Vladimir Kara-Murza, el principal político opositor a Putin, que estaba cumpliendo una condena a 25 años de cárcel en una colonia penal cercana a la ciudad siberiana de Omsk, fue internado en el hospital del penal sin que su familia conozca cuál es su estado de salud.
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Es un hecho conocido la forma criminal con que el gobierno ruso trata a los opositores. Vladimir Putin ha eliminado de diversas formas, con suicidios simulados, accidentes de tránsito, disparos a quemarropa o veneno, a todos aquellos que osaron enfrentarlo.
El 1° de julio de 1998, Vladimir Putin se convirtió en director del Servicio Federal de Seguridad -FSB- (Federalnaya Stuzhaba Bezopasnosti). Fue el paso previo a su encumbramiento como primer ministro y luego como presidente de Rusia. Desde ese mismo momento los asesinatos de opositores se incrementaron.
El 3 de julio de 1998, en su domicilio de la aldea de Kótovo, en la región de Moscú, murió en extrañas circunstancias el diputado y coronel Lev Rojin, antiguo jefe de las tropas rusas en la Guerra de Chechenia y líder de un movimiento político denominado: “En Apoyo al Ejército”. Su pistola fue hallada junto al cuerpo, pero a la teoría del suicidio siguió la detención y procesamiento de su esposa Tamara, quien fue condenada a siete años de cárcel.
El 21 de agosto de 2002, fue asesinado de dos disparos en la cabeza mientras paseaba su perro en compañía de dos custodios, el diputado y copresidente del desaparecido partido “Rusia Liberal”, fundado por el empresario Boris Berezovski, Vladimir Golovliov. Dos meses antes, el diputado Golovliov había escapado a un intento de asesinato gracias a la defensa de su perro, en esta ocasión no tuvo tanta suerte. El asesino nunca fue identificado.
Valentín Tsvetkov, gobernador de Magadan, en el Extremo Oriente ruso, encontró la muerte el 18 octubre del 2002. Recibió un certero disparo en la muy transitada calle Novi Arbat del centro de Moscú. El organizador del asesinato, Martin Babakejián, que había cobrado cien mil dólares para cumplir su objetivo, se escondió en España hasta su detención en Marbella en el 2006. Dos años después, un tribunal de Moscú lo sentenció a 19 años de cárcel.
El diputado Serguéi Yushenkov, de 52 años, perteneciente al partido Rusia Liberal fue asesinado, el 17 de abril de 2003, de varios disparos en el pecho, al lado del edificio en el que vivía en Moscú. El diputado liberal era conocido por su oposición a la guerra de Chechenia
El diputado de la Duma y periodista del diario opositor Nóvaya Gazeta, Yuri Shchekochijin, quien había escrito sobre crimen organizado y corrupción, murió el 3 de julio del 2003, según sus compañeros envenenado con talio. La investigación finalizó en el 2009, sin resultados.
Paul Klébnikov, era un periodista estadounidense de ascendencia rusa que se desempeñaba como editor de la edición rusa de la revista Forbes cuando, el 9 julio del 2004, fue abatido a las puertas de su oficina por varios pistoleros, que le dispararon desde un coche. En el año 2006, los fiscales acusaron de organizar el asesinato a Jozh-Ajmed Nujáyev, uno de los líderes de la mafia chechena sobre quien Klébnikov había escrito. La investigación se reabrió en el 2009, pero hasta ahora no ha dado resultados.
En octubre de 2004, el líder opositor ucraniano prooccidental Viktor Yushchenko, de cincuenta años, pidió una “investigación seria” sobre el envenenamiento que le desfiguró el rostro y casi termina con su vida. Yushchenko dijo estar “muy contento de estar vivo” en declaraciones desde Viena, donde los médicos dijeron que la enfermedad que alteró su rostro antes de las elecciones presidenciales fue causada por una toxina.
La dioxina empleada para envenenar a Yushchenko es una sustancia que, según los expertos en toxicología, puede tener efectos múltiples a largo plazo sobre la salud humana. El cloracné, una enfermedad de la piel es el síntoma más frecuente de la TCDD (tetraclorodibenzo-p-dioxina), la molécula más tóxica de todas, y la toxicidad del resto de dioxinas se mide comparativamente con la de la TCDD. Pero las dioxinas también pueden provocar varias enfermedades crónicas, incluyendo cardiovasculares y degeneración hepática.
Los responsables del ataque contra Yushchenko habrían intentado sacarlo de la carrera electoral. Las toxinas que utilizaron fueron las sustancias cancerígenas del tipo TCDD, informó la clínica donde fue tratado. El cuadro clínico del político no solo llenó su rostro de marcas y pústulas y le ensanchó las facciones, sino que le generó úlceras y gastritis, entre otros males.
El fiscal general de Ucrania informó en el 2006 que la dioxina con la que fue envenenado Yuschenko fue producida en Rusia o EE. UU, debido a la complejidad de la sustancia.
El político ucraniano se salvó de la muerte, pero especialistas austriacos que lo trataron en diciembre del 2004 coincidieron en que una dosis mayor habría sido mortal. Yuschenko habría ingerido la toxina durante el transcurso de una comida con altos funcionarios de los servicios secretos ucranianos, “herederos del KGB soviético”.
Finalmente, Yuschenko ganó la Presidencia y gobernó Ucrania hasta el 2010. Desde el 2005 empezó a recibir tratamiento contra el envenenamiento.
La siguiente víctima célebre de asesinato en Rusia fue el banquero Andréi Kozlov. La fama de Andréi Kozlov se debió a la creación de un sistema de respaldo de depósitos y fundó la Agencia de Seguro de Depósitos para restaurar la fe del público en el sistema bancario después de la crisis financiera de 1998. Kozlov impidió que otros bancos siguieran operando, negándoles el acceso al sistema de seguro de depósitos. Como jefe de supervisión bancaria, Kozlov retiró las licencias de los bancos sospechosos de lavado de dinero y otros delitos. En 2004, Kozlov tomó el control de Sodbiznesbank, acusando al banco de participar en el lavado de dinero del rescate de la toma de rehenes. En 2006 revocó la licencia del Neftyanoi Bank.
