El creciente protagonismo internacional de Marruecos, conducido por la hábil diplomacia personal del rey Mohammed VI, está reduciendo cada vez más el margen de maniobra del gobierno argelino y de sus compinches del Frente Polisario.
El año 2019 se ha iniciado muy favorable para la diplomacia marroquí. Primero fue la aprobación por parte del Parlamento Europeo de acuerdos agrícolas y pesqueros que constituyen un claro reconocimiento por parte de la Unión Europea de la soberanía de Marruecos sobre sus provincias del Sur.
Inmediatamente, la decisión del Parlamento Europeo fue acompañada de una visita de Estado del rey de España, don Felipe VI y su esposa doña Letizia que, además de ratificar la buena sintonía entre las casas reales a uno y otro lado del estrecho de Gibraltar, permitió la firma de once importantes convenios que incrementaron la asociación estratégica multidimensional entre ambos reinos.
Ahora, el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara llega desde el otro lado del Atlántico.
El Congreso de los Estados Unidos acaba de aprobar su Ley de Presupuesto que estipula explícitamente que “Los fondos asignados (a Marruecos) en el Título III son igualmente utilizables para la asistencia en el Sáhara.”
Esta disposición en la Ley de Presupuestos, aprobada por el Congreso y promulgada por el presidente Donald Trump expresa claramente que para los Estados Unidos el único representante de los habitantes del Sáhara es el Reino de Marruecos, legítimo titular de la soberanía en esa región.
Estos acontecimiento no son hechos aislados sino que muestran la clara decisión de las principales potencias internacionales de terminar con más de cuarenta años de la simulación montada por un grupo de terroristas que se autoproclamaron únicos representantes de un supuesto “pueblo” y que pretenden convencer al mundo de que un grupo de precarios campamentos instalados en la hamada argelina son un supuesto “Estado” y que un grupo de aprovechados bandidos son sus “embajadores”.
Esto queda claro cuando treinta y cinco países africanos que en algún momento, cediendo a las presiones de Argel, reconocieron a la inexistente “República Árabe Saharaui Democrática”, han retirado actualmente ese reconocimiento.
Mientras que Marruecos gana protagonismo día a día en el mundo. Atrae continuamente grandes inversiones productivas de países europeos y de los Estados Unidos, se convierte en sede de cumbres internacionales y de eventos de notable envergadura, regresa a la Unión Africana y el rey Mohammed VI es nombrado “Líder de la Unión Africana para las Migraciones”, etc.
El Frente Polisario, por el contrario está cada vez más aislado en el escenario internacional y es cada día más dependiente del apoyo de un puñado de estados parias, como los son: Argelia, Cuba, Venezuela, Irán, Nicaragua y Siria.