Una evidente campaña de desprestigio se ha desatado en la prensa argentina contra el candidato liberal Javier Milei.
En los polígonos de tiro al blanco, cuando la actividad sufre algún tipo de interrupción, al momento de reanudarla el director de tiro da la voz de orden de “fuego libre” y todos los presentes deben repetir en forma bien sonora la consigna, de forma que nadie, entre los presentes, ignore que se reanudarán los disparos. Una medida de prudencia para evitar accidentes.
Desde el momento del cierre de listas, el pasado 24 de junio, para las Primarias Abiertas Simultáneas -PASO-, en que han quedado los binomios presidenciales y los precandidatos a ocupar cargos nacionales, pareciera que alguien hubiera dado la orden de “fuego libre” contra el candidato liberal Javier Milei y su partido La Libertad Avanza -LLA-.
La maniobra esta destinada a erosionar el apoyo electoral de Milei evitando de esta manera que ingrese a la segunda ronda presidencial.
Los candidatos de Juntos por el Cambio -JxC-, en especial el populista Horacio Rodríguez Larreta, temen que en una segunda vuelta el candidato liberal de su espacio, Patricia Bullrich, si esta resultare derrotada en las PASO.
También el actual jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cree que Milei incluso captaría gran parte del voto peronista marginado de participar en la segunda vuelta.
Tanto Rodríguez Larreta como eventualmente Patricia Bullrich prefieren enfrentar en una segunda vuelta al candidato kirchnerista Sergio Massa que no puede sumar votos de ningún sector. En ese caso JxC captaría la totalidad del voto anti kirchnerista, incluso el de los votantes de Milei.
Por lo tanto, tanto Rodríguez Larreta como su compañero de fórmula, el cuestionado gobernador radical de la norteña provincia de Jujuy, Gerardo Morales, no ahorran ataques contra Milei.
Mientras que, en la kirchnerista Unión por la Patria -UP- (la nueva denominación adoptada por el gobernante Frente de Todos) el temor es que Milei los relegue a un tercer puesto en las elecciones generales de octubre, haciendo que la próxima sea la peor elección del peronismo en los ochenta años de su historia.
Pero lo cual mientras intensifican sus habituales prácticas clientelísticas (distribución de electrodomésticos, computadoras, bolsones de comida y dinero en los barrios más carenciados de la provincia de Buenos Aires.
También realizan todo tipo de “campañas sucias” contra Milei. Así podrían estar incentivando económicamente a algunos candidatos a intendentes de la provincia para que renuncien a sus candidaturas dejando sin validez a la lista completa de candidatos de LLA en ese distrito.
Al mismo tiempo, estarían también incentivando a extraños personajes para que efectúen críticas y denuncias disparatadas, sin pruebas de ningún tipo, contra el candidato liberal. Denuncias que luego son magnificadas y reiteradas insistentemente por los periodistas amigos.
Así, por ejemplo, pueden verse las insólitas denuncias de un personaje difícil de tomar seriamente en consideración como el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg o el mediático abogado Carlos Maslatón. Ambos se alejaron de LLA cuando fueron marginados de las listas de candidatos. Ahora, heridos, llevan sus críticas a los platós televisivos.
Para frutilla del postre, el periodista Juan Luis González, subdirector de política de la revista Noticias, esta publicitando un libro contra Milei que tiene por revelador título “El loco” donde promete revelar aspectos tan curiosos como la relación del candidato liberal con sus perros. Parece que como González no es capaz de analizar y cuestionar las ideas económicas y políticas de Milei prefiere ocuparse de aspectos más propios de un comentarista de espectáculos.
Durante el último año, Javier Milei fue una figura recurrente en los programas políticos de opinión. Desde el cierre de listas ha desaparecido de las pantallas y radios. Solo se lo menciona para decir que baja en las encuestas (algo que en verdad no reflejan los números de las encuestas) o para dar por ciertas, sin mayor verificación, las denuncias en su contra.
Incluso, el domingo 2 de julio, el periodista Mariano Roa en el diario Clarín denunció una negociación entre el candidato kirchnerista Sergio Massa y Milei en el armado de listas en algunos municipios del conurbano bonaerense.
Todo el artículo se basa en los dichos del empresario Martín Urionagüña, quien se adjudica el título de “armador” político de LLA en el municipio de Tigre, quien denuncia que la esposa de Massa y candidata a intendenta de Tigre, Malena Galmarini, lo había citado a su despacho para exigirle que se bajará de la lista y, si no aceptaba bajarse, que integrará a ciertos candidatos kirchneristas a su lista de candidatos. Todo ello por “ordenes de arriba”.
Ahora bien, Urionagüeña critica por el hecho a la conducción de LLA, pero lo cierto es que cuando lo citó Galmarini, él no consultó con Milei antes concurrir y luego de la conversación con la dirigente kirchnerista tampoco habló con el líder de su partido para aclarar las cosas. Prefirió llevar su queja sobre la supuesta reunión directamente a la prensa.
Todo muy poco serio, pero Roa y Clarín no parecen haber verificado la supuesta reunión no consultado con Milei o Massa para saber si había algún tipo de acuerdo entre ellos. Solo publicaron como cierta una versión proveniente de un empresario del partido de Tigre con muchos intereses económicos en su localidad como para estar interesado en situarse del lado del futuro poder municipal.
Las maniobras son tantas y tan burdas que hasta el diario PanamPost.com publicó esta semana un artículo titulado: “El establishment argentino contra Javier Milei” donde el medio panameño denuncia la existencia de esta campaña.
Todas estas oscuras maniobras hacen recordar a la campaña sucia que los medios de prensa, los intelectuales y hasta algunos artistas progresistas de Estados Unidos llevaron a cabo contra Donald Trump durante las elecciones de 2016.
En ese caso, la campaña resultó infructuosa y solo reforzó en el electorado la idea de que el magnate inmobiliario realizaría un cambio positivo en la política estadounidense. Lo mismo podría ocurrir en Argentina donde gran parte del electorado parece dispuesta a votar por un cambio real y no por una mera renovación de gobernantes para que nada cambie.