El 8 de septiembre de 2006, el viernes antes de su asesinato, Kozlov pronunció un discurso en una conferencia bancaria en Sochi, diciendo: “Aquellos que han sido descubiertos lavando dinero delictivo probablemente deberían tener prohibido permanecer en la profesión bancaria de por vida. Esas personas deshonran al sistema bancario”.
El Raiffeisen Zentralbank, en Austria, y el Diskont Bank, en Rusia, han sido acusados de lavado de dinero. En septiembre de 2006, Andrey Kozlov revocó la licencia de Disponte. Días después fue asesinado.
El 14 de septiembre, Kozlov estaba cerca del polideportivo Sarto con su conductor, Alexander Semyonov, cuando les dispararon. Semyonov murió en el lugar y Kozlov falleció después de que los médicos realizaron una cirugía de emergencia sin éxito.
En el 2008. un antiguo banquero, Alexéi Frenkel, fue sentenciado a diecinueve años de cárcel por organizar el asesinato de Kozlov después de que su banco, VIP-Bank, perdiera la licencia.
También la periodista Anna Politkóvskaya cayó bajo las balas de los sicarios supuestamente vinculados con el Kremlin. Politkóvskaya alcanzó gran popularidad por sus denuncias sobre los abusos cometidos por las fuerzas rusas en la Segunda Guerra de Chechenia. En 2004, Politkóvskaya sobrevivió a un intento de envenenamiento, en Brelan, con un tóxico vertido en su té.
El 7 de octubre de 2006, un asesino le disparo cinco veces cuando esperaba el ascensor en el edificio de departamentos donde vivía. Uno de los proyectiles impactó en la nuca de la periodista. En junio de 2014, dos acusados Lom-Aligaitukáyev y Ruslan Majmúdov, fueron condenados por asesinato a cadena perpetua. Pero no se avanzó sobre quienes contrataron a los sicarios y porque lo hicieron.
En 2006, Putin firmó una ley que legalizaba los asesinatos selectivos en el extranjero, el mismo año en que un equipo de asesinos rusos utilizó un isótopo radiactivo para asesinar a Aleksander V. Litvinenko, en Londres.
La muerte de Litvinenko
Alexander Litvinenko, un antiguo agente del KGB soviético. En noviembre de 1998, él y otros oficiales del Servicio Federal de Seguridad (FSB) acusaron a sus superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue arrestado en Moscú, aunque finalmente los cargos fueron desestimados en el año 2000. A Litvinenko se le concedió asilo en Londres, donde escribió dos libros en los que acusaba a Putin de organizar un atentado terrorista relacionado con su ascenso al poder y ordenar el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya.
Finalmente, Alexander Litvinenko fue envenenado en 2006, en el hotel Milenium de Londres, después de beber una taza de té, que contenía polonio radiactivo, que le habían ofrecido dos ciudadanos rusos.
Litvinenko terminó muriendo, tras veintitrés días de cruel agonía, en los que sus órganos se fueron destruyendo poco a poco, y el caso fue un escándalo internacional. Una investigación de las autoridades británicas determinó que el antiguo agente ruso de inteligencia había ingerido polonio 210 y que su muerte probablemente fue ordenada de manera directa por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aunque él siempre lo ha negado.
El 19 de enero de 2009, Anastasia Babúrova, periodista de los diarios Izvestia, Financial News y Nóvaya Gazeta, fue asesinada de un disparo en la nuca junto al abogado defensor de los derechos humanos Stanislav Markélov. Babúrova había investigado la actividad de los grupos neonazis en Rusia y era una conocida militante ecologista y anarquista.
En noviembre de 2009, la justicia rusa condenó a Nikita Tijonov, de 29 años, a cadena perpetua y a su novia Yevguenia Janis de 24, a dieciocho años de prisión por los asesinatos de Barbúrova y Markélov.
Una estrecha colaboradora de Politkóvskaya, la también periodista y defensora de los derechos humanos, Natalia Estemirova, solía investigar los secuestros y asesinatos cometidos por las tropas rusas en Chechenia hasta que ella misma se convirtió en víctima.
El 15 de julio de 2009, cuando caminaba cerca de su domicilio en la ciudad de Grozni, capital de la República Rusa de Chechenia fue secuestrada. Ese mismo día su cuerpo con varios disparos en la cabeza fue hallado en un bosque al costado de la carretera cerca de Gazi Yurt, en la vecina República Rusa de Ingushetia.
Estemirova trabajaba para la ONG “Memorial de Chechenia” investigando violaciones a los derechos humanos para reportar a organizaciones internacionales.
El acaudalado empresario ruso Boris Berezovski fue encontrado sin vida, el 23 marzo de 2013, en su casa en Ascot, cerca de Londres.
Berezovski hizo una fortuna importando a Rusia automóviles Mercedes Benz durante los años 1990 y estableciéndose como distribuidor de vehículos familiares fabricados por la compañía rusa AvtoVAZ. Se hizo dueño de la compañía petrolera Sibnft y se convirtió en el accionista mayoritario del principal canal de televisión ruso, ORT, que él transformó en un medio de propaganda para Borís Yeltsin en la fase final de las elecciones presidenciales de 1996. Aunque ayudó a Vladimir Putin a llegar a la presidencia y, tal como se mencionara, fundó el partido Rusia Liberal que inicialmente sirvió de base parlamentaria a Putin. Una vez en la presidencia, Putin recuperó el control de la cadena televisiva ORT y atemperó las ambiciones políticas de los oligarcas rusos, que tenían muy mala fama entre la población.
Tras el ascenso de Putin a la presidencia de Rusia, Berezovski pasó a la oposición y abandonó apresuradamente el país al ser acusado de defraudar a un gobierno regional por valor de trece millones de dólares estadounidenses. Posteriormente se le concedió asilo político en el Reino Unido. Desde entonces no dejaba de anunciar públicamente que tiene una misión: la de derrocar a Putin “por la fuerza”. En el Reino Unido se asoció con Ajmed Zakáyev, Alexander Litvinenko y Alexander Goldfarb en lo que se ha dado en denominar “el Círculo Londinense” de los exiliados rusos. Fue creador de la Fundación Internacional para las Libertades Civiles.
