La expansión de las actividades de espionaje industrial y científico chino constituye el mayor desafío para las agencias de inteligencia occidentales como lo demuestra la multiplicación de los arrestos de agentes de Beijing en diversos países.
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Frecuentemente, los titulares de los principales matutinos del mundo registran noticias que hablan de las crecientes actividades de espionaje de China. El escándalo desatado por el arresto de Linda Sun, la exjefa adjunta de personal en la cámara ejecutiva de la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, y su esposo Chris Hu acusados de violar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, conspirar para comer fraude de visados, contrabandear extranjeros y lavar dinero, es el más reciente de estos hechos, pero en modo alguno es el único caso.
Recordemos por ejemplo que un mes antes, en agosto de 2024, la Corte Federal de Brooklyn declaró culpable al académico chino Wang Shujun de recabar información sobre actividades neoyorquinos que apoyan la democracia en China y compartir esa información con Beijing.
Otro casos registrados anteriormente, se produjeron el 19 de mayo de 2014, cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció que un gran jurado federal había acusado a cinco oficiales del Ejército Popular de Liberación de robar información comercial confidencial y propiedad intelectual de empresas comerciales estadounidenses y de plantar malware en sus ordenadores.
En 2018, el agente chino Xu Yanjun fue detenido en Bruselas y posteriormente extraditado a los Estados Unidos. Xu fue condenado a veinte años de cárcel por robar secretos comerciales de General Electric Aviation y entregarlos a China.
En el Reino Unido, en enero de 2022, el MI5 emitió una alerta de interferencia inusual alegando que la abogada Christine Lee, afincada en ese país, había estado haciendo donaciones a una variedad de partidos políticos británicos como parte de una campaña para promover la agenda de Pekín.
En 2023, seis personas sospechosas de trabajar para los servicios de inteligencia chinos fueron detenidas en Europa: dos en el Reino Unido y cuatro en Alemania, entre ellos, Jian Guo, el asistente del eurodiputado del partido derechista AfD, Maximilial Krah.
El 22 de abril de 2023, Scotland Yard detuvo a Christopher Cash Y Cristopher Berry acusándolos de haber obtenido, reunido, grabado, publicado o comunicado documentos o informaciones “pasibles de ser directa o indirectamente útiles a un enemigo”, en este caso el gobierno chino.
Existen otros casos de espías chinos descubiertos operando en diversos países occidentales pero detallarlos a todos excedería el objetivo de este artículo. Tan solo mencionemos que en un reciente informe elaborado por el think tank Center for Strategic and International Studies, desde 2001 a 2024, se han registrado 224 casos de delitos de espionaje chino en territorio de los Estados Unidos. El 69 % de los mismos tuvieron lugar desde el ascenso de Xi Jinping a la presidencia en 2012.
Lo evidente es que la inteligencia china se infiltra en todos los ámbitos. En las empresas, las instituciones estatales y las universidades.
Una imponente estructura al servicio del espionaje
Todos los organismos de inteligencia chinos son herederos de la llamada “Rama Especial Central del Partido Comunista Chino”, establecida por Mao Tse-tung, en 1927, como reacción a la llamada “matanza de abril”, poco después de que el Partido Comunista Chino fuese casi exterminado tras ser traicionado por los nacionalistas del Kuomintang (un episodio que el escritor francés André Malraux noveló magistralmente al final de su obra ‘La condición humana’).
En la actualidad, el principal servicio de espionaje chino, es el ministerio de Seguridad de Estado (MSE), (“Guojia Anquan Bu”, en chino, generalmente abreviado como Guoanbu),
El Guoanbu es la principal agencia de inteligencia civil, seguridad y policía secreta de la República Popular China, con competencia en inteligencia exterior, contrainteligencia y seguridad política del Partido Comunista Chino (PCCh). Una de las organizaciones de inteligencia más grandes y secretas del mundo, tiene su sede en el distrito de Haidian de Beijing, con poderosas sucursales semiautónomas a nivel provincial, de ciudad y municipal en toda China.
Los orígenes del MSS comienzan con la Rama Especial Central del PCCh, mejor conocida como Teke, que fue reemplazada por el Departamento Central de Asuntos Sociales (SAD) en 1936, que a su vez fue sucedido por el Departamento Central de Investigación (CID), el predecesor inmediato del MSS, en 1955. El 1° de julio de 1983, el CID se fusionó con los elementos de contrainteligencia del Ministerio de Seguridad Pública (MPS) para crear al Guoanbu.
