La República de Liberia, cuyo nombre significa “tierra de los libres”, apareció reiteradamente en las noticias asociada a una cruenta y prolongada guerra civil, a los niños soldados, los “diamantes de sangres” y la epidemia de ébola.
Ahora esta a punto de ingresar al “Libro Guinness de los Récords” por ser el primer país del mundo en ser gobernado por un ex futbolista profesional ganador del “Balón de Oro” de la FIFA.
Ubicada en el África Occidental, con costas bañadas por las aguas del Atlántico, esta república subsahariana se caracteriza por presentar un paisaje caracterizado por amables llanuras costeras que van elevándose hacia el centro del paisaje. Primero en forma de una meseta y luego en elevaciones de poca altura en el noreste.
La población de Liberia comprende aproximadamente a cuatro millones de personas distribuidas en dieciséis grupos étnicos distintos. Donde el grupo de los Kpelle asentados en el centro y oeste del territorio liberiano constituyen el grupo más numeroso.
Sin embargo, la etnia más influyente política y económicamente son los “afroamericanos” o “Congos” descendientes de esclavos estadounidenses liberados que constituyen tan sólo el 5% de la población total.
A partir de 1821, los ex esclavos arribaron a Liberia enviados por la “Sociedad Americana de Colonización”. Desde la llegada al país su relación con la población local fue siempre conflictiva.
Liberia también alberga minorías de otros países africanos y no africanos: libaneses, indios, europeos y estadounidenses blancos.
Se trata de un país anglófono, aunque se hablan lenguas tribales, de mayoría cristiana y fuerte presencia musulmana. Ambas comunidades religiosas conviven sin mayores conflictos.
El 26 de julio de 1847, los “afroamericanos”, con la aprobación y el apoyo de los Estados Unidos, crearon la “República de Liberia”, adoptando las instituciones y símbolos inspirados en los estadounidenses.
Aunque Liberia, gracias a la protección diplomática de los Estados Unidos, logró escapar al reparto colonial del mundo, surgido de la Conferencia de Berlín de 1884, debió ceder gran parte de su territorio a sus voraces vecinos imperialistas: Francia y el Reino Unido.
Aunque se trataba de un país independiente, la economía y el nivel de desarrollo de Liberia, no fue muy distinto de alcanzado por sus vecinos coloniales. Una sociedad aún tribal con una economía agrícola casi de subsistencia. Pero, esto comenzó a cambiar cuando, en 1926, estableció allí sus plantaciones de caucho la empresa Firestone.
Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, los Estados Unidos comenzaron a intervenir para impulsar el desarrollo del país.
La inestabilidad política comenzó el 12 de abril de 1980 cuando el sargento mayor Samuel Kanyon Doe llevó a cabo un golpe de Estado y asesinó al presidente William R. Tolbert Jr., quien había gobernado los últimos nueve años.
Samuel Doe, profundamente anticomunista, estableció una férrea dictadura encarcelando, exilando o asesinado a los políticos opositores. Doe se mantuvo en el poder con el apoyo y la asistencia de los Estados Unidos.
El 1989, la crueldad del régimen de Doe dio lugar al comienzo de una sangrienta guerra civil que con un breve intermedio se prolongaría hasta 2003 y que costaría al país 250.000 muertos y 40.000 niños soldados.
En septiembre de 1990, Samuel Doe fue depuesto y como es tradición en África, asesinado por las fuerzas comandadas por Yormie Johnson y miembros de la etnia Gio. La anarquía se apoderó del país.
En 1997, después de un acuerdo de paz se celebraron elecciones presidenciales en las que se impuso un señor de guerra llamado Charles McArthur Ghankay Taylor, comandante de las Fuerzas Nacionales Patrióticas de Liberia, quien mantenía muy buenas relaciones con Muammar Al Gadafi. Una vez en la presidencia, Taylor se dedicó a perseguir a los políticos opositores. Por lo cual, en 1999, comenzó otra vez la guerra civil hasta 2003.