En el año 2007, un tribunal moscovita declaró a Berezovski culpable de desfalco masivo in absentia. Fue sentenciado a seis años de cárcel y condenado a devolver los nueve millones de dólares que habría robado de la aerolínea estatal Aeroflot. Las autoridades rusas también lo han acusado de estar involucrado en los asesinatos de varios líderes críticos del régimen de Putin, entre los cuales están el desertor del Servicio Federal de Seguridad Alexander Litvinenko y Anna Politkóskaya, en un intento de desestabilizar al país y desacreditar a Putin. Se dictaron contra él órdenes de arresto en Rusia y Brasil por acusaciones de fraude, desfalco y lavado de dinero.
Berezovski salió ileso de un intento de asesinato en 1994, en Rusia. Hubo otros supuestos atentados contra su vida cuya autoría atribuía a los agentes rusos
Otra célebre víctima de las iras del Kremlin fue el opositor Boris Nemtsov, el principal rival de Vladimir Putin en la década de 1990. Nemtsov había sido gobernador, diputado y viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin.
Nemtsov, de 55 años, paseaba el 22 de febrero de 2015, con una amiga por el puente de Piedra que cruza el río Moscova, a unos centenares de metros de la muralla del Kremlin, cuando un desconocido que se desplazaba en un automóvil Lada Priora color blanco, le disparó al menos seis veces. Cuatro proyectiles impactaron en la espalda del político opositor ruso quien falleció en el acto.
Líder de la oposición liberal, Nemtsov era uno de los principales críticos de la injerencia rusa sobre Ucrania y la anexión de la península de Crimea. Su asesinato se produjo dos días antes de la “Marcha de la Primavera” una gran movilización opositora contra la guerra en Ucrania.
En 2017, cinco hombres, todos ellos oriundos de Chechenia, fueron culpados de organizar y perpetrar el asesinato. Uno de ellos, Zaur Dadáev, fue imputado como autor de los disparos y condenado a una pena de veinte años de prisión.
El 25 de mayo de 2017, Dmitry Popkov, un periodista siberiano de 42 años, fue asesinado a tiros en su casa de la ciudad de Minusinsk, en la región de Krasnoyarsk. Era el director del diario Ton-M, fundado en 2014, muy crítico del partido de Putin “Rusia Unida” y de las autoridades locales. Popkov había sido brevemente miembro del Consejo Municipal de Minisnsk hasta que fue destituido.
EL ESPÍA SKRIPAL
Otro de los casos más célebres de envenenamiento que involucran al Kremlin fue el atentado contra el coronel Sergei Skripal del Glavnoye Razvedyvatelnoye Upravlenie (GRU), el departamento de inteligencia y contrainteligencia militar de Rusia y su hija.
Skripal fue detenido, en 2006, en Rusia, acusado de actividades de espionaje, desde 1990, en favor del servicio secreto del Reino Unido, el célebre Servicio Secreto de Inteligencia o MI6.
El coronel Skripal nació en 1951. En 1972 se graduó como oficial de ingenieros de las tropas aerotransportadas. Luego fue reclutado por la inteligencia militar, el GRU y destinado como agregado militar en España. Allí fue reclutado por el MI6 que pagaba sus informaciones a través de una cuenta bancaria en España. Al parecer, el militar ruso brindó a los británicos y españoles información sobre la actividad en Europa de los grupos mafiosos rusos y sus vinculaciones con el gobierno de su país.
Los rusos imputaron a Skripal de haber revelado a los británicos la identidad de sus agentes que operaban en Europa a cambio de aproximadamente cien mil dólares.
Finalmente, Skripal fue juzgado, destituido y condenado a trece años de prisión por “alta traición en forma de espionaje”. Pero, solo cumplió una pequeña parte de la condena.
El 8 de julio de 2010, fue amnistiado por el entonces presidente Dmitry Medvedev, junto a otros tres rusos acusados de espionaje, como parte de un acuerdo de intercambio de agentes con los estadounidenses. Los Estados Unidos liberaron a diez espías rusos detenidos por el FBI, entre los que se encontraba la glamorosa agente Anna Chapman (nacida Kushchenko), a quién la prensa llamaba la “Mata Hari rusa”.
Una vez liberado, Skripal se trasladó el Reino Unido donde se reunió con su esposa e hijos. Allí siguió colaborando con los británicos instruyendo a los futuros agentes del MI6 en las tácticas empleadas por la inteligencia rusa.
Pero, su esposa Ludmila falleció, en 2012, de cáncer de útero. Más tarde, en noviembre de 2017, su hijo Alexander de 43 años, murió mientras realizaba una visita turística a San Petersburgo al parecer de una falla hepática. Su hija Yulia, que residía en Moscú, desde 2014, trabajando como vendedora, había viajado al Reino Unido para acompañar a su padre en la fecha en que se celebraba el cumpleaños de su hijo recientemente muerto.
El domingo 4 de marzo, Sergey Skripal, de 67 años, y su hija Yulia fueron encontrados inconscientes, semiparalizados y con síntomas de intoxicación en un banco del centro de compras “The Maltings”, en la ciudad británica de Salisbury donde el exmilitar ruso había establecido su residencia luego de la liberación.
Al parecer, los Skripal habían estado paseando por el centro comercial, bebieron algo en el pub Carteles de The Mill y luego almorzaron en el restorán italiano “Zizzi”, donde el exespía comió un plato de risotto. Al salir de restaurante se sintieron mal y se sentaron en un banco del paseo para recurarse. Inmediatamente fueron trasladados al hospital distrital en gravísimo estado.
El primer agente de policía en atender a los rusos intoxicados, el sargento de la policía, Nick Bailey sufrió también una fuerte intoxicación y debió ser atendido en cuidados intensivos. Otras 21 personas que se encontraban en el centro comercial padecieron también síntomas de intoxicación con Novichok un agente nervioso. El gobierno británico culpó a Rusia por el ataque, pero Rusia lo negó.
Tras un mes en estado de coma y varios meses más de tratamiento, tanto Sergey como Yulia Skripal, lograron recuperarse del envenenamiento y permanecieron ocultos en el Reino Unido.
La muerte del “cocinero del Kremlin”.
