Perdón por hablar de mí mismo. Esta semana convendrán que ha sido una nueva de locura electoral.
Ha aflorado lo peor…fraudes por compras de votos, como en la Restauración borbónica. ¡Madre mía! Y la tal Ayuso ha ejercido como nadie de irresponsable política, dedicándose a disparar sin criterio a todo lo que se menea para mantener la tensión; se ha convertido en un problema público para la voluntaria y solidaria unidad de España, es un monstruo creado por otros que ni son conscientes ni consecuentes con ello.
Esta semana, quería comentar, he asistido a dos actos que hacen albergar esperanzas de que España tiene remedio. Aunque eso sí, ambos alejados de la política cuando esta debería ser parte de los remedios. En primer lugar, una conferencia en la Fundación March de mi amigo el Catedrático de Arqueología Lauro Olmo, un aforo lleno hasta la bandera ubicada en dos esplendidas salas y hora y media de disertación. Tema: la ciudad visigoda. Ya hubieran querido muchos candidatos tener tanta gente en cualquiera de sus actos, además aquí el público no necesitaba agitar banderas al viento, ni romperse las palmas a aplaudir cuando el orador hacia inflexiones de voz, tampoco gritar consigna …lo más relevante, nadie había mandado instrucciones de asistir, lo más curioso se hablaba de las ciudades, pero de hace 1500 años, se decían cosas muy interesantes e inteligentes. No se contaban cosas manidas mil veces escuchadas estos días. Y eso que se referían a ciudades del presente y de cómo llevarlas al mejor futuro. El Profesor disertó sobre cambio climático, residuos, movilidad, fiscalidad, seguridad, agua, alimentación…Lo mejor es que hablando del pasado remoto, muy remoto, se decían cosas del presente muy presente. Su final fue concluyente, lo que hoy se dice mañana cambiará. La investigación creciente hará que las cosas se vayan haciendo mejor.
El segundo, fue una referencia clara de ese futuro mejor que buscamos. Entrega de los premios al esfuerzo de inicio a la investigación realizado tanto por el estudiantado de Bachillerato como por su profesorado otorgados por Consejo Social de la Universidad Carlos III de Madrid. Emocionante conocer a jovencísimos estudiantes con vocación investigadora. Estos chavales son capaces de compatibilizar sus estudios con un esfuerzo añadido dando muestra de que existe en nuestro país una nueva generación con hambre de conocer y participar en el progreso colectivo.
Proveniente de la cultura militar en diferentes organizaciones han incorporado a su acervo la realización, después de haber llevado una actividad de envergadura realizar, lo que se denomina, un juicio crítico. Esto es: Repasar lo que se hizo, cómo y dónde estuvieron los aciertos y sobre todo los errores. Ello conlleva revisar las estrategias, medios utilizados y, por supuesto, asumir las correspondientes responsabilidades y como consecuencia recomponer los equipos.
Evidentemente este tipo de análisis sólo son válidos si están hechos de forma rigurosa y nunca haciéndose trampas en el solitario.
Ello no obsta para que, de cara a la opinión pública, se haga una lectura más bonancible de las derrotas en el supuesto de que se pueda, al fin y al cabo, vivimos en la sociedad de la apariencia. La izquierda en Madrid en las elecciones autonómicas de 2021 sufrió un batacazo considerable, no obstante, en una primera instancia hubo quienes intentaron minimizarlo y pasar de puntillas sobre ello, los datos fueron los que fueron. Lo importante de hacer un juicio crítico con rigor no es minimizar las derrotas convertidas en fracasos, es que la siguiente etapa se puede trazar con mejor perspectiva.
Los medios comunicación, no dejan de ser convidados interesados a esta fiesta, harán el análisis de porque pasó lo que pasó. Unos lo harán de manera más rigurosa y ecuánime y otros, seguirán disparando sobre su objetivo. Luego están los que van de gurús de la nada, estos querrán hacer su análisis redondo dándose la razón sobre lo que ellos dijeron. Habría que esperar que esa tarea la asumieran los propios partidos, sus cúpulas y estructuras de pensamiento. En este tipo de juicios no vale echarle la culpa al empedrado de la calle, menos aún a los transeúntes o en este caso a los votantes.
Hay una cierta tendencia a considerar que la estrategia estaba bien pensada y ejecutada y que el problema es que los electores, fueron los que no supieron entenderla, o que el adversario fue el culpable de dinamitarla con formas arteras o incluso que el diseñador no hizo los mejores cartelones, por absurdo puedo asegurar que de todo se ha oído.
Es tan difícil reconocer los propios errores y más aquellos que pueden afectar el propio desempeño dejándoles apeados, por eso es mejor decir que el fallo es de los otros. En estas elecciones no sé si las fuerzas políticas harán su juicio crítico, ¡deberían!
Tal y cómo se ha venido desarrollando esta campaña electoral habiéndola querido conducir, por todos, a un escenario temporal y políticamente más remoto, el de otras elecciones que parecen interesar más han dejado las “propuestas innovadoras” para ayuntamientos y comunidades para mejor ocasión. Consciente o inconscientemente se está haciendo daño a la democracia.
Es por ello muy importante, mucho, que una vez las urnas se pronuncien, como se suele decir, no se entre, de nuevo, en procesos de deslegitimación de los resultados. Lo aparecido en los últimos días sobre compra de votos ni hay que circunscribirlo a un hecho anecdótico, ni elevarlo a categoría general y propiciar un cruce inacabable de acusaciones. Hay que investigar y también modificar la legislación electoral para impedirlo. Por otro lado, la formación de los futuros gobiernos municipales y autonómicos, necesitados seguros de pactos, no puede ser un juego de chantajes y broncas. La gobernabilidad de las Instituciones es lo que realmente importa a los ciudadanos.
En todo caso, igual usted no se ha dado cuenta, pero entre tanto ruido también ha habido candidatos y discursos serenos y sensatos. No sé si lo hemos llegado a percibir. No obstante, la esperanza es que esos jovencísimos investigadores latentes pronto encuentren la fórmula de cómo mejorar la condición (política) humana.
¡Mientras y tanto siempre nos quedarán los visigodos!
Publicada por cortesía de lahoradigtal.com