo componen ha incluido en la lista de usuarios a los gobierno que desea atacar sin brindar ninguna prueba concreta que sostenga las acusaciones que formuló.
El engaño de Forbidden Stories parece parte de la industria clandestina de las noticias falsas. Alimentada por empresas periodísticas que realizan operaciones de influencia geopolítica. Así siembran cizaña entre los gobiernos, difunden encuestas engañosas en periodos electorales, instalan relatos difamatorios o viralizan disparatadas teorías conspirativas, mayormente en las redes sociales. Y ofrecen a sus clientes algo de valor incalculable el anonimato y la posibilidad de negar todo.
Graham Brookie, director del Laboratorio del Investigación Forense Digital del Consejo Atlántico afirma que “El mercado de la desinformación por encargo de gobierno o actores cercanos esta creciendo exponencialmente. El Negocio es un boom”.
La huella de esas operaciones de difamación suele conducir y morir en empresas turbias como el consorcio Forbidden Stories, cuya fachada legítima suele ampararse en medios de prensa de cierta credibilidad.
Aunque no siempre funciona, la información por encargo se está volviendo vez más sofisticada, ya que sus cultores han perfeccionado sus técnicas para cubrirse de un manto de credibilidad.
Así, lo ha denunciado en este caso el ministro de Asuntos Exteriores marroquí Nasser Burita diciendo que algunos medios del consorcio periodístico Forbidden Stories “sirven a agendas bien conocidas por su principal hostilidad hacia Marruecos y están ulcerada por sus éxitos bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI.
El ministro indicó que “Marruecos desafía a los que plantean estas acusaciones, incluidos Amnistía Internacional y el consorcio Forbidden Stories, así como a sus partidarios e intermediarios, a que proporcionen pruebas tangibles y materiales en apoyo de sus relatos”, y señaló que los soportes de las medios de comunicaciones y las ONG no logran adaptarse a la realidad de “Marruecos que triunfa, se fortalece y consolida su soberanía a todos los niveles.”
Luego, agregó el ministro, Marruecos ha logrado establecerse como un aliado “confiable” con sus socios, gracias a la eficacia mundialmente reconocida de sus servicios de seguridad, principalmente en la lucha internacional contra el terrorismo, que hizo posible frustrar los complots fomentados contra la estabilidad nacional del Reino, y abortar ataques terroristas en particular en los Estados Unidos, en varios países de Europa, Asia y África.
Según Burita, el momento de esta campaña de desinformación “ciertamente no es trivial”, recordando que en los últimos años, Marruecos “observó picos de hostilidad mediática en algunos países, en vísperas de la celebración por parte del pueblo marroquí. De la Fiesta del Trono”.
Dicho más sencillamente, el llamado “Affaire Pegasus” no es más que una sofisticada operación de desinformación con múltiples blancos.