El 23 de agosto de 2023, Yevgueni Prigozhin el “cocinero de Putin”, tal como lo bautizó Alexéi Navalny, fundador y propietario de la empresa de servicios militares Grupo Wagner, sufrió la misma suerte de todos aquellos que se atreven a oponerse al amo del Kremlin, murió en un misterioso accidente o atentado aéreo.
En 1995, Prigozhin entró en el negocio de los restaurantes. Con el director de Contrast Kiril Ziminov abrieron un restaurante denominado “La Antigua Aduana” en San Petersburgo. En 1997, fundaron el segundo restaurante: “New Island”, un local de comidas flotante, inspirado en los Bateaux Mouches del Sena, en Paris, que se convirtió en uno de los centros de moda en la ciudad y punto de encuentro de la nomenklatura petersburguesa. Prigozhin creció económicamente en una época de despiadados ajustes de cuenta y de difícil transición hacia la economía de mercado.
Por esos años, Vladimir Putin se incorporó a la administración presidencial de Moscú, antes de convertirse en director del FSB y luego en primer ministro, en un contexto caracterizado por la decadencia del poder Boris Yeltsin y la cruenta guerra de Chechenia.
Aparentemente, Prigozhin siguió a Vladimir Putin a Moscú y se convirtió en su proveedor oficial para las recepciones que el nuevo presidente ruso celebraba en el Kremlin. Fue allí donde el opositor Alexéi Navalny lo bautizó como “el cocinero de Putin”, lo cierto es que existen fotografías de Prigozhin sirviendo a George Bush (2002) o brindando con el Príncipe Carlos. En 2001, Prigozhin sirvió personalmente comida a Vladimir Putin y al presidente francés Jaques Chirac cuando cenaron en su restaurante New Island.
Una de sus empresas, Concord Catering, comenzó a ganar numerosos contratos gubernamentales. Recibió cientos de millones en contratos gubernamentales para alimentar a niños en edad escolar y trabajadores de gobierno. En 2012, recibió un contrato para suministrar comidas al ejército ruso por valor de 1,2 millones de dólares durante un año.
Prigozhin comenzó a incursionar en el rubro de los servicios militares en 2014, año en que Rusia se anexionó la península de Crimea, con la creación del “Grupo Wagner”, una firma proveedora de tropas mercenarias al servicio del Kremlin. Sus mercenarios fueron inmediatamente desplegados en la región del Dombas y en apoyo de los intereses de Rusia en el conflicto sirio y en África (Libia, el Congo, República Centroafricana, Sudán, Mali) apoyando a los gobiernos amigos de Rusia y en estrecha colaboración con GRU.
El Grupo Wagner ofrecía formación de combate, entrenamiento de seguridad, custodias y seguridad física de instalaciones. Con concesiones de petróleo y gas en Medio Oriente y minas de diamantes, uranio y minerales raros, en África, el grupo era flexible en materia de remuneraciones y fue adquiriendo independencia financiera y bases militares en el extranjero que le otorgaron gran autonomía del gobierno ruso.
El teniente coronel del GRU, Dmitri Utkin, un veterano cuyo nombre de guerra era precisamente Wagner y tenía tatuadas las runas de las SS, un águila y una esvástica en el cuello, fue designado comandante general del grupo. Cabe recordar de Wagner era el compositor favorito de Adolfo Hitler que empleó sus personajes mitológicos para nombrar a sus unidades de las SS.
La “operación militar especial” desatada por Rusia en Ucrania sirvió para la expansión del Grupo Wagner, para el segundo año de la guerra, había unos 50.000 hombres combatiendo en sus filas, las cuatro quintas partes de ellos eran expresidiarios.
Operando a plena luz del día, embriagado por su nueva fama, el antiguo miembro de los “vori v zakone” pronto se convirtió en una figura clave en la conducción de un conflicto en que no todo era soplar y hacer botellas para Rusia. Sus apariciones casi diarias en Telegram y Vkontakte contrastaban en ocasiones con las descaradas mentiras del Estado Mayor ruso sobre los objetivos de la guerra y la magnitud de las pérdidas humanas y materiales.
Tras lograr la captura de Soledar, los mercenarios de Wagner se desangraban en el infierno de Bajmut. Desde el terreno, Prigozhin, vistiendo uniforme de combate, denunciaba ante la prensa la negligencia del ejército, la cobardía de la élite atrincherada en sus villas, la evasión del servicio militar obligatorio en las grandes ciudades, la corrupción endémica, la falta de municiones, las fallas de los equipamientos… Sus encendidas argumentaciones lo mostraban como un dedicado jefe militar cercano a sus hombres. Curiosamente, sus críticas humanizaban al conflicto dándole una realidad que el gobierno había intentado negar persistentemente. El blanco de todos sus ataques eran el ministro de Defensa Sergei Choigou, y el jefe del Estado Mayor ruso Valeri Guerassimov a quien responsabilizaba por las bajas sufridas por sus unidades de mercenarios. Al parecer, Prigozhin, quien había acumulado una pérdida de 20.000 hombres para el momento en que cayo Bajmut, estaba albergando aspiraciones políticas.
El 16 de febrero de 2018, Prigozhin, la Agencia de Investigaciones de Internet, Concord Management, una empresa relacionada y otras personas rusas fueron acusadas por un gran jurado de los Estados Unidos de financiar y organizar operaciones con el fin de interferir en los procesos políticos y electorales de ese país, incluidas las elecciones presidenciales de 2016, de diversos delitos, incluido el robo de identidad. En febrero de 2021, Prigozhin fue añadido a la lista de buscados del FBI. En julio de 2022, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ofreció una recompensa de diez millones de dólares por información que permita la captura de Prigozhin
En la misma proporción del poder político que acumulaba Prigozhin cosechaba enemigos. En junio de 2023, el Ministerio de Defensa decidió poner fin a los reclamos y comentarios críticos recortando la influencia del cocinero devenido en jefe militar incorporando a sus hombres al Ejército regular ruso. Prigozhin, con el argumento de que el ejército ruso le negaba municiones para seguir operando en la guerra de Ucrania, que empleaba a sus hombres como “carne de cañón” e incluso había bombardeado las posiciones ocupadas por los combatientes del Grupo Wagner causándoles gran número de bajas, se amotinó y dirigió una columna armada hacia Moscú. El propietario del Grupo Wagner publicó en redes sociales un vídeo en el que mostraba a un coronel ruso capturado que admitía haber ordenado a sus tropas que dispararan contra los mercenarios.
