Las consecuencias del cambio climático golpean fuertemente a los países del Magreb provocando la mayor sequía en las últimas tres décadas.
En Marruecos, los pasados meses otoño e invierno tuvieron escasas lluvias (entre septiembre y enero las precipitaciones fueron de 38,8 mm, un déficit del 53% respecto de 2020), por lo cual los embalses se hallan en niveles mínimos que no superan el 33,9% (frente a un 62% en 2018), mientras que el nivel del pantano Al Massira (situado en la región de Casablanca), el segundo más grande del país, está en un 7% de su capacidad y los acuíferos se encuentran sobre explotados.
Para agravar el problema un anticiclón azota actualmente las costas del Mediterráneo Occidental y esta afectando la afluencia de lluvias en Marruecos.
Debido a que los meses de diciembre y enero son claves para el cultivo de trigo, la falta de lluvias de este año ha provocado pérdidas estimadas en un 80% en el cultivo de este cereal, que es el principal componente de la agricultura marroquí en cuanto a superficie cultivada.
También las actividades frutihortícolas y ganaderas se ven seriamente afectadas.
Plenamente consciente de este problema y seriamente preocupado por el bienestar de su pueblo, el Rey Mohammed VI ha impartido Altas Orientaciones Reales para que el Fondo Hassan II para el desarrollo Económico y Social destine inicialmente trescientos millones de dólares de una partida que alcanzará a unos mil millones de dólares (10.000 millones de dirhams) para financiar un programa de emergencia para paliar los efectos de la sequía que se basa en tres ejes principales:
– Gestión del agua para optimizar la preservación de los planteles animales y vegetales.
– El establecimiento de seguros agrícolas para compensar a los productores afectados.
– Asistencia financiera a los productores agrícolas para que puedan afrontar los mayores costos del trigo y forrajes y, al mismo tiempo, realicen inversiones innovadoras en sistemas de riego allí donde es posible.
La preocupación del Rey Mohammed VI por lo problemas derivados del cambio climático no son algo nuevo.
El Rey de Marruecos es uno de los estadistas mundiales que más ha trabajado para la adopción de medidas que contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático y el calentamiento global de allí la apuesta que ha hecho Marruecos a las energías limpias renovables (solar y eólica) y la implementación de programas de reforestación.
En este contexto Marruecos ha albergado en 2001 la VII Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y quinde años después, en 2016, la XXII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 22) en 2016. Ambos eventos internacionales se realizaron en la ciudad de Marrakech.
En Marruecos la lucha contra el cambio climático se ha convertido en una política de Estado.