Finalmente, en ese año una conferencia de paz logró pacificar al país. Charles G. Taylor tomó los “diamantes de sangre” que había logrado acumular vendiéndole armas a las guerrillas del Frente Revolucionario Unido de Sierra Leona y se refugió en Nigeria, afirmando al partir: “Si Dios quiere, volveré”.
En las elecciones de noviembre de 2005, Ellen Johnson-Sirleaf, una economista graduada en Harvard derrotó en una cuestionada segunda vuelta electoral al vencedor de la primera, el futbolista George Weah.
Johnson-Sirleaf, antigua funcionaria del Citibank y el Banco Mundial, residió gran parte de su vida en los Estados Unidos, por lo cual desconocía la realidad liberiana en detalle, pero contaba con el decidido apoyo de los Estados Unidos. Inmediatamente se sospechó que había ganado las elecciones mediante el fraude.
Convertida en la primera mujer africana en alcanzar la presidencia, Johnson-Sirleaf se dedicó a restablecer el funcionamiento de los servicios básicos: agua y electricidad, desarmar a los niños soldados y poner en funcionamiento la economía e investigar los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la prolongada guerra civil para lo cual creó una “Comisión por la Verdad y la Reconciliación”.
En 2006, el gobierno de Liberia logró la extradición de Charles Ghankay Taylor, pero por temor a la desestabilización del país se lo trasladó a la Institución Penitenciaria Haagalenden, en La Haya, donde fue juzgado por el Tribunal Especial para Sierra Leona de la Corte Penal Internacional.
En abril de 2012, Taylor fue hallado culpable de once cargos, entre ellos, asesinatos, violaciones, esclavismo, mutilaciones y uso de menores soldados. Se convirtió así en el primer exjefe de Estado contra el que la justicia internacional completaba un juicio. Fue condenado a cincuenta años de cárcel por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Liberia y Sierra Leona. Al parecer Dios no quiere que el ex dictador regrese a Liberia donde tanto daño ha hecho.
En 2011, Ellen Jonhson-Sirleaf se convirtió en la primera liberiana en ganar el Premio Nobel de la Paz por su labor en pro de la paz, la justicia y la reconciliación en su país.
En 2010, Johnson-Sirleaf fue reelecta como presidente de Liberia, pero su segunda presidencia se vio ensombrecida por el estancamiento de la economía -que actualmente enfrenta la mayor tasa de desempleo del mundo: 88%), los altos niveles de corrupción gubernamental y la epidemia de ébola que, en 2014, mató a unas cinco mil personas.
En las elecciones de octubre de 2017 compitieron por el oficialista Partido de la Unidad, el actual vicepresidente Joseph Boakai, de 73 años, apodado “Joe, el dormilón” por su costumbre de quedarse dormido en los actos oficiales. Antiguo graduado de la Universidad de Kansas ha pasado sus últimos treinta años como alto funcionario. Fue consultor del Banco Mundial, director de la Refinería Estatal de petróleo y, vicepresidente los últimos doce años.
El candidato opositor, era el senador George Weah, de 51 años, postulado por el “Congreso por el Cambio Democrático”, partido político que creara en 2004.
George Manneh Oppong Ousman Weah, nació el 1° de octubre de 1966, en Clara Town, un suburbio pobre de “Isla Bushrod”, una isla situada a la entrada del puerto de Monrovia, capital de Liberia. En el seno de una familia cristiana perteneciente a la etnia Kru. Desde pequeño vivió en la pobreza que compartía con sus doce hermanos. Su crianza pronto quedó a cargo de su abuela paterna, Emma Kljonjlaleh Brown.