Mientras tanto, sus hombres entraban en Rostow, en dirección hacia Lugasnk, no encontraron oposición alguna e incluso fueron recibidos por la población como libertadores.
En respuesta el Servicio Federal de Seguridad (FSB) presentó cargos penales contra Prigozhin por incitar a una rebelión armada. Durante los combates siguientes las fuerzas de Wagner derribaron un avión de puesto de mando aerotransportado Ilyushin II-22M y varios helicópteros militares rusos.
Alarmado por el progreso de la rebelión, Vladimir Putin se dirigió a la nación, denunciando las acciones del Grupo Wagner como una “traición” y prometió “medidas duras” para reprimir la rebelión.
Prigozhin replicó respondiendo que el presidente estaba “equivocado”, que los combatientes de Wagner eran “patriotas y no traidores, hemos luchado por nuestro país y seguimos luchando” y aclaro que su objetivo era destituir a los generales Shoigu y Gerasimov de sus cargos.
Finalmente, tras una simulada mediación encabezada por Aleksandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia, se puso fin a la rebelión de Prigozhin. El líder de los mercenarios Wagner se refugió, el 23 de junio de 2023, en Bielorrusia junto a veinticinco mil de sus mercenarios con su armamento y equipos, a cambio de garantías de seguridad y perdón para él y para sus hombres. Poco tiempo después fue visto en San Petersburgo.
Como acto final, cabe mencionar que Prigozhin figuraba en la nómina de pasajeros, junto con Dmitri Utkin y otros seis de sus más estrechos colaboradores, de un vuelo privado realizado por un avión Embraes Legacy que viajaba con destino a la ciudad de San Petersburgo y que se estrelló por causas desconocidas en la localidad de Kuzhénkino, en el Oblast de Tver, el 23 de agosto de 2023. Al conocerse su deceso se realizaron memoriales improvisados para Prigozhin y Utkin en varias ciudades rusas con velas, flores y banderas del Grupo Wagner. Los vídeos de mercenarios del Grupo Wagner llorando frente a un monumento se hicieron virales. Finalmente, el 29 de agosto, Prigozhin (o lo que quedaba de él) fue enterrado en una ceremonia privada en el cementerio de Porokhovskoe en San Petersburgo, junto a su padre.
En esta forma trágica desaparecía otro hombre polémico que había hecho fortuna y acumulado poder político gracias a Vladimir Putin y que más tarde había entrado en un conflicto total con él, pagando un alto precio por su rebeldía.
El caso Navalny
Alexei Navalny, un abogado moscovita, alto, rubio, y de penetrante mirada, que, a los 47 años, se había convertido en el líder más carismático de la oposición extraparlamentaria, después de cumplir un papel clave en las manifestaciones contra el actual régimen y después de lograr un buen desempeño en todas las elecciones que se realizaron en Rusia, murió súbitamente de causas aún no aclaradas el 16 de febrero de 2024 en una prisión de máxima seguridad en el Ártico.
Además, Navalny, durante años, encabezó la Fundación de Lucha contra la Corrupción, que periódicamente revelaba las fortunas y bienes raíces de funcionarios rusos. Las autoridades rusas incluyeron, en 2019, a esta Fundación en la lista agentes externos, lo que implicaba una serie de limitaciones al funcionamiento de esa organización. Esto, unido a varios juicios abiertos en su contra, llevaron a Navalny a anunciar la liquidación de la Fundación, en junio de 2021, y sus intenciones de crear un nuevo organismo para continuar su labor.
Las grandes manifestaciones contra el fraude legislativo en 2011 y 2012 pusieron a Navalny cara a cara con la opinión pública. Navalny —que en las elecciones a alcalde de Moscú en 2013 obtuvo más del 27% de los votos— no ha podido participar en las elecciones de los últimos años debido a diversos procesos judiciales que las autoridades han entablado contra él por supuestos delitos económicos. En 2017 quedó inhabilitado para ocupar cargos públicos y, en base a ello, se le prohibió presentarse a las elecciones presidenciales de 2018.
La actividad opositora de Navalny lo convirtió en víctima de varios atentados. El 26 de abril de 2017, fue rociado con un líquido verde que le dejó la cara manchada. El “zelyonka” (que se traduce como verde brillante) es una sustancia que se emplea con frecuencia como antiséptico en Rusia y que se ha convertido recientemente en el arma de preferencia contra los críticos al gobierno de Putin. Se lo emplea porque mancha la piel de la víctima y es difícil de sacar, lo cual se convierte en un problema para aquellos que participan en actividades públicas.
“Se ve cómico (cubriendo parte de la cara), pero es extremadamente doloroso” declaró el opositor ruso en un tuit tras el incidente. Posteriormente, Navalny fue trasladado a un hospital donde la diagnosticaron una quemadura química en su ojo derecho que le redujo en un 80% su visión. Finalmente, el político ruso debió de ser operado en una clínica de Barcelona y su recuperación demando varios meses.
El 20 de agosto de 2020, Alexéi Navalny sufrió un nuevo atentado. A consecuencia del cual tuvo que ser internado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Siberia. Tras ser envenenado, Navalny, una de las voces de la oposición rusa más sonoras en Occidente, debió ser conectado a un respirador pulmonar artificial tras ser ingresado de urgencia en el hospital de la ciudad de Omsk, donde el avión en el que regresaba a Moscú tuvo que aterrizar de emergencia para poder hospitalizarlo. Uno de los médicos que lo atendieron en ese momento dijo que estaban luchando para salvar su vida.
Según la portavoz del líder opositor, Kira Yarmysh. Navalny había tomado un vuelo de Tomsk, capital de la provincia homónima del distrito federal de Siberia, y al principio todo fue bien. Pero al rato el líder opositor se sintió mal, le pidió una servilleta a Kira Yarmysh, se secó el sudor frío de su cara y le dijo a su portavoz, que lo acompañó en su gira siberiana, que le hablara, porque quería concentrarse en el sonido de la voz.
