Por el Dr. Adalberto Agozino
Distintas organizaciones humanitarias y políticas han denunciado durante años las violaciones a los derechos humanos cometidos tanto por la dirigencia del Frente Polisario como por integrantes de las fuerzas armadas y de los organismos de inteligencia de Argelia sobre la población marroquí de origen saharaui retenida desde hace cuarenta años en los infames campamentos de Tinduf en medio de la inhóspita lahmada argelina.
En este caso las víctimas no eran ni blogueros ni militantes políticos que reclamaban por sus derechos y libertades a las autoridades locales sino simples personas de a pie que pretendían ganarse su subsistencia en ese duro territorio.
Maha Ould Hamdi Ould Suelem y Ali Idrissi eran dos jóvenes veinteañeros que se dedicaban a la minería ilegal cerca del campamento denominado “Dakhla” -que no debe ser confundido con la bella ciudad atlántica de Dakhla en el Sáhara marroquí-, situado al sur de la localidad argelina de Aouinat Belkraa.
El lunes 19 de octubre de 2020, mientras desarrollaban su actividad excavando un pozo entre las rocas en busca de algunas pequeñas cantidades de oro u otro mineral valioso fueron sorprendidos por una patrulla del Ejército argelino.
Los jóvenes mineros sabían muy bien el destino que les esperaba. Una paliza antes de ser recluidos en una oscura mazmorra argelina donde pasarían varios años en medio de torturas y hambre. Tratando de escapar a esa terrible suerte decidieron sin mucho pensarlo ocultarse en el interior del pozo esperando que los soldados argelinos se cansaran de intentar sacarlos y siguieran con su patrullaje.
Pero los soldados argelinos estaban dispuestos a hacer un escarmiento con los infortunados mineros ilegales. Primero dispararon dentro del pozo para forzarlos a salir y cuando esta táctica fracaso, los quemaron vivos introduciendo mantas humedecidas en combustible con la intención de que el humo los asfixiara y los forzara a salir.
Pero, el humo los asfixio totalmente antes de que pudieran salir y perecieron dentro del pozo quemados y ahogados por el humo. Una muerte terrible y absolutamente injustificada.
Este terrible crimen fue denunciado por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos ante el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los refugiados a quien ha demandado que “asuma sus responsabilidades y abra una investigación” para castigar a los responsables del horrendo crimen.
Este hecho es un ejemplo indiscutible de que las denuncias efectuadas por el Reino de Marruecos de que la mayoría de la población saharaui de los campamentos de Tinduf está retenida en ese lugar contra su voluntad y de que los auténticos responsables de las violaciones a los derechos humanos en esos campamentos son los funcionarios y militares argelinos que solo albergan a los separatistas del Frente Polisario para hostigar a Marruecos y enriquecerse con el desvío de la ayuda humanitaria entregada por la Unión Europea, ONU y diversas ONG.
Es necesario hacer cesar inmediatamente esas sistemáticas violaciones a los derechos humanos de los saharauis por parte de Argelia y para ello está la Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía en la región del Sáhara, única solución realista y posible a este antiguo diferendo.