A los quince años, Weah comenzó a jugar al futbol profesionalmente en el Young Survivors of Claratow. En 1988 fue contratado por el A. S. Mónaco comenzando su carrera como futbolista internacional. En 1992, pasó al Paris Saint Germain. A finales de 1995, recibió cuatro premios internacionales. El más importante fue el Balón de Oro, el primero en ser obtenido por un futbolista africano. Además, fue nombrado jugador Mundial de la FIFA, Jugador del Año en África por la Confederación Africana de Fútbol y la revista francesa “Onze Mondial” le otorgó el “Once de Oro” al mejor futbolista de Europa.
En agosto de 2003, mientras jugaba en el equipo “Al Jazira” de Emiratos Árabes Unidos, anunció su retiro del futbol. George Weah, que tiene ciudadanía estadounidense y francesa, además de liberiana, pasó toda la guerra civil en el extranjero como jugador de futbol. Además, sus dos hijos -hoy futbolistas de la selección estadounidense- se educaron en los Estados Unidos. Luego de su retiro anunció que se dedicaría a la política en su país.
Aprovechando la reciente pacificación del país y la convocatoria a elecciones, creó el partido “Congreso para el Cambio Democrático” con el cuál ganó la primera vuelta electoral, en las elecciones de 2005, con el 28,3% de los votos. Como hemos señalado, en la segunda vuelta fue derrotado por Johnson-Sirleaf, en unos comicios sospechados de fraudulentos.
En 2007, se trasladó a Miami donde estudio administración de empresas y criminología en la Escuela de Negocios y Gestión de la DeVry University Miramar.
En la primera vuelta electoral, celebrada el 10 de octubre de 2017, obtuvo el primer lugar con 38,4% de los votos y ratificó en la segunda vuelta consiguiendo un aplastante 61,5% de los sufragios.
Weah, conocido popularmente como “Míster George”, es un político joven y carismático que ha sabido lograr el apoyo de la juventud, en un país donde uno de cada cinco liberianos tiene entre 18 y 20 años. Ese apoyo juvenil se observa en el activismo callejero que realizan los miembros de partido.
El presidente electo recibe un país empobrecido, carene de las infraestructuras básicas para asistir a una población sumida en la pobreza, con un alto nivel de desocupación, con las heridas provocadas por años de guerra civil no totalmente cicatrizadas y con la temible amenaza de un nuevo brote de ébola siempre presente.
El presidente electo tiene apoyos y una excelente relación con Francia, país donde vivió mucho tiempo y del, como se ha dicho tiene la ciudadanía. El presidente Emmanuel Macron saludó el triunfo electoral del ex futbolista con el siguiente tweet: “Felicidades a George Weah” por su brillante elección y a todo el pueblo liberiano por su viaje a la paz y a la reconciliación. A “Míster George” congratulaciones”.
Esto hace pensar que, en Liberia, durante el mandato de Weah, posiblemente Francia obtenga una gran influencia en el país. Especialmente, porque el presidente Donald Trump no ha mostrado mucha preocupación por el continente y su reciente decisión en la cuestión de Jerusalén no le ha ganado muchos amigos en la región.
Mientras que el presidente Macron a demostrado con su asistencia a cumbres regionales, sus frecuentes viajes al continente y la presencia militar francesa en el Sahel, que África constituye una prioridad para Francia. Especialmente, el África Occidental francófona.
Pero, lo que realmente preocupa a todos los observadores es el papel que ocupará en el futuro gobierno la vicepresidente electa. La hasta ahora senadora Jewel Howard Taylor, ex esposa del “señor de la guerra” Charles G. Taylor, quien a sus 69, cumple la condena de cárcel en la Haya que le impuso la Corte Penal Internacional.
Por el momento, la presidente Johnson-Sirleaf ha creado por decreto un “equipo de transición”, compuesto de varios ministros para organizar una transferencia ordenada de poderes que tendrá lugar el próximo 22 de enero de 2018. Ese día Liberia será el primer país gobernado por una ex estrella del fútbol y habrá efectuado la primera transición del mando en paz en los últimos 75 años.