Como en otros casos el Kremlin negó la existencia de un atentado contra la vida del político opositor y deslindó toda responsabilidad sobre el hecho.
Finalmente, la presión internacional hizo que Navalny fuera trasladado en un avión sanitario a Berlín, donde fue tratado por los efectos de una toxina neurotóxica que los médicos alemanes identificaron como Novichok, una sustancia que, como hemos visto, es una de las preferidas por los herederos del KGB para terminar con sus enemigos. Supuestamente, el Novichok habría sido rociado en la ropa interior del político opositor ruso.
Luego de recuperarse del envenenamiento con Novichok, en Alemania, Navalny retomó sus actividades opositoras y de denuncias contra el régimen de Putin, para ello decidió retornar a su patria, aun sabiendo que sería encarcelado o aún víctima de nuevos ataques al llegar a Moscú.
Navalny fue detenido en enero de 2021 a su regreso de Rusia. Desde su arresto fue condenado a altas penas de cárcel en cuatro causas distintas donde enfrentó acusaciones por “extremismo” y “fraude”. En agosto de 2023 fue condenado a 19 años de prisión y hasta mediados de diciembre estuvo detenido en una cárcel de máxima seguridad cerca de Moscú hasta que fue trasladado a la colonia penal IK-3, de Kharp, una localidad al norte del círculo polar Ártico, en la región de Yamalo – Nenets, a unos 1.900 kilómetros al noroeste de Moscú, conocida como “Lobo Polar” porque está construida sobre el permafrost (pantano congelado permanentemente, donde son frecuentes las temperaturas por debajo de los 30° C). La IK-3 es considerada el penal de mayor seguridad del sistema penitenciario ruso.
El 7 de diciembre de 2023, desde la cárcel Alexei Navalny, realizó un llamamiento a votar contra Vladimir Putin en las elecciones presidenciales del próximo 17 de marzo.
El 16 de febrero de 2024, Navalny repentinamente se sintió mal después de un paseo recreativo dentro de las instalaciones de la IK-3 y, casi inmediatamente, perdió el conocimiento. Los médicos del penal lo asistieron inmediatamente, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Falleció súbitamente.
Curiosamente, unos días antes de su deceso, Alexei Navalny había grabado un vídeo donde se lo ve vivaz, sin signos de enfermedad y con una mordaz ironía.
Mientras que, su muerte provocó expresiones de rechazo y condena hacia el régimen de Putin por parte de la mayoría de los líderes occidentales, su cadáver aún no fue entregado a sus familiares que han denunciado su deceso como un asesinato.
Pero, Navalny no sería la última víctima de las venganzas de Putin y los hombres de la antigua KGB.
Seis balas para un traidor
El 13 de febrero pasado personal de la Guardia Civil española concurrió al estacionamiento de la urbanización La Cala, en la localidad balnearia de Villajoyosa en la costa mediterránea, distante unos 35 kilómetros de la ciudad de Alicante, allí encontraron el cadáver de un hombre joven con seis impactos de bala y al que luego le habían pasado por encima con un automóvil. Supuestamente los autores de los disparados habían sido dos personas que huyeron del lugar en un automóvil que luego apareció incendiado a veinticinco kilómetros del lugar del atentado.
En un principio, las autoridades policiales españolas identificaron a la víctima como un ciudadano ucraniano de 33 años, sin antecedentes penales, por lo cual atribuyeron el crimen a “un ajuste de cuentas” entre delincuentes provenientes de Europa del Este, debido a que esa localidad alicantina suele ser lugar de residencia escogido por gran cantidad de inmigrantes rusos, ucranianos, búlgaros, etc.
Pero luego, al identificar el cadáver por sus huellas digitales, descubrieron que la identidad registrada en los documentos hallados en el cadáver era falsa. El muerto en realidad era Maxim Kuzminov, un piloto ruso de helicópteros, de 29 años, que había desertado a Ucrania en 2023 llevándose con él su aparato Mi-8 luego de asesinar a los miembros de su tripulación.
Operación Synytsia
La deserción de Kuzminov fue el resultado de una operación encubierta llevada a cabo por la Dirección Principal de Inteligencia del ministerio de Defensa de Ucrania (Holove Upraulinnja Rozvidky Ministerstva Oborony Ukrajiny), conocido por la sigla GUR, que sobornó al piloto ruso convenciéndolo de que desertara junto al aparato que conducía.
Los ucranianos ofrecieron al desertor ruso una fuerte suma de dinero (U$S 500.000 dólares, aunque posiblemente la cifra haya sido mayor) y una nueva identidad con la cual iniciar una nueva vida en la Europa comunitaria u otro lugar a su elección. Es así como Kuzminov llegó a España-
El piloto ruso se había graduado en la Escuela de Aviación de Sizran, en el sur de Rusia, su primer destino fue en Primorye, en el lejano este de Rusia.
Al comenzar la “operación militar especial”, es decir, la invasión rusa a Ucrania, fue destinado el 319° Regimiento de Helicópteros de la Fuerza Aérea rusa, estacionado cerca de la frontera con Ucrania.
Cuando tomó la decisión de desertar, Kuzminov comenzó por sacar a su madre subrepticiamente de Rusia para evitar que fuera víctima de posibles represalias de su gobierno.
Finalmente, el 9 de agosto, Kuzminov, tras asesinar a un técnico y al navegador que componían su tripulación dirigió su helicóptero de combate Mi-8 hacia Ucrania, volando a una altitud extremadamente baja, entre 5 y 10 metros, se acercó a la frontera en un área próxima a la localidad de Shebekimo, con la radio apagada hasta llegar a la base militar ucraniana de Járkov, donde terminó por aterrizar.
En esta forma las autoridades ucranianas no solo obtuvieron un valioso helicóptero de combate, sino que también tuvieron acceso a importante información del sistema de cifrado y sobre el equipamiento técnico empleado por las fuerzas rusas.
Al comentar la muerte del desertor, el jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia, heredero de la antigua KGB, Serguéi Narishkin dijo: “Este traidor y criminal se convirtió en un cadáver moral en el momento en que planeó su sucio y terrible crimen”.
