Por Adalberto Agozino
La hiperinflación y el populismo kirchnerista ha destruido a la Argentina de la movilidad social ascendente.
Mafalda, el inolvidable personaje que empleó Quino[i] para retratar a la clase media argentina, ha fallecido. La han matado dos décadas de populismo kirchnerista descarado que supo conseguir para la Argentina 120% de inflación interanual y un 39,2% de pobreza.
Con el deceso de este ícono de la clase media ha concluido la ilusión de un país donde la educación, el talento y el esfuerzo obraban como motor de un ascenso social asegurado.
A esta Argentina de la movilidad social ascendente, llegó, en 1931, mi abuelo gallego. Tenía en sus manos solo una valija de cartón, su oficio de sastre y muchas ilusiones.
En una época de crisis mundial, mi abuelo con su aguja, cosiendo para las principales sastrerías porteñas, fue capaz de ahorrar lo suficiente para traer a su nueva patria a mi abuela y a mi madre, que entonces tenía solo cuatro años.
Trabajando juntos sin descanso, mis abuelos, ese mismo año, compraron una humilde casa con terreno en Floresta, un barrio de clase media de la ciudad de Buenos Aires. Con los años y muchos esfuerzos construyeron, en el terreno sobrante, dos modestas viviendas para sus hijos e incluso el consultorio para mi tío.
La vida lo compensó por tantos sacrificios. Como inmigrante, que por encima de todas las cosas valoraba a la educación como medio de ascenso social, puedo cumplir el sueño de “mi hijo el doctor”. Fue capaz de enviar a su hijo a estudiar a la Universidad para que se convirtiera en médico y vivió lo suficiente para acompañar a su nieto a recibir su título de Doctor en Ciencia Política.
Esta simple historia de vida, que se repitió por décadas en miles de familias de trabajadores inmigrantes o criollos, hoy es algo del pasado en la Argentina.
Actualmente en el Río de la Plata, ni la educación ni el empleo formal garantizan salir de la pobreza, un ámbito social donde viven cuatro de cada diez argentinos y más de la mitad de los niños del país.
En la actualidad, el 70% de la clase baja tiene más educación y trabaja más horas que su padres, pero sigue sumergida en la pobreza.
Los pensionados, condenados a jubilaciones de hambre que no llegan a los U$S 200,00 (para ingresar a la clase media se requieren ingresos de entre U$S 515,00 y U$S 1.290,00. En otras palabras, un argentino que por sus ingresos se ubica en la parte superior de clase media, en España sería un modesto “milurista”.) se ven forzados a seguir trabajando en todo tipo de “changas” para sobrevivir.
Con este nivel de ingresos la clase media argentina ha debido resignar el IPhone, el colegio bilingüe y las universidades privadas para los niños, el viaje a Disney Word de Orlando para los quince de la niña, el veraneo en la playas de Brasil o los tours de compras en Miami.
No es raro encontrar a un jubilado anciano, de más de 75 años, conduciendo taxis en la ciudad de Buenos Aires o docentes que se jubilan para luego seguir trabajando, dando clases con más de 70 años.
El empobrecimiento es generalizado, No afecta solo a las clases medias, sino que impacta al grueso de la sociedad argentina.
La clase media argentina alcanzó su momento de mayor esplendor hacia 1974. Luego vino el catastrófico gobierno peronista de Isabel Perón, la genocida dictadura militar y cuarenta años de una inestable democracia, donde quince presidentes pasaron por la Casa Rosada, se cambió dos veces el nombre de la moneda nacional y la población soportó tres procesos hiperinflacionarios (durante las presidencias de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y ahora con Alberto Fernández).
En 1996, tiempos de la tan añorada convertibilidad menemista donde un peso valía un dólar ($1 = U$S 1), el 11% de la población argentina se ubicaba en el segmento ABC1[ii]. Hoy apenas abarca en 5% del total, con casi 2,3 millones de personas. Las clases medias se han reducido a 20,6 millones y las bajas, casi 23 millones.
El 93% del segmento ABC1 es crónico y el 68% de la clase baja también. Es decir, que quién nace pobre posiblemente muera pobre. La movilidad ascendente en Argentina ha desaparecido.
Por otra parte, en 2004, cuando asumió Néstor Kirchner, el 73% de las familias eran propietarias de las viviendas en donde habitaban. Tras 15 años de gobiernos populistas ese porcentaje se redujo al 68%.
En los últimos veinticinco años la pobreza en la Argentina tuvo ascensos y caídas. Pero la tendencia del número de poderes fue en ascenso. Esos pobres no son solo excluidos. Son expulsados. Es decir, no son personas que desconocen el bienestar. Estuvieron en la clase media y perdieron su lugar. Tienen consciencia plena de qué es lo que les falta.[iii] Las derivaciones emocionales de esa involución genera el ámbito propicio para que prospere el clientelismo político.
A lo largo de ese proceso, los dirigentes populistas encontraron que administrar la pobreza es más fácil y deja mayores réditos políticos que intentar combatirla.
Mafalda ha fallecido, pero si hoy viviera seguramente sería una jubilada pauperizada, desesperada por ver cómo llega con sus míseros ingresos hasta fin de mes, que compra en los comercios de su barrio los huevos, bananas y papas por unidad.
Sería otra anciana que no puede pagar los medicamentos que tanto necesita, que suele buscar alimentos gratuitos en los comedores comunitarios, que se ve forzada a hacer una sola comida al día y que para la cena debe conformarse con unos mates acompañados de un mendrugo.
Mafalda ha muerto, han despedido sus restos mortales, muy acongojados Manolito (que debió cerrar el almacén que heredó de su padre después de fundirse) y Dieguito, que es un desocupado que cobra un plan social. Posiblemente, en el velatorio haya estado un nostálgico Joaquín Sabina.
[i] QUINO: Joaquín Salvador Lavado (1932 – 1920) humorista argentino – español que obtuvo el Premio Príncipe de Asturias.
[ii] ABC1: Según la Asociación Argentina de Marketing, el grupo social denominado ABC1representa a los estratos altos y medio altos. En que el jefe de familia tiene estudios universitarios completos y es propietario de la vivienda familias.
[iii] PAGNI, C. (febrero 2023): El nudo. Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina. Bs. As. Planeta. P. 20.