El Guoanbu está muy activo en el espionaje industrial y cibernético, donde ha reemplazado al Ejército Popular de Liberación (EPL) como el actor de operaciones extranjeras más sofisticadas y agresivas. Además cuenta con capacidad para efectuar arrestos a través de sus propias unidades de Policía Popular y conserva la autoridad para llevar a cabo audiencias judiciales extrajudiciales.
También se conoce que el Ministerio esta involucrado en el combate contra el crimen organizado transnacional, la vigilancia a los disidentes en el extranjero y en operaciones de influencia dirigidas contra la diáspora china en el mundo, en colaboración con el Departamento de Trabajo del Frente Unido. Desde el 30 de octubre de 2022, el Guoanbu es dirigido por Chen Yixin, nacido en 1959.
Se estima que el Guoanbu contaría con un personal de 110.000 agentes y sofisticada similar a la que emplean sus rivales occidentales. Estos recursos permiten a la inteligencia china rivalizar tanto con la Agencia Central de Inteligencia y a los más de mil organismos de inteligencia estadounidense, como así también con los organismos de sus casi aliados rusos: Federalnaya Sluzhba Bezopasnoti -FSB-, Glavniye Razvedyvatelnoye Upravienie -GRU- y Sluzhba Vneshney Rasvedki -SVR- que responden a Vladimir Putin.
En la República Popular China unos 1.900 think tanks contribuyen activamente a las actividades de inteligencia en favor del régimen.
En el extranjero, los “Institutos Confucio”, creados en las universidades bajo la cobertura de instituciones culturales, actúan como centros de espionaje para Beijing, desde los cuales se reclutan informantes, se difunde propaganda y se controla a la diáspora china en cada país.
Pero, además de esta imponente entramado de organismos de inteligencia, el gobierno chino dispone de otra red clandestina de informantes en lo que se conoce como comisarías de policía en el extranjero, usualmente instaladas en los barrios donde vive la diáspora china para controlar a sus miembros. Estas “comisarias” han sido detectadas en Francia, España, Italia, Grecia, Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Serbia, Rumanía. Prácticamente en todos los países. Usualmente se encuentran en edificios impersonales, camufladas en las diferentes China Town del mundo.
En la primavera de 2023, el FBI y el departamento de Justicia estadounidense desmantelaron una de estas comisarías clandestinas en pleno corazón de China Town, en Manhattan. “Estaba en una tienda donde se llevaban a cabo operaciones de inteligencia”, informó el exsubdirector del FBI, Joshua Skule.
Desde hace décadas, el gobierno chino ha estado sustrayendo secretos industriales, tecnológicos y militares estratégicos de Occidente infiltrándose por todas partes: en las empresas, las instituciones estatales, en los think tanks y las universidades. Sus agentes intentan obtener información específica de fuentes abiertas tales como bibliotecas, instituciones de investigación y bases de datos no clasificadas. Los viajeros chinos son reclutados para llevar a cabo actividades específicas de inteligencia, y el gobierno chino informa a los retornados de los programas de intercambio, misiones comerciales y programas de cooperación científica. Los ciudadanos chinos pueden ser coaccionados a cooperar con amenazas a sus familias.
Las asociaciones entre empresas chinas y extranjeras han sido acusadas de existir únicamente para dar a las industrias de defensa chinas acceso a tecnología avanzada. El entorno regulatorio y comercial en China presiona a las compañías estadounidenses y a otras empresas extranjeras a transferir tecnología a sus contrapartes chinas como una forma habitual de hacer negocios en su país. Las compañías extranjeras proporcionan tecnología, capital y experiencia en manufactura para obtener acceso a los mercados chinos, y los equipos de alta tecnología son adquiridos por agentes chinos que operan organizaciones de fachada con sede en Hong Kong.
Algunos artículos y tecnologías de interés para China son de uso dual, tales como ordenadores, semiconductores, programas informáticos, dispositivos de telecomunicaciones y circuitos integrados, entre otros, que pueden utilizarse con fines militares o civiles. China también utiliza empresas estatales para comprar compañías estadounidenses con acceso a tecnología de punta.