Es sabido que Moscú no perdona este tipo de traiciones, Kuzminov no viviría para disfrutar el dinero que recibió de los ucranianos.
En el trágico mes de febrero de 2024, se debemos agregar el aparente suicido del militar bloguero Andréi Morozov, de un disparo autoinflingido.
Morozov emitía el canal de Telegram “Murz” con más de cien mil seguidores donde difundía temas vinculados con la guerra en Ucrania y formulaba críticas a la conducción militar de la misma.
Andrei Morozov, un moscovita de 44 años, era un ultranacionalista ruso, ex líder de la estalinista “Red Blitzkrieg”, que tenía antecedentes criminales por violencia política. En 2008, fue declarado culpable de actos de vandalismo, posesión ilegal de armas e incitación a la violencia extremista y condenado a tres años de cárcel, aunque fue liberado un años más tarde.
En 2014, combatió con las milicias separatista prorrusas en la región de Dombas y Lagash. En febrero de 2022, Morozov participó activamente en “la operación militar especial” en Ucrania como miembro de la 4ª Brigada de Fusileros Motorizados del Ejército ruso.
El 18 de febrero de 2024, Morozov emitió una publicación en su canal de Telegram relatando que durante los cinco meses de la batalla por la ciudad de Avdiika, las pérdidas rusas habían sido de 16.000 hombres, 400 blindados y vehículos blindados de transporte de personal y otros valiosos equipos militares.
Mientras que los ucranianos perdieron 17.000 hombres, cientos de prisioneros y la ciudad quedo en ruinas.
La ciudad tiene un simbolismo particular para Rusia ya que fue capturada, en 2014, por fuerzas separatistas prorrusas que se apoderaron de una franja del Este de Ucrania, pero luego fue recuperada por las tropas ucranianas.
La captura de Avdiivka, una ciudad de 32.000 habitantes, fue la mayor victoria militar de Rusia, aún pese al alto número de bajas y pérdidas materiales, desde la captura de la ciudad de Bakhmuten, en mayo de 2023.
Dos días más tarde, Morozov eliminó la publicación alegando que el presentador televisivo y mayor del Ejército Vladimir Solovyov lo obligó a hacerlo, acusándolo de calumniar al ministerio de Defensa ruso.
En los mensajes finales antes de consumar su trágica decisión, Morozov, el martes por la mañana, anunció a sus seguidores su intención de suicidarse, no obstante, su muerte o, mejor dicho, los motivos que lo llevaron a quitarse la vida todavía no han sido debidamente aclarados. Debido especialmente, a que el Kremlin ha reprimido las voces críticas, sobre la evolución de la guerra y el alto número de bajas (aproximadamente 350.000 hombres) y las grandes pérdidas materiales, desde la rebelión de los Wagner y la muerte de Yeugeny Prigozhin, el año pasado.
Aun cuando la muerte de Morozov sea realmente un suicidio, resulta evidente que el mismo fue detonado por las presiones de las autoridades rusas sobre el bloguero. Es decir, que se trata de otra muerte provocada por el régimen de Putin.
El caso Kara-Murza
Vladimir Vladimirovich Kará-Murza es un político opositor ruso cuyo rostro recuerda vagamente a Vladimir Ilichi Ulianov, Lenin. Posiblemente porque ambos comparten ancestros calmucos.
Kará-Murza es un intelectual, periodista, escritor, historiador y cineasta multipremiado de doble nacionalidad: rusa y británica.
En 2018, fue galardonado con el Premio al Coraje Civil por The Train Foundation, en 2022, recibió el Premio Václav Havel que The Human Rights Foundation otorga a la disidencia política. Finalmente, en mayo de 2024, obtuvo el célebre Premio Pulitzer de periodismo, otorgado por la Universidad de Columbia, en reconocimiento a sus “columnas apasionadas”, como colaborador de The Washington Post, desde su prisión en Rusia, “bajo un gran riesgo personal”.
Nacido el 7 de septiembre de 1981, en Moscú, Es hijo del periodista y presentador televisivo Vladimir Alekséievich Kará-Murza, abiertamente crítico de Leonid Brézhnev y firme partidario de las reformas llevadas a cabo por Boris Yeltsin. Su padre era bisnieto del revolucionario letón Voldemãrs Bisenieks y nieto del primer embajador de Letonia en el Reino Unido, George Bisenieks, ambos asesinados por la policía secreta estalinista NKVD.
La familia Kará-Murza desciende de un aristócrata calmuco que se instaló en Moscú y se convirtió al cristianismo en el siglo XV d. C.
Vladimir Kára-Murza obtuvo una licenciatura y una maestría en Historia de la Universidad de Cambridge.
Se inició como periodista a la temprana edad de 16 años, desempeñándose como corresponsal en Londres para una gran cantidad de medios informativos rusos: los diarios Nóvye Izvestia (1997 – 2000) y Kommersant (de septiembre de 2000 a junio de 2003), para la emisora de radio “Eco de Moscú” (de septiembre de 2001 a junio de 2003) corresponsal de asuntos exteriores de Kommersant (2003 – 2004) y corresponsal en Washington de la BBC (2004 – 2005).
En 2002, Kará-Murza se convirtió en editor jefe de la publicación financiera con sede en Londres, Russian Investment Review. En abril de 2004, asumió el cargo de jefe de la oficina, en Washington, de la cadena de televisión RTVi, cargo que ocupó durante los siguientes nueve años. El 1° de septiembre de 2012, fue despedido de este cargo.
Paralelamente a su labor como periodista, Vladimir Kará-Murza ha desarrollado una activa vida como dirigente opositor a Vladimir Putin. Desde 1990 a 2001, fue miembro del partido Elección Democrática de Rusia; de 2001 a 2008, fue miembro de la Unión de Fuerzas de Derecha. También entre 2000 y 2003, se desempeñó como asesor del líder opositor en la Duma Estatal, Boris Nemtsov. En las elecciones presidenciales del 2000 respaldó al candidato liberal Grigori Yavlinski.
El diciembre de 2008, en la convención de la fundación de “Solidárnost”, el movimiento democrático unido de Rusia, Kará-Murza fue elegido miembro del Consejo Federal de esta organización, ubicándose en segundo lugar entre 77 candidatos, detrás de Nemtsov. Fue reelegido en ese cargo de 2010 a 2013.
En 2012, participó activamente en las protestas callejeras de Moscú contra el gobierno de Putin, las mayores manifestaciones a favor de la democracia en Rusia desde 1991.
En junio de 2012, Kará-Murzá fue elegido miembro del Consejo Federal del Partido de la Libertad del Pueblo, copresidido por Boris Nemtsov, Mijail Kasiánov y Vladimir Ryzhkov.
En octubre del mismo año, fue elegido miembro del Consejo de Coordinación de la Oposición Rusa, ubicándose en el puesto 21 de 169 candidatos.
En noviembre de 2012, el Instituto de Rusia Moderna contrató a Kará-Murza como asesor principal de políticas de la organización. En ese cargo participó en paneles de discusión sobre el futuro de Rusia en la Fundación Heritage con Pavel Jodorkovski y otros, organizados por The National Endowment for Democracy.
Vladimir Kará-Murza fue coordinador de la Fundación Rusia Abierta, creada, en 2014, por Mijaíl Jodorkovski. Creada para promover a la democracia y la sociedad civil en Rusia. Esta fundación ha coordinado la lucha de los grupos de oposición rusa con organizaciones occidentales que promueven la democracia. Kará-Murza, como vicepresidente de esta, ha impulsado el proyecto de elecciones abiertas diseñado para democratizar los procesos electorales en Rusia.
En su doble carácter de periodista y dirigente opositor que habla inglés fluidamente y que residía en los Estados Unidos. Kará-Murza desempeñó un papel destacado en la aprobación de la Ley Magnitski por parte del Congreso de los Estados Unidos en 2012.
Ley Magnitski
La Ley lleva el nombre de Serguéi Magnitski, un abogado de Moscú que descubrió una trama de corrupción que implicaba a diversos funcionarios rusos. Detenido por los mismos funcionarios que había incriminado fue torturado salvajemente y asesinado.
La finalidad de la legislación estadounidenses era evitar la emisión de visas a personas “responsables de la detención, abuso o muerte de Serguéi Magnitski” (y de “ejecuciones extrajudiciales, tortura u otras graves violaciones de los derechos humanos internacionalmente reconocidos” en Rusia) y para congelar el acceso a cualquier activo financiero basado en los Estados Unidos que esas personas puedan tener. Posteriormente, la ley se amplio para cubrir a los funcionarios rusos involucrados en hechos de corrupción y en violaciones a las libertades civiles más elementales.
En mayo de 2015 y febrero de 2017, Vladimir Kará-Murza sufrió dos intentos de asesinato por medio envenenamiento, precedidos por un seguimiento de agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, el mismo equipo que perpetró el envenenamiento de Aleséi Navalny. Los intentos de envenenamiento le dejaron como secuela una polineuropatía, que le provoca insensibilidad en las extremidades.
El 11 de abril de 2022, su abogado Vladimir Prójorov, comunicó que Kará-Murza fue arrestado por desobedecer órdenes policiales y que enfrentaba hasta 15 días de cárcel o una pequeña multa; no quedó claro en un primer momento si el arresto del disidente estaba relacionado a sus dichos sobre la invasión de Rusia a Ucrania.
El 22 de abril de 2022, un tribunal ruso acusó a político opositor de difundir información “falsa” sobre el ejército ruso. El motivo de la causa penal fue el discurso del 15 de marzo ante la cámara de Representantes de Arizona, en el que denunció la invasión.
En julio, se presentaron nuevos cargos contra Kará-Murza como ser la cooperación con un ONG extranjera “indeseable”, por lo que enfrentaba hasta seis años de prisión. En octubre, Prójorov dijo que el político disidente enfrentaba nuevos cargos de traición, en los que enfrentaba hasta veinte años de cárcel.
En abril de 2023, fue finalmente condenado por un tribunal de Moscú a veinticinco años de prisión, acusado de alta traición, cooperación con los países de la OTAN y difusión de información falsa sobre el ejército ruso en operaciones en Ucrania. Esta pena es la más grandes aplicada nunca a un opositor en la Rusia de Putin.
El gobierno de Vladimir Putin, encarceló a Kará-Murza en la Colonia Penal Número 6, cercana a la ciudad siberiana de Omsk, a 1.800 kilómetros de Moscú. Precisamente, estando allí sometido a un régimen de confinamiento solitario que su estado de salud se deterioró y fue necesario ingresarlo en el hospital del penal.
Es imposible no comparar el caso de Vladimir Kará-Murza con la tragedia vivida por Alexéi Navalny. De allí el temor y la alarma que provoca su estado.
Para concluir con esta espeluznante reseña de asesinatos y muertes extrañas atribuibles al régimen de Vladimir Putin habría que mencionar la sospechosa muerte en combate de diecisiete generales rusos, ocurridas desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania.
Los generales rusos muertos son los siguientes: Mayor General Magomed Tusháyev, Mayor General Andrei Sujovetski, Mayor General Vitali Guerásimov, Mayor general Andrei Kolésnikov, Mayor General Oleg Mitiáyev, Teniente General Andréi Mordvichev, Teniente General Yákov Rezántsev, Mayor General Vladimir Frolov, Mayor General Andréi Simonov, Mayor General Kanmat Botashev, Teniente General Román Kutúzov, Mayor General Artem Nasbulin, Mayor General Dmitri Ulyánov, Mayor General Sergei Goryachev, Teniente General Oleg Tsokov, Mayor General Vladimir Zavadski y Teniente General Alexander Tatarenko.
Tal como puede apreciarse, Vladimir Putin aplica, sin que ninguna consideración ética o moral lo detenga, la misma política criminal y dictatorial que ha sido tradicional en Rusia desde los tiempos de Iván, el Terrible, siguiendo por el terror estalinista para arribar está era del veneno y los disparos en la nuca. Estos hechos no hacen más que darle credibilidad a las acusaciones ucranianas que hablan del secuestro de niños ucranianos y el asesinato de prisioneros de guerra por parte de los soldados rusos que combaten en Ucrania.
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