Naturalmente, los servicios de inteligencia chinos también tienen sus debilidades. Por ejemplo, sus agentes tienen dificultad para dominar otros idiomas y, en muchos casos carecen de las “habilidades sociales” necesarias para vincularse con los círculos de poder de Occidente y así reclutar fuentes y agentes de influencia. En el plano técnico, los procedimientos operatorios de la inteligencia china son menos sofisticados que el de sus rivales occidentales o de los rusos. Además, han sido sometidos a un rígido proceso de politización.
Los servicios de inteligencia chinos tienen por misión principal mantener el partido en el poder. Es decir, luchar contra los “cinco venenos” -la independencia de Taiwán, la independencia de Tibet, los separatistas uigures del Xinjiang, el Falun Gong[i] y el movimiento democrático chino-; obtener información -política, militar, comercial, científica y técnica-; y realizar operaciones de influencia o de subversión para debilitar las sociedades occidentales.
No obstante, el propósito final de las autoridades chinas es convertir a su país en la principal potencia global en 2049, fecha en que conmemorará el centenario de la República Popular China.
La tradición china de espionaje
En China el espionaje es un arte muy cultivado. Así lo atestigua desde los tiempos de los Reinos Combatientes (481 – 221 c. C), Sun Tsu en su célebre “Arte de la Guerra” donde dedicó gran parte del texto a ocuparse de la información y los espías, afirmando cosas tales como que: “los espías son útiles en todas partes.” […] “Siempre que quieras atacar a un ejército, asediar una ciudad o atacar a una persona, has de conocer previamente la identidad de los generales que la defienden, de sus aliados, sus visitantes, sus centinelas y sus criados; así pues, haz que tus espías averigüen todo sobre ellos.”
“Siempre que vayas a atacar y a combatir, debes conocer primero los talentos de los servidores del enemigo, y así puedes enfrentarte a ellos según sus capacidades. Debes buscar a agentes enemigos que hayan venido a espiarte, sobornarlos e inducirlos a pasarse a tu lado, para poder utilizarlos como agentes dobles.”
“El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos dependen de él para llevar a cabo sus acciones.”
“No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo, y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje.”
“Sólo un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria.”
Al releer a Sun Tzu, se comprende claramente que China tiene una tradición en el intenso empleo del espionaje para el logro de sus objetivos. Por lo tanto, no debe sorprendernos el actual despliegue de sus agentes en Occidente. Ha sido la ignorancia de los líderes occidentales, principalmente dedicados a luchar contra el terrorismo yihadista y a debilitar a Rusia, sobre la cultura e idiosincrasia de los chinos la que les ha permitido actuar con relativa impunidad hasta el momento. Esperemos que no sea demasiado tarde para contrarrestarlos.
[i] FALUN GONG: es una práctica espiritual china que combina meditación y ejercicios del budismo qigong con una enseñanza moral centrada en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia La práctica enfatiza la moralidad y el cultivo de la virtud. A través de la rectitud moral y la práctica de la meditación, los practicantes de Falun Gong aspiran a eliminar los apegos y, en última instancia, lograr la iluminación espiritual. Falun Gong se originó en el noreste de China y fue enseñado públicamente por primera vez por Li Hongzhi, en 1992. Aunque la práctica gozó inicialmente de apoyo considerable por parte del gobierno chino, a mediados de la década de 1990, el PCH y organizaciones de seguridad pública comenzaron a ver a Falun Gong como una amenaza potencial debido a su tamaño, independencia del Estado, y enseñanzas espirituales. En el año 1999, el gobierno estimaba que había setenta millones de personas practicando Falun Gong. Las tensiones culminaron en abril de 1999, cuando más de diez mil practicantes de Falun Gong se reunieron pacíficamente cerca del edificio central del gobierno en Pekín para pedir reconocimiento legal y libertad de interferencia del estado. Esta manifestación es vista ampliamente como un catalizador para la persecución subsiguiente. El 20 de julio de 1999, los líderes del Partido Comunista iniciaron una campaña en contra de la práctica la cual incluía propaganda dedicada a erradicarla. El gobierno bloqueo el acceso en internet a páginas web que mencionan a Falun Gong, y en octubre de 1999 lo declaró una “organización herética” que amenazaba la estabilidad social. Las organizaciones de derechos humanos reportan que los practicantes de Falun Gong en China sufren una variedad de abusos de sus derechos humanos: se estima que cientos de miles han sido puestos en prisión de manera extrajudicial, y otros practicantes detenidos son obligados a realizar trabajo forzado, sufren abusos psiquiátricos, tortura, y otros métodos de coerción para reformar sus pensamientos a mano de las autoridades chinas.
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